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La UE y los grandes poderes globalistas tienen un problema [Joan Carrero, 24.12.17]

Tras conocerse los resultados electorales, el president Carles Puigdemont se expresó con precisión y contundencia: “la República Catalana ha ganado a la monarquía del 155. El Estado español ha sido derrotado. […] Tanto el Gobierno español como el IBEX 35 y Europa deben tomar nota de la victoria independentista”. Este 21 de diciembre, 2.063.361 catalanes votaron por la independencia. Quedaron en el mayor de los ridículos todos aquellos que estaban empeñados en convencernos de que en el referéndum del 1-O, en el cuál el sí obtuvo 2.034.038 votos, hubo un fraude masivo. Fraude -decían- obra de unos dirigentes sociales y políticos enloquecidos. Calificativo, este de “enloquecidos”, utilizado ¡hasta por el mismo Juan Carlos Monedero para justificar el 155! Mientras que Pablo Iglesias, cuya mediática imagen fue el símbolo mismo de un movimiento autodenominado “Podemos”, ya se había dedicado antes a desacreditar a los líderes del independentismo diciendo que “prometer lo que no se puede cumplir [prometer cosas que no Podemos lograr] es estafar a los ciudadanos”. Pero lo cierto es que el 1-O fue todo un hito, una fecha histórica en la que en el independentismo no hubo engaño sino honestidad, generosidad y heroicidad a raudales. Su misma incapacidad de reconocerlo coloca a todas estas gentes en una posición aún más ridícula.

Desde mi punto de vista, la más importante cuestión en el ámbito estrictamente español está en saber qué harán sus señorías del IBEX 35, que son quienes verdaderamente deciden todo a pesar de que nadie los haya elegido ni ocupen ningún escaño. Unas señorías que incluso son capaces de crear nuevos partidos ad hoc (¿solo Ciudadanos?) o de infiltrar (¿se acuerdan de Isidoro Felipe González?) y manipular los ya existentes. ¿Empezarán a aceptar que no les va a resultar nada fácil “reeducar” y “reconducir” a más de dos millones de independentistas catalanes que parecen estar lo suficientemente decididos a no dejarse manejar, ni menos aún humillar, por nadie? ¿Dejarán de sermonearnos un día sí y otro también sobre la imprescindible “estabilidad” (la del sometimiento a sus intereses y reglas) y de amenazarnos con marcharse de Catalunya? ¿Tendrán la honestidad de reconocer que su subjetiva y cacareada estabilidad será una “utopía” -es increíble… ¡capitalistas utópicos!- mientras más de dos millones de catalanes sigan defendiendo su propia utopía independentista con el mismo coraje que lo hacen ahora? ¿O piensan lograr en Catalunya esa estabilidad con operaciones parecidas a las que en Euskadi han ido convirtiendo al independentismo en un movimiento minoritario? Pero el “problema” es que en Catalunya no tienen la excusa del terrorismo. ¿O acaso creen que conseguirán la condena por delito de odio de millones de manifestantes pacíficos y sonrientes, por más informes que la Guardia Civil o la Fiscalía puedan “cocinar”? ¿Y cómo quieren disimular el enorme odio que destila aquel reiterado “a por ellos”? ¿Tan seguros están de la capacidad manipuladora de sus grandes medios?

Pero estoy convencido de que la verdadera cuestión de fondo sobrepasa nuestras fronteras nacionales. No olvidemos que decisiones de una trascendencia incomparablemente menor que la de la independencia de Catalunya fueron impuestas al Gobierno español desde el exterior. Baste citar la decisión de rescatar Bankia. Fue sobre todo el entonces secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, el que la impuso al ministro español de Economía, Luis de Guindos. Aunque otros países también presionaron al ministro en las reuniones del G-20, del Eurogrupo y desde el BCE, fueron las cinco llamadas del secretario del Tesoro a nuestro ministro las que resultaron decisivas. Llamadas en las que le prometió que el Fondo Monetario Internacional le concedería todo el dinero que fuese necesario.

Mucho más conocida es la imposición desde el exterior de otra decisión aún más importante: la de la modificación de la Constitución a fin de fijar un límite al déficit público, aunque el forzar los plazos de modo drástico significase la imposición de duros recortes sociales, el estrangulamiento de tantas economías domésticas, etc. José Luis Rodríguez Zapatero cerró su segunda legislatura cediendo a las coacciones de los grandes financieros globalistas, que esta vez utilizaron a otro de sus hombres, el presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet. Precipitadamente, y cuando ya estaba a punto de disolverse el Parlamento, el PSOE y el PP modificaron la “intocable” Constitución, tan solo dieciocho días después de que el presidente español recibiese en agosto de 2011 la ahora conocida carta, pero antes “estrictamente confidencial”, del presidente del BCE.

Así que la pregunta clave sería esta: ¿Cómo van a seguir moviendo sus piezas estos grandes poderes globalistas en esta región europea que es Catalunya? Seguro que las mueven desde detrás de las bambalinas, porque es mucho más que Catalunya lo que ahora está en juego. Son poderes que tienen un largo historial no solo de golpes de Estado más o menos encubiertos, que incluso implicaban a veces el asesinato de presidentes, sino también de creación de líderes, alternativas y soluciones “progresistas” cuando lo requerían o estaban dadas las circunstancias. Por eso me asaltan interrogantes como estos: ¿Hasta dónde permitirán que se tense la cuerda? ¿Cuál será para ellos el menor de los males? Es evidente que les está molestando sobremanera un Procés protagonizado por ciudadanos políticamente despiertos y altamente movilizados. Pero seguro que tampoco les interesa que crezca un anti europeísmo que haría peligrar su proyecto de centralización de la capacidad de decisión y de concentración del poder. Un anti europeísmo que ciertamente crecerá si la UE sigue tolerando tantos desmanes judiciales y tanta violencia policial contra los catalanes independentistas. Para no alargarme más por hoy, mi conclusión sería ya esta: no es solo el establishment español el que tiene un serio problema sino también la Unión Europea y los grandes poderes globalistas.



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3 comentarios

  1. Anónimo

    Acaso un vulgar delincuente huido de la justicia reconoceria su error?… Que sea consecuente con sus actos y venga a que se le juzgue y a la vez tenga oportunidad de defenderse…. Sinceramente creo que si esta tan convencido de lo que dice no tendría inconveniente en que se le hiciera un análisis psicológico imparcial, uno de Bruselas mismo… Al menos sabríamos si tanta gente sigue a un visionario o a un desequilibrado

  2. Antonio hidalgo martinez

    K dices sonada estas mintiendo fijate indep.34+32 +4 =70 mayoria palurda porque mientes el plan a salido bien unos se quedan y otros se van para convercer en Europa atontades pensar un poco k para algo teneis ????

  3. Framcisca

    Señor Puidemon con todo mi tespeto
    Deje de vender Humo An ganado en escaños por la forma de ajudicar
    los diputados pero en votos an perdido
    Las Empresas se an hido u Cataluyia lan an aruinado y la an dividido y Usted a huido como un burgar delicuente al menos el Señor Junqueras a dado la cara y ha asumido su respondabildad pero Usted no a sido capaz ni de eso vuerva y de la cara y si no quedese en Bruselas para siempre
    franca mente no lo echamos de menos