Los hoteleros mallorquines celebraron el Primero de Mayo ofreciendo, a la negociación del nuevo convenio de hostelería, una subida salarial del 8,5% en tres años, frente al 19% propuesto por los sindicatos UGT y CCOO en este mismo periodo.

Uno de los efectos más perniciosos del negocio turístico tal y como se ha desarrollado en Baleares es su impacto en el mercado laboral. No sólo en los sueldos avariciosos sino en la normalización de un panorama basado en la estacionalidad (y, por tanto, en el sistema de medio año de trabajo y medio año de paro) y la desigualdad. Y en la baja o muy baja capacitación de los trabajadores: el abandono escolar prematuro de gran parte de los jóvenes de Baleares, para dedicarse a trabajos mal pagados y nada calificados, es un lastre para el futuro que lamentaremos durante mucho tiempo. Y que tiene consecuencias corrosivas para el conjunto de la sociedad, en forma de bajo nivel educativo de la población, grietas en la cohesión social, conflictividad, éxito de populismos de todo tipo, etc.

En paralelo a las exhibiciones de fuerza (lean abusos) por parte de la patronal hotelera, el Tribunal Supremo ha sentenciado con dureza contra el alquiler turístico de viviendas plurifamiliares en Palma. Da así la razón al Consistorio de izquierdas liderado por el alcalde Toni Noguera, que en su día tuvo la iniciativa de prohibir este tipo de práctica para impedir la especulación sin freno, la masificación y la escalada de precios. En su día, el Tribunal Superior de Justicia de Baleares, que en su día se pronunció contra la medida de Cort con una sentencia que no ahorraba descalificaciones hacia el gobierno municipal progresista. Ahora, el Supremo le reprocha al tribunal isleño no sólo no haber calibrado bien su decisión, sino también haber demostrado desconocimiento de la Ley de turismo de 2012. Jueces que desconocen las leyes, al menos cuando les conviene. Grave, peligroso y alarmante.

Otro desmentido importante: según los datos del propio IB-Salut, el catalán nunca ha sido un impedimento para la contratación de enfermeras en los centros públicos de Baleares, a pesar de que el PP afirmara que sí lo era y llegara a suprimir el requisito de conocimiento del catalán para los sanitarios. Ya lo sabíamos, pero es importante que quede demostrado, y con datos del propio Govern. Prohens y su ejecutivo incurrieron en una falsedad y –como dice Isidor Marí– en una estafa y un atentado contra los derechos lingüísticos de los ciudadanos de Baleares. Lo dijimos y lo repetiremos: la consejera de Sanidad, Manuela García Romero, y el vicepresidente Antoni Costa, deberían dimitir o ser destituidos por haber promovido y defendido esta agresión contra la calidad de la sanidad pública. Y merecen aplauso la plataforma Sanitarios por la Lengua, por su defensa de la sanidad pública en catalán. 

Al terminar contaremos, dice el dicho. El sueño de Pere Sampol fue una Mallorca no muy libre de garrapatas, porque de tener garrapatas ya no nos libraremos del todo, pero sí al menos con los parásitos puestos a raya. Soñaba un modelo económico y productivo (y, por tanto, social y convivencial) ordenado: lo que tenemos ahora representa el desorden, el desbarajuste, la filosofía de haz lo que puedas y mañana ya lo veremos. La despedida a Pere Sampol del pasado domingo, con más de mil personas reunidas en el cementerio de Montuïri para rendirle homenaje, es lo que recibe un servidor público que se ha ganado, por la dignidad de su trayectoria, el respeto de su pueblo. Y debería enseñar a nuestros gobernantes actuales que el respeto no viene incluido con el cargo: hay que ganárselo. Hay que ser merecedores de ello.

Foto: Despedida a Pere Sampol en el cementerio de Montuïri.

Último adiós a Pere Sampol (IB3, 27.04.2025)