Una y otra vez a lo largo de la historia de Estados Unidos desde principios del siglo XIX, las elecciones han sido robadas –no ganadas– a nivel federal, estatal y local.

Mi propia ciudad, Chicago, es notoria por su política sucia, elecciones amañadas con una larga tradición, cosas controladas por la máquina demócrata.

«Big Bill» Thompson fue el último alcalde republicano de la ciudad, de 1927 a 1931. Durante casi los últimos 90 años, la máquina demócrata de Chicago ha controlado la política de la ciudad.

El profesor de ciencias políticas de la Universidad de Illinois, Dick Simpson, explicó que la sucia reputación de la política de Chicago «es verdadera».

En 1931, el alcalde Anton Cermak creó la máquina demócrata, ganando las elecciones a la antigua usanza, robando la forma en que funcionaba.

El fraude electoral de la máquina desalentó a los políticos de los partidos rivales a postularse para alcalde y concejales.

Durante su mandato como alcalde entre 1955 y 1976, Richard J. Daley afinó la política de la máquina en la ciudad.

Su hijo Richard M. fue alcalde de Chicago de 1989 a 2011.

Entre ambos, padre e hijo Daley dirigieron la ciudad durante casi medio siglo.

Ellos en su tiempo y los demócratas de hoy son ganadores automáticos cuando se celebran elecciones para alcalde.

En las elecciones presidenciales de 1960, la máquina de Daley fabricó un gran número de votos para JFK.

Según Simpson, hubiera ganado Illinois sin los chanchullos de Chicago a su favor.

Los trucos sucios electorales en Chicago incluían mantener a los residentes fallecidos de la ciudad en las listas de votantes, incluso llenar tarjetas de registro de votantes con nombres de lápidas.

Según Simpson y exreporteros políticos, a los residentes de la ciudad se les prometió unos cuantos dólares, una buena comida y bebidas en un pub local si votaban el día de las elecciones por los candidatos «correctos».

Los jefes de distrito rellenaron las papeletas de los residentes de la ciudad, haciendo lo mismo con otros que no se presentaron a votar.

Los miembros del comité de distrito rellenaron las papeletas de los residentes de los asilos que no pudieron ir a los colegios electorales.

Las cosas hoy en día son diferentes de la política de la era Daley pero aún son sospechosas.

«Vote anticipadamente y a menudo», como se dijo una vez en la ciudad, es en gran parte cierto hoy en día para la legítima votación anticipada de votos por correo.

La carrera por la Casa Blanca en 2020 será recordada algún día como uno de los ejemplos más flagrantes de fraude electoral en Estados Unidos.

Antes del amanecer del miércoles por la mañana, los registros de seis cifras en Wisconsin y Michigan, y de siete cifras en Pensilvania, fueron 100% para Biden, borrando la ventaja de Trump en estos estados.

En los anteriores, Georgia, Nevada, y probablemente otros, los votos de los antiguos residentes del estado –ahora fallecidos– y otros que ya no residen en diversos estados fueron contados para Biden y no para Trump.

Así como los votos por correo sin matasellos y otros recibidos después de la fecha límite de votación.

Incontables cantidades de papeletas en estados indecisos que deberían haber sido tiradas se agregaron al cómputo de Biden.

Al menos en Wisconsin, Michigan y Pennsylvania, los demócratas controlaron el recuento de votos, mientras que a los observadores republicanos se les impidió verlo de cerca durante la mayor parte del proceso.

Cuando las ventajas significativas de un candidato se evaporan de la noche a la mañana, los chanchullos son probablemente los responsables.

Eso es precisamente lo que le pasó a Biden con respecto Trump en los estados clave en los que Donald Trump probablemente ganó, aunque los funcionarios demócratas estatales afirman falsamente lo contrario.

Según Federalist.com, «la evidencia (de) fraude (en los estados clave) se está acumulando rápidamente», agregando:

«Testigos presenciales» cuentan una historia de «falsos matasellos (o ninguno) en las últimas papeletas de voto por correo».

El Partido Republicano: «los observadores de la votación estaban siendo presionados y mantenidos lejos de las mesas de recuento en Detroit».

«Se han descubierto fallos de software que cambian los votos de Trump a Joe Biden en Michigan, y el mismo software se está utilizando en otros estados disputados».

Cerca del 90% de participación en Wisconsin levanta banderas rojas automáticas.

La casi unanimidad entre los medios de comunicación para Biden respecto a Trump durante la campaña y sus resultados, en particular anunciando al ganador el sábado mientras el recuento de votos continuaba, plantea la pregunta.

¿Fue lo anterior planeado con anticipación, los medios del establishment en connivencia con los demócratas afirmando que Biden había ganado, ahogando los puntos de vista alternativos?

El jueves, durante la conferencia de prensa post electoral de Trump, ABC, CBS, NBC, y MSNBC interrumpieron la conferencia cuando justificadamente alegó fraude electoral en los principales estados indecisos.

Se dice que Trump no cede. Tiene la intención de desafiar el «fraude electoral» a través del proceso judicial.

Nueve jueces del Tribunal Supremo probablemente tendrán la última palabra, una repetición de las elecciones de 2000 en una nueva forma.

La república bananera de Estados Unidos es patente en las elecciones de 2020.

El concepto se refiere a una nación represiva, no democrática, a veces políticamente inestable.

Es un país en el que un pequeño porcentaje de la población tiene una parte desproporcionada de riqueza y poder.

Donde la gente común es explotada, no servida.

Donde los beneficios son privatizados y los hogares trabajadores soportan la carga de la deuda.

Una cleptocracia dirigida por fuerzas oscuras, cómplice de intereses monetarios, beneficiándose a expensas de la mayoría.

En Estados Unidos, envueltos en la bandera estadounidense, los medios de comunicación dominantes apoyan lo que requeriría ser expuesto y denunciado.

Las elecciones cuando se celebran son una farsa. Intereses poderosos dirigen las cosas. La gente común no tiene voz ni voto.

Las elecciones de 2020 son uno de muchos ejemplos. Los intereses del estado profundo son los únicos que deciden las cosas.

Si son para Biden/Harris por encima Trump, lo que parece probable, el actual mandatario será un presidente de un solo mandato.

El proceso funciona de la misma manera en todas las repúblicas bananeras, incluyendo las que se hacen pasar por democracias, en particular Estados Unidos desde su creación hasta el día de hoy.

Fuente: Stephen Lendman


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