En mi último libro, La hora de los grandes «filántropos», transcribo íntegra una carta de Paul Kagame en que dice que es fundamental eliminar la mirada occidental en este conflicto porque entorpece su plan sobre el Congo. Por tanto, había que eliminar todas estas miradas lúcidas de gente como Joaquim Vallmajó, Flors Sirera…, que conocían los crímenes y la manipulación informativa del FPR (Frente Patriótico Ruandés). En este sentido, Josep M. Bonet, amigo personal de Joaquim Vallmajó, testificó ante el juez que el misionero catalán les hacía llegar informaciones para que Amnistía Internacional o El País supiesen que «los tutsi han lanzado una campaña mundial de DESINFORMACIÓN para hacer creer que LOS VERDUGOS SON LAS VÍCTIMAS Y LAS VÍCTIMAS, LOS VERDUGOS [las mayúsculas son del propio P. Vallmajó]».
Quim Vallmajó, fiel al estilo de Jesús de Nazaret, puso el testimonio de la verdad por delante de la eficacia, de la vida y la muerte. Por eso tuvo varios enfrentamientos con miembros del FPR antes de ser asesinado. Hay que tener en cuenta que no se hubiera podido hacer lo que se hizo en Ruanda, primero, y en el Congo, después, si no hubiera habido una propaganda masiva que confundió al mundo. Si en un momento dado aparecía una voz autorizada como la del P. Vallmajó, sin intereses en el conflicto y que daba salida internacional a su denuncia de que el FPR estaba cometiendo masacres feroces, había que eliminarlo. Sin testigos molestos, el FPR pudo llevar a cabo su plan macabro…
Consiguieron silenciar su voz, pero el tiempo y la historia siempre colocan las cosas en su lugar. Los tiempos de Dios no tienen los mismos ritmos que el poder de la mentira y la violencia, que es de una eficacia muy inmediata… Entrevista en Catalunya Cristiana