Los estadounidenses están enterándose de los resultados de un reciente estudio sobre las violaciones masivas perpetradas en la República Democrática del Congo, aunque la mayoría no vincula ese horror con las políticas de su gobierno en África. Las violaciones masivas son sólo uno de los aspectos de un genocidio que se ha llevado ya seis millones de vidas en el Congo. Los títeres de EEUU han facilitado que se cumplan los objetivos de Washington para crear un caos que beneficia a las corporaciones multinacionales.

¿Cuál debería ser la respuesta humana adecuada ante ese nuevo estudio que estima que dos millones de mujeres han sido violadas en el Congo? La reacción natural es el horror, la indignación y exigir que alguien haga algo. Pero uno no puede hacer nada eficaz a menos que comprenda por qué está perpetrándose, especialmente en ese país, una atrocidad tal contra las mujeres y por qué a unos niveles tan horrendos.

Gran cantidad de medios de comunicación han recogido el estudio desde que el American Journal of Public Health anunció sus resultados la pasada semana. Sospecho que la reacción de la mayor parte del público estadounidense ha sido ésta: “¡Oh, esos africanos que son incapaces de comportarse como seres humanos civilizados!” Y a esos estadounidenses ni se les ocurre ponerse a pensar que es su propio país el principal autor de los crímenes que han convertido zonas de la RDC en un lugar infernal para las mujeres y las niñas. Estados Unidos es el principal responsable de un crimen aún mayor que el de las violaciones masivas en un solo aspecto: la muerte de seis millones de seres humanos, la mayor pérdida de vidas habida en cualquier conflicto desde la II Guerra Mundial, y el segundo genocidio de congoleños en el espacio de un siglo.

Glen Ford, locutor y analista de radio desde hace casi cuatro décadas, cofundador en 1977 del America’s Black Forum y más tarde del Black Agenda Report.