En una entrevista con Consortium News, un líder de la independencia y miembro del parlamento español le dice a Attilio Moro que los catalanes no han terminado de buscar la separación de Madrid.

“Libertad para los presos políticos”, dicen pancartas colgadas en cientos de balcones desde la Plaça Catalunya hasta Las Ramblas, y desde la Vila de Gracia hasta el Barrio Gótico. Piden libertad para los muchos líderes populares que exigían la independencia de España y que fueron arrestados. Y por la libertad de Carles Puigdemont, el expresidente de la Generalitat de Catalunya, que fue arrestado en marzo por las autoridades alemanas. Un juez alemán ha rechazado la solicitud de extradición de España el 19 de julio. Se enfrentaría a cargos de rebelión y sedición si regresara a España.

Puigdemont había escapado a Bélgica después del referéndum de independencia del 1 de octubre de 2017 con la policía española pisándole los talones. Los agentes del servicio secreto de Madrid escondieron un rastreador GPS en el automóvil en el que viajaba desde Helsinki, donde había asistido a una conferencia, de regreso a Bruselas. Ahora está en Hamburgo, bajo vigilancia de la policía alemana.

Ocho ministros del gobierno catalán disuelto (el vicepresidente Junqueras, Josep Rull, Dolors Bassa, Meritxell Borràs, Joaquim Forn, Carles Mundó, Jordi Turull y Raül Romeva) están o han estado detenidos en cárceles de Madrid, acusados ​​de haber amenazado la integridad de España. Siete líderes de la independencia e intelectuales escaparon a Escocia, Bélgica y Suiza para evitar el arresto.

No se usaron armas o violencia cuando estos líderes organizaron el referéndum de la independencia abrumadoramente exitoso, que según Madrid violaba la constitución española. Los arrestos se realizaron para prevenir que el referéndum fuera implementado.

A principios de este mes en la sede del Partit Demócrata, uno de los dos grandes partidos independentistas catalanes, conocí a Sergi Miquel, un líder de la independencia y miembro del parlamento nacional.

«Mi generación nunca había visto tomar este tipo de medidas, pensábamos que pertenecían al pasado, a la época de Franco», me dijo. «Pero todo esto está sucediendo hoy en día en España, en Europa: los diputados y gobernantes democráticamente elegidos son arrestados y detenidos por razones políticas. El juicio vendrá en otoño. Se arriesgan a penas de hasta treinta años de prisión».

Le pregunté a Miquel si el nuevo gobierno minoritario español del primer ministro socialista Pedro Sánchez estaría más dispuesto a comprometerse que el exprimer ministro Mariano Rajoy.

«En dos años habrá nuevas elecciones en España, y ninguno de los partidos políticos hablará con nosotros de igual a igual para no perder a los votantes españoles que están en contra nuestra», dijo Miquel. «Nuestros líderes incluso pueden recibir un castigo ejemplar. Mucho dependerá de Europa: la UE debería dejar de hacer la vista gorda a esta flagrante violación de la democracia y los derechos humanos que sucede en su territorio».

El 9 de julio, Sánchez y Quim Torra, el primer ministro de Cataluña que tomó el relevo Puigdemont, se reunieron en Madrid para tratar de reactivar el diálogo. Acordaron reanudar las reuniones entre los ministros españoles y catalanes después de siete años. Y discutieron la posibilidad de conmemorar conjuntamente el ataque terrorista de Barcelona del agosto pasado. Pero Sánchez estaba firmemente en contra de que Cataluña celebrara un nuevo referéndum sobre la independencia.

La independencia aguarda

Le pregunté a Miquel qué se podía hacer mientras tanto por los prisioneros catalanes. «Desafortunadamente no mucho», dijo. «Desde marzo pasado, a las familias de los presos se les ha concedido solo un día para viajar a ver a sus familiares durante 45 minutos en una cárcel de Madrid. Pedimos, y las organizaciones humanitarias deberían unirse a nosotros, que al menos sean trasladados a una prisión en Barcelona. Por supuesto, esperamos una amnistía, ya que no se ha cometido ningún delito grave. Esperamos que el nuevo gobierno, después de las próximas elecciones, esté formado por el Partido Socialista y el grupo político menos hostil para nosotros, Podemos».

Miquel no descartó que el gobierno catalán organice un nuevo referéndum sobre la independencia, a pesar de los arrestos y la violenta represión contra los votantes la primera vez. «Podemos sufrir fracasos y dificultades, pero nuestro camino está fijado», dijo.

Miquel dijo que incluso buscar más autonomía de Madrid, al menos a corto plazo, sería difícil.

«Estaríamos dispuestos», dijo. «Pero el gobierno español no lo concederá. Por el contrario, están erosionando lentamente la poca autonomía que conseguimos en los últimos 50 años. Los vascos hoy son mucho más autónomos que nosotros. Queremos que nuestro derecho a la autodeterminación sea reconocido en España y Europa. Sabemos que el proceso será largo y complejo. Tendremos que enfrentarnos a otras dificultades, arrestos y violaciones de derechos. Pero sabemos que al final de nuestro camino la independencia está esperando».

Attilio Moro es un veterano periodista italiano que fue corresponsal del diario Il Giorno de Nueva York y trabajó anteriormente tanto en la radio (Italia Radio) como en la televisión. Ha viajado mucho, cubriendo la primera guerra de Irak, las primeras elecciones en Camboya y Sudáfrica, y ha informado desde Pakistán, Líbano, Jordania y varios países latinoamericanos, incluidos Cuba, Ecuador y Argentina. Actualmente es corresponsal de asuntos europeos en Bruselas.