Es una mujer luchadora, valiente y sacrificada, rayando en el heroísmo. Tanto como puedan serlo Aminatou Haidar, las madres argentinas de la Plaza de Mayo o la birmana Aung San Suu Kyi. Se llama Victoire Ingabire y hace cinco meses tuvo la osadía de volver a su país natal, Ruanda, para presentarse como candidata a las próximas elecciones presidenciales que tendrán lugar en agosto, y entonces empezó su calvario.