Es ensordecedor su silencio sumiso, que debería ser penalmente punible, frente al último y gravísimo atentado terrorista de Estados Unidos en Europa: la voladura de los gasoductos rusos, que provocará tantas penalidades y sufrimiento a los más desfavorecidos
¿Llegaremos a ver un día cómo son juzgados los actuales líderes políticos europeos por alta traición, así como los presstitutos/as de los medios de manipulación masiva por cargos igualmente gravísimos? ¿Por qué motivo el juicio a los que colaboraron con quienes desencadenaron la Segunda Guerra Mundial no debería repetirse contra quienes ahora están colaborando con aquellos que, ya en 2014, empezaron a provocar en Ucrania el gran conflicto actual para acabar con Rusia, conscientes de que probablemente ello nos llevaría a la Tercera Guerra Mundial?
¿O acaso el juicio a periodistas con responsabilidades criminales es solo para negros? Recordemos que el Tribunal Penal Internacional para Ruanda tenía el mandato de juzgar a los periodistas de las llamadas radios del odio. Mandato que, por desgracia se ejerció de modo arbitrario, partidista e injusto. ¿Por qué motivo no deberían ser juzgados ahora “nuestros” periodistas que tanto instigan al odio y a tantos crímenes de agresión internacional y crímenes de guerra?
La primer parte de este artículo concluía con la alarmante probabilidad de que el mundo esté a las mismas puertas de un Apocalipsis Final. Pero aún sin llegar a un Apocalipsis Final, la voladura de los dos gaseoductos ruso-germanos representa una catástrofe de una enorme magnitud no solo para aquellos a quienes califico como “los más desfavorecidos” en el encabezado de este artículo, sino también para los pequeños y medianos empresarios que van siendo devorados día a día por las élites “filantrópicas”. Incluso para las grandes empresas energéticas europeas, que enumeraba Pepe Escobar en el artículo titulado “Alemania y la Unión Europea han recibido una declaración de guerra”.
Por todo ello, inicio esta segunda parte con otro más de los muy buenos artículos que, sobre este tremendo acto de terrorismo internacional, fueron apareciendo en la Red a partir del pasado 28 de septiembre. En él se destaca, más que en otros, la magnitud del destrozo económico causado. Y también los conflictos entre Alemania y Estados Unidos, con una referencia especial a la disconformidad e indocilidad de Angela Merkel, que más tarde enfermó. Es el titulado “El bombardeo del oleoducto Nord Stream: ¿Quién se beneficia?”, de Alex Lantier y Johannes Stern:
“El lunes, poderosas explosiones submarinas abrieron enormes agujeros en los gasoductos Nord Stream 1 y 2, que transportan gas natural ruso bajo el Mar Báltico a Alemania. Borbotones de gas de un kilómetro de diámetro están saliendo a la superficie debido a las explosiones, que ocurrieron en aguas danesas. Decenas de miles de millones de dólares en infraestructura vital para financiar la economía de Rusia e impulsar y calentar la economía alemana y europea que están en ruinas.
[…] Aunque los medios europeos acusaron instantáneamente a Rusia de haber bombardeado los oleoductos de Nord Stream, tales cargos se están desmoronando rápidamente.
Incluso el New York Times , normalmente una fuente de agresiva propaganda antirrusa, se abstuvo de culpar a Moscú del bombardeo. ‘A primera vista, parece contrario a la intuición que el Kremlin dañara sus propios activos multimillonarios’, reconoció. ‘Si bien algunos funcionarios europeos se apresuraron a especular sobre la participación rusa, los funcionarios estadounidenses fueron más cautelosos y señalaron la falta de evidencia disponible’, continuó, y señaló que Washington ‘y la mayoría de sus aliados europeos no llegaron a nombrar a ningún sospechoso’.
El ex ministro de Relaciones Exteriores de Polonia, Radek Sikorski, miembro de varios grupos de expertos de la OTAN y casado con la destacada comentarista de política exterior estadounidense Anne Applebaum, sugirió abiertamente que Washington estaba detrás del atentado. Tuiteó una foto de los borbotones de gas natural con la etiqueta: ‘Gracias, Estados Unidos’. Agregó: ‘Ahora $ 20 mil millones en chatarra yacen en el fondo del mar, otro costo para Rusia […]’.
Rusia no tenía ningún motivo para destruir el oleoducto Nord Stream. El conglomerado ruso Gazprom poseía la mitad del oleoducto, junto con accionistas alemanes, franceses y holandeses, y el oleoducto estaba en el corazón de los planes de Moscú para reconstruir los lazos económicos con Europa, siempre y cuando terminara la guerra con la OTAN en Ucrania. No tenía ninguna razón para volar su propio oleoducto.
En 2018, estallaron amargos conflictos entre la administración Trump y Berlín, cuando Trump impuso sanciones a las exportaciones de automóviles alemanes a Estados Unidos y exigió que Berlín cerrara el Nord Stream 2.
El 7 de febrero de 2022, mientras intensificaba las amenazas económicas y militares contra el Kremlin antes de la invasión rusa de Ucrania, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden , invitó al canciller alemán Olaf Scholz a Washington para conversar. Durante una conferencia de prensa conjunta con Scholz, Biden se comprometió a destruir el oleoducto Nord Stream 2. ‘Si Rusia invade’, dijo Biden, ‘entonces ya no habrá un Nord Stream 2. Le pondremos fin’.
Cuando se le preguntó cómo haría esto, ya que el oleoducto Nord Stream es propiedad conjunta de Rusia y los ostensibles aliados de Estados Unidos en la OTAN, como Alemania, Francia y los Países Bajos, Biden se negó a responder y simplemente dijo: ‘Os lo prometo, seremos capaces de hacer eso’.
La disolución de la Unión Soviética por parte de la burocracia estalinista en 1991 no solo allanó el camino para que la OTAN emprendiera guerras imperialistas sangrientas desde Irak y Yugoslavia hasta Afganistán, Libia y Siria. Privó a la OTAN de su principal enemigo, que había ayudado a unificar la alianza, y abrió Eurasia a las principales corporaciones estadounidenses y europeas. Las tensiones entre las potencias imperialistas de la OTAN, mientras competían por el reparto del botín de la economía mundial, estallaron.
[…] la entonces canciller alemana, Angela Merkel, pidió a Alemania que ‘luche por nuestro propio futuro’ […].
El impacto en Europa es devastador. Millones de trabajadores en Europa se enfrentan a la posibilidad de heladas este invierno, con los precios del gas aumentando diez veces a medida que Europa reemplaza el gas ruso barato transportado por gasoducto con gas natural licuado estadounidense. Las subidas de precios se magnifican aún más a medida que las monedas europeas caen frente al dólar estadounidense, que está subiendo a medida que la Reserva Federal de EE. UU. aumenta sus tasas de interés. Las empresas europeas de acero, productos químicos y otras, señaló el Wall Street Journal , ‘están trasladando sus operaciones a los EE. UU., atraídas por precios de la energía más estables y un apoyo gubernamental fuerte’.
[…] La burguesía alemana en particular aspira, después de perder dos guerras mundiales, a resurgir como la principal potencia militar de Europa. Este mes, Scholz pidió que Alemania ‘se convirtiera en la piedra angular de la defensa convencional en Europa, la fuerza mejor equipada de Europa’ y exigió un asiento alemán en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Si bien Berlín terminó oficialmente su apoyo a Nord Stream 2 después de la invasión rusa, está planteando el tema de los lazos energéticos renovados con Rusia. Esta semana, Merkel dijo que nunca se debe perder de vista ‘el día después’. Llamó a pensar en lo que es ‘absolutamente inimaginable en este momento, a saber, cómo se pueden desarrollar nuevamente algo así como las relaciones hacia y con Rusia’.
Es más creíble explicar el ataque del Nord Stream, no como un acto de suicidio económico y político de Rusia, sino como una señal enviada por Washington a sus ‘aliados’ de la Unión Europea: ‘Sí, pueden remilitarizarse, pero su energía y la política militar se establecerá en nuestros términos’.
Estos conflictos hacen aún más claros los enormes peligros que enfrentan las masas de trabajadores y jóvenes mientras la OTAN y Rusia se tambalean al borde de una conflagración global total.”
Por su parte, John Laughland, en su artículo titulado “Los estadounidenses lo hicieron”, recuerda hechos tan interesantes como las maniobras realizadas semanas antes en el lugar mismo de los atentados o las insultantes palabras de Victoria Nuland que revelaron que Europa, para el Estado Profundo, se puede ir “a la mierda”:
«En su notable libro La psicología del totalitarismo , el psicólogo flamenco Mattias Desmet explica cómo la psicosis colectiva puede hacer que las personas pierdan sus facultades críticas […].
Desmet está escribiendo principalmente sobre la psicosis coercitiva de la Covid. Pero los mismos argumentos se aplican a la actual psicosis colectiva sobre Rusia. Durante años y décadas, nos han alimentado con historias de terror sobre Rusia. Estas, por supuesto, solo han aumentado en intensidad desde la invasión de Ucrania. Ahora hemos llegado a una situación en la que secciones enteras de los medios de comunicación y sus respectivos gobiernos nacionales afirman creer cosas que son simplemente imposibles.
El último ejemplo es el aparente sabotaje de los gasoductos de Nord Stream. Se ha culpado inmediatamente a Rusia, pero la acusación no es creíble […].
Los estadounidenses se han opuesto al Nord Stream 2 durante años.
Esta es una posición estadounidense de larga data. Bajo la administración Trump, se impusieron sanciones extraterritoriales a las empresas europeas que trabajaban en la construcción del oleoducto […].
Los estadounidenses, junto con los polacos y los ucranianos, han estado montando una vociferante campaña contra el Nord Stream 2 durante años, […]. El ex canciller alemán, Gerhard Schröder, ha sido vilipendiado y casi expulsado de su propio partido por trabajar para Nord Stream 2. Ante toda esta hostilidad, Rusia ha seguido construyendo el oleoducto, completándolo el año pasado ante la absoluta furia de todos los países mencionados anteriormente. ¿Por qué Rusia lo volaría después de gastar miles de millones en él?
Rusia no tiene ningún motivo para destruir los oleoductos, sino que tiene un interés activo en que sigan operativos, incluso por razones políticas.
[…] Mientras Rusia continúa suministrando gas a través de los gasoductos terrestres Yamal y Druzhba (Amistad), y dado que Rusia frustró recientemente un complot para hacer estallar el gasoducto Turk Stream, es increíble alegar que Rusia quiere dejar de suministrar gas a Europa.
Por el contrario, el suministro continuo de gas, que ahora se vende por rublos, ha ayudado a que el rublo se convierta en una de las monedas con mejor rendimiento en el mundo, y su fortaleza permitió al Banco Central de Rusia reducir las tasas de interés y recuperarse del impacto inicial causado por las sanciones de marzo. Rusia tiene todo el interés en seguir vendiendo gas, incluso en las condiciones actuales de guerra económica. De la misma manera, los enemigos de Rusia tienen todos los motivos para quitarle esta influencia a Rusia.
[…] Las explosiones se produjeron a pocos kilómetros o a unas decenas de kilómetros de las costas polacas, danesas y alemanas, todas ellas miembros de la OTAN. Si la OTAN no es capaz de proteger un elemento clave de la infraestructura europea, ¿de qué sirve?
Por el contrario, los estadounidenses realizaron ejercicios en junio de 2022 en Bornholm, la isla danesa donde explotó el oleoducto, probando explosivos submarinos y drones. Entonces, si bien es muy difícil entender cómo los hombres rana rusos podrían haber llevado a cabo una operación en las mismas narices de la OTAN, es fácil ver cómo los estadounidenses podrían haberlo hecho porque estaban practicando eso mismo allí mismo hace tres meses. Tal vez de eso se trataban realmente los ejercicios.
Sin embargo, si usted cree que los rusos podrían haber enviado un escuadrón secreto para volar un oleoducto bajo el Mar Báltico, entonces es inconcebible que volaran su propio oleoducto y no el Baltic Pipe, que (¿casualmente?) se abrió oficialmente justamente el día después del ataque al Nord Stream 2. Baltic Pipe es un proyecto noruego-danés-polaco diseñado para suministrar gas desde Noruega a Dinamarca y Polonia y para reducir la dependencia de Rusia. Si cree que Rusia está tratando de sabotear los suministros de gas de Europa, seguramente debe concluir que, en cambio, volaría el Baltic Pipe. Si Rusia quiere privar a Europa de gas, solo necesita no poner gas en Nord Stream 2, no necesita hacerlo explotar.
La subsecretaria de Estado de EE. UU., Victoria Nuland, quien, como vimos anteriormente, dijo en enero que les había dicho a los alemanes que Nord Stream 2 no seguiría adelante, tuvo una famosa conversación telefónica en 2014 con el entonces embajador de EE.UU. en Kiev, Geoffrey Pyatt, en el que los dos decidieron la composición del nuevo gobierno ucraniano. En un momento, Nuland expresó en términos vulgares pero sucintos la política estadounidense sobre Ucrania: ‘A la mierda con la Unión Europea’.
Eso es exactamente lo que acaban de hacer los estadounidenses. Al menos, eso es lo que piensa el ex Ministro de Relaciones Exteriores y ex Ministro de Defensa de Polonia, Radek Sikorski. Uno de los rusófobos más despiadados en un país muy rusófobo, Sikorski está muy cerca de los servicios de seguridad. El día del ataque, tuiteó de manera muy simple, con una foto del gas burbujeando hacia la superficie del mar, ‘Gracias, Estados Unidos’.”
En otros posteriores artículos de verdaderos expertos en este conflicto seguimos descubriendo o confirmando elementos realmente interesantes e importantes. Es el caso de un nuevo artículo de Pepe Escobar, titulado “¿Quién se beneficia del terror de los oleoductos? Un ataque de la OTAN a la OTAN”, que lleva un clarificador subtítulo: “Las conversaciones secretas entre Rusia y Alemania para resolver sus problemas del Nord Stream 1 y 2 debían evitarse a toda costa”.
En él se dan nuevos datos técnicos sobre la ejecución de los atentados, como los movimientos militares sobre el lugar de los atentados unos días antes de ellos. Se afirma también: “Fuentes diplomáticas confirman que Berlín y Moscú estaban implicados en una negociación secreta para resolver los problemas del NS y el NS2. Así que había que detenerlas, sin disimulos. Desde el punto de vista geopolítico, la entidad que tenía motivos para detener ese acuerdo tiene como anatema una posible alianza en el horizonte entre Alemania, Rusia y China”. Realiza además unas clarificadoras consideraciones llenas de ironía, como no puede ser de otro modo ante tanto absurdo:
“[…] Moscú ya tiene una idea bastante clara de lo que sucedió (los satélites y el monitoreo electrónico funcionan las 24 horas del día, los 7 días de la semana), pero no lo harán público.
La hipótesis se centra en la Marina y las Fuerzas Especiales polacas como autores físicos (bastante plausible; el informe ofrece muy buenos detalles internos), la planificación y el apoyo técnico estadounidenses (extra plausible), y la ayuda de los ejércitos danés y sueco (inevitable, teniendo en cuenta que esto estaba muy cerca de sus aguas territoriales, aunque tuviera lugar en aguas internacionales).
La hipótesis encaja perfectamente con una conversación con una importante fuente de inteligencia alemana, quien le dijo a The Cradle que el Bundesnachrichtendienst (BND o inteligencia alemana) estaba ‘furioso’ porque ‘no estaban al tanto’. Por supuesto que no. Si la hipótesis es correcta, esta fue una operación manifiestamente anti-alemana, con el potencial de convertirse en metástasis en una guerra dentro de la OTAN.
El muy citado Artículo 5 de la OTAN – ‘un ataque contra uno de nosotros es un ataque contra todos nosotros’ – obviamente no dice nada sobre un ataque de la OTAN contra la OTAN. Después de las perforaciones en los oleoductos, la OTAN emitió un dócil comunicado ‘creyendo’ que lo sucedido fue un sabotaje y ‘responderá’ a cualquier ataque deliberado a su infraestructura crítica. NS y NS2, por cierto, no forman parte de la infraestructura de la OTAN. […].
Esta es una declaración de guerra contra Alemania y contra las empresas y los ciudadanos de la Unión Europea, no contra la kafkiana maquinaria eurócrata de Bruselas. No se equivoquen: la OTAN dirige Bruselas, no la jefa de la Comisión Europea (CE) y rusófoba rabiosa Ursula von der Leyen, que es solo una humilde sirvienta del capitalismo financiero.
No es de extrañar que los alemanes estén absolutamente callados; nadie del gobierno alemán, hasta ahora, ha dicho nada sustancial.
[…] Pero, ¿por qué la insignificante Polonia estaría a la vanguardia? Hay una rusofobia atávica, una serie de razones políticas internas muy complicadas, pero sobre todo, un plan concertado para atacar a Alemania basado en el resentimiento reprimido, incluidas nuevas demandas de reparaciones de la Segunda Guerra Mundial.
Los polacos, además, están aterrorizados de que con la movilización parcial de Rusia y la nueva fase de la Operación Militar Especial (SMO), que pronto se transformará en una Operación Antiterrorista (CTO), el campo de batalla ucraniano se moverá hacia el oeste. La luz eléctrica y la calefacción de Ucrania seguramente serán destruidas. Millones de nuevos refugiados en el oeste de Ucrania intentarán cruzar a Polonia.
Al mismo tiempo, existe una sensación de ‘victoria’ representada por la apertura parcial del Baltic Pipe en el noroeste de Polonia, casi simultáneamente con el sabotaje.
[…] Baltic Pipe transportará gas de Noruega a Polonia a través de Dinamarca. La capacidad máxima es de solo 10 mil millones de metros cúbicos, lo que resulta ser diez veces menor que el volumen suministrado por NS y NS2. Por lo tanto, Baltic Pipe puede ser suficiente para Polonia, pero no tiene ningún valor para otros clientes de la Unión Europea.
Mientras tanto, la niebla de la guerra se vuelve más espesa por minutos. Ya se ha documentado que helicópteros estadounidenses sobrevolaron los puntos del sabotaje hace apenas unos días; que un barco de ‘investigación’ del Reino Unido estaba merodeando en aguas danesas desde mediados de septiembre; que la OTAN tuiteó sobre las pruebas de ‘nuevos sistemas no tripulados en el mar’ el mismo día del sabotaje. Sin mencionar que Der Spiegel publicó un informe sorprendente titulado ‘La CIA advirtió al gobierno alemán contra los ataques a los oleoductos del Mar Báltico’, posiblemente una jugada inteligente para la negación plausible.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia fue afilado como una navaja: ‘El incidente tuvo lugar en un área controlada por la inteligencia estadounidense’. La Casa Blanca se vio obligada a ‘aclarar’ que el presidente Joe Biden -en un video de febrero que se ha vuelto viral- no prometió destruir NS2; prometió ‘no permitir’ que funcionara. […].
A muy pocos en la Unión Europea no se les ha lavado el cerebro lo suficiente como para comprender cómo se está preparando Europa para la caída final. […].
La guerra, por parte de aquellos straussianos instalados en el Estado Profundo (neoconservadores y neoliberales por igual) no cederá. Es una guerra contra Rusia, China, Alemania y una variedad de potencias euroasiáticas. Alemania acaba de ser talada. China está observando actualmente, cuidadosamente. Y Rusia, nuclear e hipersónica, no será intimidada.
El gran maestro de poesía CP Cavafy, en Esperando a los bárbaros, escribió ‘Y ahora, ¿qué será de nosotros, sin bárbaros? Esas personas eran una especie de solución’. Los bárbaros no están a las puertas, ya no. Están dentro de su Ciudadela dorada.”
Finalmente recogeré algunas de las consideraciones del artículo “Omertá en la Guerra de Gangsters”. Considero que su autora, Diana Johstone, acierta plenamente al tratar todas estas cuestiones con categorías propias del mundo de las mafias. Se trata de las grandes mafias globalistas, las mayores de nuestro mundo. Es el motivo por el que yo mismo recurro con frecuencia desde hace años al término familias para referirme a las élites “filantrópicas” anglo-occidentales. Además ella centra su artículo en la profundamente despreciable omertá de los líderes políticos europeos. Exactamente lo que he hecho yo, dejándolo reflejado sin equívoco alguno, en el mismo título y subtítulo de mi artículo.
Diana Johstone vuelve a dar nuevas informaciones sobre como fue técnicamente posible el sabotaje. También argumenta que dicho sabotaje ha explosionado no solo toda posibilidad de negociaciones y entendimiento entre las partes en conflicto sino además ha explosionado el despertar de los movimientos pacifistas, que comenzaban a crecer exigiendo el fin de las sanciones y la utilización de los gaseoductos rusos. Se refiere finalmente a las décadas de infiltración en Europa de las élites anglosajonas. Importante y grave cuestión, esta referente a tal infiltración, a la que yo me he referido reiteradamente durante más de una década. Especialmente para argumentar que con tal infiltración en los círculos elitistas de Francia y Bélgica hicieron posible la sanguinaria conquista de Ruanda y Congo, así como el silenciamiento de cualquier voz disidente digna e informada.
«La guerra de gánsteres es lo que haces cuando ya eres el jefe y no permites que ningún forastero entre en tu territorio. Para los señores de Washington, el territorio puede estar prácticamente en todas partes, pero su núcleo es la Europa ocupada.
Por una extraña coincidencia, Joe Biden parece un jefe de la mafia, habla como un jefe de la mafia, tiene una media sonrisa torcida como un jefe de la mafia.
[…] El Mar Báltico es un cuerpo de agua casi cerrado, con estrecho acceso al Atlántico a través de estrechos daneses y suecos. Las aguas cercanas a la isla danesa de Bornholm, donde las tuberías de Nord Stream fueron saboteadas por explosiones submarinas masivas, están bajo vigilancia militar constante por parte de estos vecinos.
‘Parece completamente imposible que un actor estatal pueda llevar a cabo una operación naval importante en medio de esta área densamente monitoreada sin ser notado por los innumerables sensores activos y pasivos de los estados ribereños; ciertamente no directamente frente a la isla de Bornholm, donde daneses, suecos y alemanes confluyen para monitorear la superficie y las actividades submarinas’, escribe Jens Berger en el excelente sitio web alemán Nachdenkseiten.
En junio pasado, informa Berger, ‘La maniobra anual Baltops de la OTAN tuvo lugar en el Mar Báltico. Bajo el mando de la Sexta Flota de EE. UU., 47 buques de guerra participaron en el ejercicio de este año, incluida la fuerza de la flota de EE. UU. alrededor del portahelicópteros USS Kearsarge. De especial importancia es una maniobra particular realizada por la Fuerza de Intervención 68 de la Sexta Flota, una unidad especial para la eliminación de artefactos explosivos y operaciones submarinas de los Marines de EE. UU., la misma unidad que sería la primera referencia para un acto de sabotaje en un oleoducto submarino’.
[…] Berger considera que una gran operación de sabotaje ‘no podría haberse llevado a cabo directamente en las narices de varios estados litorales sin que nadie se diera cuenta’. Pero añade esta inteligente observación: ‘si quieres ocultar algo, lo mejor es hacerlo en público’.
Para poder colocar artefactos explosivos en un gasoducto sin ser notados, se necesitaría una distracción plausible: una razón para bucear cerca de Bornholm sin que se sospeche de inmediato que está cometiendo un acto de sabotaje. Ni siquiera tiene que estar directamente relacionado en el tiempo con los ataques. Los artefactos explosivos modernos pueden, por supuesto, ser detonados a distancia. Entonces, ¿quién ha estado realizando este tipo de operaciones en la zona marítima en las últimas semanas? Da la casualidad de que exactamente la misma fuerza de intervención alrededor del USS Kearsarge estuvo nuevamente en el área marítima alrededor de Bornholm la semana pasada.
[…] el primer significado dramático del sabotaje es que, en adelante, no se puede llegar a ningún acuerdo. Nord Stream 2 habría sido la clave para algún tipo de acuerdo entre Rusia y los europeos. El sabotaje prácticamente ha anunciado que la guerra solo puede intensificarse sin un final a la vista.
En Alemania, República Checa y algunos otros países, empezaban a crecer movimientos pidiendo el fin de las sanciones, en concreto para solucionar la crisis energética poniendo en funcionamiento por primera vez el Nord Stream 2. El sabotaje ha invalidado así la demanda principal de los posibles movimientos de paz en Alemania y Europa.
Este acto de sabotaje es ante todo un sabotaje deliberado de cualquier perspectiva de paz negociada en Europa. El siguiente movimiento de Occidente ha sido que los gobiernos de la OTAN exhorten a todos sus ciudadanos a abandonar Rusia de inmediato. ¿En preparación de qué?
En esta situación catastrófica, los principales medios de comunicación occidentales se preguntan quién podría ser el culpable, y las sospechas automáticamente se centran en… Rusia. ¿Motivo? ‘Subir el precio del gas’ o ‘desestabilizar Europa’: cosas que estaban sucediendo de todos modos. Cualquier idea descabellada sirve.
Los formadores de opinión europeos están mostrando el resultado de 70 años de americanización. Especialmente en Alemania, pero también en Francia y en otros lugares, Estados Unidos ha identificado sistemáticamente durante décadas a jóvenes prometedores, los ha invitado a convertirse en ‘jóvenes líderes’, los ha invitado a Estados Unidos y los ha adoctrinado en ‘nuestros valores’, y les hizo sentir como miembros de la gran familia transatlántica. Están conectados en red en las posiciones más altas en la política y los medios. En los últimos años, se levanta una gran alarma sobre los supuestos esfuerzos rusos para ejercer ‘influencia’ en los países europeos, mientras que los europeos se bañan en la perpetua influencia estadounidense: películas, Netflix, cultura pop, influencia en universidades, medios, en todas partes.
Cuando el desastre golpea a Europa, no se puede culpar a Estados Unidos (excepto al ex presidente Donald Trump, porque el establecimiento estadounidense lo despreciaba y lo rechazaba, por lo que los europeos deben hacer lo mismo). Hay que culpar al malo de la película, Putin.
[…] Oficialmente, hasta ahora, ningún gobierno de la OTAN sabe quién lo hizo. O tal vez todos lo saben. Tal vez esto sea como el famoso misterio de Agatha Christie en el tren Orient Express, donde las sospechas caen sobre todos los pasajeros, y todos son culpables. Y todos unidos en Omertá.”
Hace unos días, en una conferencia de prensa conjunta con un alto diplomático de Canadá, el secretario de Estado Antony Blinken afirmó que Washington considera que el sabotaje de los oleoductos es una “tremenda oportunidad” para reducir en gran medida las importaciones de energía europea desde Rusia. ¿Cómo se atreve a realizar una proclamación tan descarada? Ciertamente todo psicópata se caracteriza por una ausencia total de pudor y complejo de culpa. Pero también por la manipulación y la astucia en un grado enfermizo. Por eso Blinken completó su descarada afirmación precisando que así se podría acabar con los proyectos imperiales de Putin.
De modo que el más sanguinario de los imperios de la historia, de cuyas actuales bases militares, casi un millar, no se libra ni el más recóndito lugar del mundo, califica de imperialismo el hecho de que Rusia quiera recuperar, tras años de paciente espera y pacíficas demandas, unos territorios limítrofes. Unos territorios en los que se habla el ruso; que formaban parte de la Unión Soviética; que desde el Gobierno golpista de Kiev se intenta desde hace años someter, incluso con el asesinato de muchos miles de personas que han sido sistemáticamente masacradas desde 2014; en los que se ha prohibido el uso de su propia lengua rusa; en los que habían sido instalados decenas de laboratorios para la guerra biológica; que iban a ser atacados en breve por un enorme ejército; en los que se iban a emplazar misiles nucleares…
Unos territorios que, en definitiva, están siendo utilizados por la OTAN para intentar someter a Rusia, aunque sea con los métodos más sangrientos imaginables. Unos territorios en los que se acaban de realizar unos referéndums que, por mucho que se critique su realización en una situación de emergencia como la que existe ahora en ellos, son como mínimo la definitiva confirmación de lo que ya decidieron de modo aplastante en mayo de 2014, en unas condiciones mucho menos traumáticas que las actuales. Una decisión de profundo rechazo al régimen de Kiev que hasta incluía el deseo de formar parte de Rusia. Una decisión que en aquel momento Rusia no quiso o no pudo apoyar. Una decisión que no solo no fue respetada por Kiev sino incluso castigada con la mayor crueldad. Si esto es imperialismo, ¿qué se puede decir de las inacabables guerras anglo-occidentales de agresión por todo el mundo?
Richard Black, exsenador estadounidense y coronel retirado: Estados Unidos ha destruido el Nord Stream (Infodefense, 05.10.2022)
Putin, sobre las fugas en el Nord Stream: Ya han pasado a los sabotajes (RT, 30.09.2022)