El terrorismo en el País Vasco es una cuestión de orden público, pero el verdadero peligro es el hecho diferencial catalánFELIPE GONZÁLEZ (1984)

¿Qué le ha pasado al PSOE? La cara de Felipe González lo explica. Alguien dijo que la historia había sido excesivamente benévola con González. Si es así, él mismo, con las declaraciones explosivas del pasado miércoles y las presiones a Pedro Sánchez para que deje gobernar a Rajoy, se habrá situado exactamente en su lugar de la historia. Sólo los numerosos casos de corrupción que estallaron al final de su mandato hicieron posible el ascenso al poder de un personaje tan gris como Aznar. El mal infringido a su partido y al conjunto de la izquierda fue terrible. Más que perder el poder, que es ley de vida, la izquierda perdió el patrimonio de la honestidad. Dos décadas más tarde, después de pasar por las puertas giratorias de las eléctricas y de vagar por el mundo avalando a sus amigos multimillonarios, González no ha podido evitar hacer un último servicio a las fuerzas económicas que sirve, aunque sea a costa de asestar otro golpe a su partido, esperemos que no sea mortal.

Diréis que la terrible situación política española, después de dos elecciones generales sin poder formar gobierno, merece soluciones drásticas. Sin embargo, coaliciones de gobierno entre partidos rivales son una práctica frecuente en Europa. Pero ningún país europeo tiene una derecha como la española. En ningún país europeo se podría presentar a las elecciones un personaje tan rodeado de corrupción como Rajoy ni presidir un partido imputado por obstruir la Justicia. Permitir, aunque sólo sea con una abstención, que Rajoy vuelva a asumir la presidencia del gobierno es suicidarse políticamente, además de hacerse cómplices de su corrupción.

De esto es bien consciente González y los diecisiete dimisionarios de la Comisión ejecutiva del PSOE. Por algo, los diecisiete no explican claramente que son partidarios de dejar gobernar al PP. Entonces, ¿por qué han reaccionado de forma tan virulenta, sumiendo al partido en un caos pavoroso? Porque no pueden consentir que Sánchez intente formar una mayoría con Podemos y los soberanistas catalanes. Rodríguez Ibarra, Susana Díaz… han incitado tanto a su electorado contra los catalanes que ahora no podrían justificar que pactan con ellos para gobernar España.

Y la pregunta es: ¿cómo ha llegado a estas posiciones tan extremas el PSOE, si sólo hace treinta años que en sus estatutos proclamaba el derecho de autodeterminación de todos los pueblos de España? En esta deriva jugaron un papel fundamental González y Guerra, alertando del verdadero peligro del hecho diferencial catalán, en lugar de asumirlo y respetarlo. Pero, sobre todo, los medios de comunicación de la capital han fomentado la fobia anticatalanista. Cuando el anticatalanismo empezó a dar réditos electorales, el Partido Popular se apuntó en cuerpo y alma, hasta el punto de recoger firmas contra el Estatuto de Autonomía de Cataluña, además de presentar un recurso al Tribunal Constitucional. Y los llamados barones del PSOE, de Extremadura, de Andalucía, de Castilla… en lugar de defender su modelo federal, se apuntaron a la escalada verbal contra Cataluña. Para arrastrar al PSOE a estas posiciones ha jugado un papel fundamental el diario El País, referente de la izquierda española. Y, sin embargo, la batalla por la españolidad la ha ganado el PP. Así que, impuesta Susana Díaz, el PSOE lleva camino de quedar acantonado en Andalucía y en Extremadura, y quedar como una opción testimonial en la mayor parte del Estado.