La semana pasada tuvimos que resintonizar los aparatos de televisión por mor del reordenamiento de los múltiples digitales. Era la excusa de los gobiernos del PP para hacer desaparecer dos canales de televisión en catalán en Baleares: el 3/24 y el K3/33. De este modo, en las Islas Baleares, la oferta de televisión pública en catalán queda reducida al canal internacional TV3-CAT, a las emisiones mixtas catalán-castellano de IB3 y a los informativos regionales de TV1. En cuanto a los canales privados en catalán, únicamente disponemos del Canal 4 en Mallorca y TEF en Ibiza y Formentera. Todo esto, lo pensaba mientras la sintonización automática del aparato iba encontrando decenas y decenas de canales, todos ellos en castellano, excepto los mencionados. Por curiosidad me entretuve en mirar los contenidos y llegué a la conclusión de que la mayoría de canales son totalmente prescindibles: venta por televisión, tiradores de cartas, tertulianos expertos en todas las materias, adoctrinadores de ideología fascista …

Luego, miré la oferta de las televisiones de pago: Movistar ofrece más de 80 canales con una oferta variada de cine, deportes, programas infantiles, documentales …, ninguno de ellos en catalán; Canal Plus oferta 150 canales de televisión, también muy variada, todos en castellano, excepto algunos en inglés, alemán, francés, italiano, portugués y, incluso, en árabe, pero ninguno en catalán.

Es evidente, por tanto, que los motivos por los que se impide la recepción de más canales en lengua catalana en Baleares son de todo menos técnicos. Y tenemos suerte, porque en Valencia no pueden sintonizar ni un solo canal en catalán, o valenciano, como dicen allí.

Las conclusiones son evidentes. Los sucesivos gobernantes de España no han tenido en cuenta la realidad lingüística a la hora de legislar y regular el uso de las lenguas oficiales del Estado en el espacio audiovisual. O, para ser más exactos, sí han tenido en cuenta la realidad de plurilingüismo y, expresamente, la han ignorado o perseguida, con la clara intención política de perpetrar la hegemonía del castellano en todos los territorios del Estado.

Es evidente, por tanto, que la desaparición progresiva de canales en catalán responde a la voluntad política -en la mala voluntad- de atacar a las lenguas oficiales distintas del castellano. En primer lugar, los sucesivos gobiernos centrales, tanto del PP como del PSOE, que nunca han querido establecer unos mínimos de presencia de las distintas lenguas oficiales del Estado en el espacio audiovisual. En segundo lugar, el gobierno presidido por José Ramón Bauzá, que ha perseguido de manera obsesiva nuestra lengua, ya sea en la función pública, la enseñanza o en la radio y televisión públicas. Esto justifica el título de este escrito. Nunca un pueblo había tenido unos gobiernos que persiguieran con tanto ensañamiento su lengua y cultura. Tal persecución se podía esperar -no justificar- de una monarquía absolutista que impuso la cultura, la lengua y las leyes castellanas por la fuerza de las armas. Se podía esperar de dos dictaduras, especialmente, de la más sanguinaria del general Franco. Pero nunca habríamos esperado recibir unos ataques cargados de tanto odio por parte de gente de casa, de linajes mallorquines. Ningún Pueblo se merece tales gobernantes, enfermos de autoodio, que atacan lo que más identifica y define un Pueblo: su lengua y cultura.