El Día de los Derechos Humanos se celebra cada año el 10 de diciembre, aniversario de la adopción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1948. En este 10 de diciembre de 2021, los habitantes de la región de los Grandes Lagos, entre los que me incluyo, y todos los interesados en la situación política de esta región, tienen derecho a preguntarse si este día tiene el mismo significado que el 10 de diciembre de 1948.

En efecto, la región de los Grandes Lagos vive desde hace más de dos décadas conflictos interminables que, según algunas publicaciones, han causado la muerte de más de cinco millones de personas, sobre todo en el este de la República Democrática del Congo (RDC), por no hablar de los conflictos abiertos que cuestan muchas vidas humanas en esta parte del mundo.

Los conflictos en la región de los Grandes Lagos son fundamentalmente el resultado de la ausencia total del Estado de Derecho y de los efectos que de ello se derivan. Entre ellos, la ausencia de democracia multipartidista. En los países de la región de los Grandes Lagos existe más bien una fachada de democracia caracterizada por una cultura de la impunidad, el incumplimiento de los derechos humanos y las libertades de los ciudadanos, la mala gobernanza y la mala gestión de los recursos económicos.

En diciembre de 2020, el Consejo de Seguridad adoptó por enésima vez la estrategia para la consolidación de la paz y la prevención y resolución de conflictos en la región de los Grandes Lagos. Esta estrategia se basa en tres pilares: a) la paz, la seguridad y la justicia; b) el desarrollo sostenible y la prosperidad compartida; c) la resiliencia ante los viejos y nuevos desafíos[1].

Estas estrategias, que el Consejo de Seguridad no deja de recordar, nunca se han puesto en práctica y, por tanto, no traen la paz al ciudadano de a pie de los países de la región de los Grandes Lagos de África, porque en el mundo globalizado de hoy los intereses económicos tienen prioridad sobre los derechos humanos fundamentales.

Por ejemplo, en 2010, la ONU publicó un informe cartografiado en el que se documentaban las más graves violaciones de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario cometidas en la RDC entre marzo de 1993 y junio de 2003[2].

En este informe, la Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación del Congo (AFDL), respaldada por Ruanda, fue identificada como autora de diversos crímenes. Ante estas acusaciones, los altos funcionarios ruandeses han dedicado tiempo, energía y esfuerzo a defenderse ante la comunidad internacional de las acusaciones de participación en el conflicto de la RDC. A pesar de estos esfuerzos de defensa, la reputación de Ruanda como instigadora del conflicto y explotadora ilícita de minerales en el este de la RDC seguirá siendo siempre una fuente de desconfianza, especialmente entre el pueblo congoleño y ruandés, pero también en la relación entre Ruanda y la RDC hasta que estas acusaciones se aclaren de una vez por todas.

Además de estos conflictos abiertos en la RDC, también existen conflictos latentes entre Ruanda y sus otros vecinos. En 2015, las relaciones entre Ruanda y Burundi también se deterioraron. Burundi acusó a Ruanda de orquestar un golpe de estado fallido, mientras que las autoridades ruandesas acusan a su vecino del sur de albergar a rebeldes que quieren derrocar su poder. La frontera entre Ruanda y Burundi lleva mucho tiempo cerrada.

En 2018, surgieron problemas entre Ruanda y Uganda. Ruanda se quejó de que Uganda estaba deteniendo a ruandeses que vivían en Uganda y que estos ruandeses estaban siendo torturados o sometidos a tratos crueles, inhumanos y degradantes. Las autoridades ruandesas también acusan a Uganda de apoyar a grupos rebeldes que intentan derrocar al actual gobierno de Ruanda. La frontera entre Ruanda y Uganda también está cerrada desde hace varios meses.

El cierre de las fronteras priva a los ciudadanos de a pie de estos países de su libertad de circulación, en violación del artículo 13 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Mientras celebramos el Día de los Derechos Humanos de la ONU, siguen existiendo focos de inestabilidad y violencia, enfrentamientos transfronterizos, desconfianza y tensión entre los países de la región de los Grandes Lagos de África.

Por ello, invito a la comunidad internacional, especialmente al Grupo de Contacto Internacional de la Región de los Grandes Lagos de África, a que ayude a los países de esta parte del mundo a encontrar una solución adecuada e integradora.

Es deplorable constatar que en la estrategia de la ONU mencionada anteriormente no se ha consultado a algunos actores ruandeses clave y, no obstante, Ruanda está en el centro de todas estas tensiones.

Las violaciones de los derechos humanos en Ruanda se describen detalladamente desde hace más de una década en los informes anuales de la Unión Europea sobre derechos humanos y democracia, publicados en el sitio web del Servicio Europeo de Acción Exterior[3]. Además, durante la 37ª sesión del Examen Periódico Universal sobre los derechos humanos en Ruanda, celebrada en Ginebra en enero de 2021, representantes de varios Estados miembros de la ONU expresaron a los delegados de nuestro gobierno su preocupación por las violaciones de los derechos humanos en Ruanda[4].

Todas estas violaciones están provocando que algunos ruandeses abandonen el país y que muchos de ellos se reagrupen en diferentes organizaciones armadas o no, lo que a medio y largo plazo constituye una amenaza para la seguridad de Ruanda.

Siempre he sostenido que si no se resuelve el problema político de Ruanda, será imposible llevar la estabilidad a la región.

Sigo convencida de que las dificultades políticas, sociales y económicas a las que se enfrenta mi país sólo podrán superarse si nuestro gobierno se ve obligado a realizar hoy las reformas de gobernanza necesarias. Estas reformas pueden lograrse mediante un diálogo entre todos los componentes de la sociedad ruandesa[5].

Sin estas reformas, será difícil promover el respeto de los derechos humanos en Ruanda y, por lo tanto, evitar y/o detener el derramamiento de sangre que tiene lugar en la región de los Grandes Lagos de África desde hace más de tres décadas.

En este Día de los Derechos Humanos, les invito a escuchar los gritos de esas mujeres violadas, abandonadas a su suerte; pero también a estar atentos a los gritos de esos niños privados de toda vida digna, que viven en una pobreza sin precedentes.

Trabajemos juntos para detener el tráfico de minerales de sangre en toda la región y demos prioridad a la paz, la estabilidad y el desarrollo para todos.

Todos los Estados miembros de la ONU tienen una deuda moral con los pueblos de la región de los Grandes Lagos de África porque, al firmar la Carta de los Pueblos de la ONU, se han comprometido a garantizar el respeto universal y la observancia de los derechos humanos y las libertades fundamentales en todo el mundo. Apelo a su conciencia para detener el derramamiento de sangre en los países de la región de los Grandes Lagos de África.

Victoire Ingabire Umuhoza, Presidenta del Partido DALFA-UMURINZI

[1] https://ungreatlakes.unmissions.org/sites/default/files/s_2020_1168_f.pdf 

[2]https://www.ohchr.org/Documents/Countries/CD/DRC_MAPPING_REPORT_FINAL_EN.pdf

[3] https://eeas.europa.eu/headquarters/headquarters-homepage/82/about-european-external-action-service-eeas_en 

[4] https://www.ohchr.org/EN/HRBodies/UPR/Pages/RWIndex.aspx

[5] https://www.levif.be/actualite/international/pour-un-nouveau-dialogue-inter-rwandais-carte-blanche/article-opinion-1481135.html

Fuente: Le Vif