Apreciado por el rigor y precisión de sus análisis, el sociólogo canadiense Mahdi Darius Nazemroaya (*), de 30 años, se ha impuesto como uno de los mejores conocedores de la OTAN. Sus investigaciones, traducidas a gran cantidad de idiomas, tienen una audiencia internacional y su obra The globalisation of NATO [La globalización de la OTAN] es hoy una referencia. En sus 400 densas, fascinantes y preocupantes páginas nos hace calibrar la amenaza que supone la OTAN para la paz de mundo y el futuro de muchos pueblos. También nos hace ser conscientes de lo urgente que sería lograr la disolución de esta peligrosa organización.
Silvia Cattori: En su notable libro saca usted a la luz las estrategias establecidas por la OTAN para extender su dominio militar en el mundo. Me gustaría preguntarle qué le llevó a dedicar tanta energía a un tema tan arduo y exigente, y cómo llegó a considerar que el análisis del papel de la OTAN y de las estrategias que ha establecido eran una tarea absolutamente esencial.
Mahdi Darius Nazemroaya: La semilla de este libro se sembró en 2007, cuando redacté un pequeño manuscrito que relacionaba las guerras de Afganistán e Iraq (que siguieron a los trágicos acontecimientos del 11 de septiembre de 2001) con la expansión de la OTAN, el proyecto de un escudo antimisiles estadounidense (que yo describía como un proyecto que, en última instancia, se había cubierto con el manto de un proyecto de la OTAN) y el concepto de lo que los neoconservadores y sus aliados sionistas llaman “destrucción creativa” para volver a diseñar la reestructuración de los países de Oriente Próximo y el cerco tanto a China como a Rusia.
Siempre he pensado que todos los acontecimientos negativos a los que se enfrenta el mundo eran los elementos de un conjunto o de lo que el sabio y revolucionario húngaro György Lukács denomina “totalidad fragmentada” . Las guerras “en serie”, el aumento de las leyes de seguridad, la guerra contra el terrorismo, las reformas económicas neoliberales, las “revoluciones de colores” en el ámbito postsoviético, la criminalización de diferentes sociedades por parte de los medios de comunicación, la ampliación de la OTAN y de la Unión Europeas, y las falsas acusaciones de que en Irán existe un programa de armamento nuclear todo ello forma parte de un todo. Del mismo modo, uno de mis artículos publicado en 2007 [1] planteaba las bases principales de esta hoja de ruta y relacionaba todos los elementos de la guerra perpetua a la que estamos asistiendo.
He escrito este libro porque me parece que es un tema muy importante. He leído la mayoría de los textos de la abundante literatura concerniente a la OTAN y ninguno examina la OTAN desde la perspectiva crítica en la que yo me sitúo ni tampoco vincula de manera pertinente a la OTAN con una “visión de conjunto” de las relaciones internacionales. Un investigador de la Universidad Carleton me dijo que mi libro era como una Biblia de las relaciones internacionales y de todos los temas importantes de estas. También considero mi libro sobre la OTAN de esta manera.
La principal motivación que he tenido para escribir este libro ha sido llevar a los lectores a ser conscientes de la naturaleza imperialista de los conflictos internacionales modernos y ayudarles a ver la “totalidad” de ello en vez de sus elementos “fragmentados”. Cuando se ve el conjunto se pueden tomar las mejores decisiones. Creo haber hecho una evaluación correcta de la OTAN. En la biblioteca que la OTAN tiene en Bruselas hay un ejemplar del libro: la propia OTAN anunció su adquisición en noviembre de 2012 como uno de los recursos de su biblioteca. Este libro es mi contribución como investigador para tratar de permitir a los lectores tomar decisiones con conocimiento de causa viendo más allá de las cortinas de humo, los engaños y unos elementos fragmentados del cuadro total.
De manera general, hoy la gente está más instruida en todo el mundo. Pero, por desgracia, hay una ignorancia generalizada en lo que se refiere a las relaciones de poder y a lo que ocurre en ese dominio a escala mundial. Entramos en una era engañosa de la historia en la que muchas personas de todo el mundo tienen cada vez más la impresión de que no pueden hacer nada más que ser espectadores impotentes, reducidas a no ser más que unas partículas, unos engranajes o unas extensiones de una inmensa maquinaria invisible sobre la que no tienen control alguno.
Los escenarios del libro de George Orwell 1984 se han hecho realidad en lo esencial. La gente se ha vuelto ajena a su mundo y cada vez más está gobernada por esta invisible maquinaria capitalista que trabaja para destruir todo tipo de maneras alternativas de vivir o de pensar; el orden que se nos impone hoy es como un estrechamiento de la “jaula de acero” de Max Weber [2] que reduce cada vez más la independencia de nuestros movimientos.
La mayoría de las personas mira ahora las noticias y la televisión pasivamente. Tratan de distraerse de la realidad, tratan de embotar su conciencia y de vivir en un falso estado de felicidad que les permite ignorar la realidad y las miserias del mundo. Nuestras mentes han sido colonizadas colectivamente y se les he hecho creer en un falso orden de las cosas. La humanidad se está deshumanizando cada vez más. Puede que esto suene hegeliano, pero las personas se están alejando de sí mismas tal como se esperaba que lo hicieran. También se vuelven ajenas a las capacidades de su propio espíritu y a los talentos de los que están dotadas. Pero la verdad es que no estamos separados de los acontecimientos y procesos que conforman este mundo. No deberíamos convertirnos en esclavos de los objetos o de las estructuras de nuestra propia fabricación, ya sea el capitalismo o las estructura políticas. No debemos convertirnos en simples espectadores de nuestro recorrido vital.
La hegemonía es un proceso continuo de liderazgo, de control y de influencia que implica a la vez coerción y consentimiento. Pero nunca es fija o total y siempre se puede luchar contra ella. Vemos desafíos a la hegemonía en la construcción de bloques históricos que se enfrentan a los centros de poder imperialistas y capitalistas. El Movimiento Bolivariano de Hugo Chávez y el ALBA son ejemplos que han logrado desafiar a la hegemonía tradicional de las elites compradoras que gobiernan la región a beneficio de fuerzas exteriores.
Silvia Cattori: Un gran capítulo, apasionante e inquietante, de su libro está dedicado a África. No le ha debido de sorprender que Francia emprendiera la guerra en Mali. ¿Acaso la desestabilización de este país debilitado, engendrada por la intervención de Francia en Libia, no abre una grave crisis en todos los países del Sahel, desde el Atlántico al mar Rojo?
Mahdi Darius Nazemroaya: Desde un principio he mantenido que la división de Sudán, la intervención francesa en Costa de Marfil apoyada por Estados Unidos y la guerra de la OTAN en Libia formaban parte de una segunda “rebatiña por África”. Expliqué que el objetivo de la guerra de Libia era desestabilizar otras partes de África y que provocaría una reacción que se extendería por gran parte del continente, incluidos países como Níger y Mali.
En el libro examino el Sahel, constituido por las tierras internas de Argelia, Níger, Libia y Mali. La guerra de la OTAN contra Libia desencadenó una reacción en cadena, como una demolición controlada, que Estados Unidos y sus aliados utilizaron para controlar una vasta proporción de África y de sus recursos. Como en el caso de la primera “rebatiña por África” desencadenada por una crisis económica en los países industrializados de Europa occidental, de hecho estos acontecimientos están relacionados con el control de los recursos. Al tiempo que Estados Unidos se implicaba más en África, su gobierno y el Pentágono empezaban a hablar cada vez más de la expansión de las facilidades de las que disponía al-Qaeda en África y de cómo el ejército estadounidense y sus aliados deberían luchar contra esta presencia aumentando su presencia en África. De hecho, en 2011 Estados Unidos dedicó parte de presupuesto a la actual guerra en Mali bajo la cobertura de la lucha contra al-Qaeda en el oeste de África. Detrás del relato que nos habla de la lucha contra los grupos terroristas clasificados con la etiqueta de al-Qaeda se ocultan unos intereses estratégicos, como la cada vez mayor obsesión de Estados Unidos por el Golfo de Guinea y el aprovisionamiento de petróleo en el oeste de África. Sabemos por experiencia que el imperio estadounidense de hecho trabajó con estos grupos, tanto en Libia como en Siria. Apenas se habla de echar fuera de África a China, Rusia, India, Brasil y otros rivales económicos del bloque occidental. En vez de ello, los intereses de Estados Unidos y de sus aliados de la OTAN, como Francia, se presentan como objetivos altruistas cuyo objetivo es ayudar a Estados débiles.
Volviendo a Mali, no me sorprendió cuando el presidente François Hollande y su gobierno ordenaron a los soldados franceses invadir este país. Tanto Francia como Estados Unidos conocen muy bien las reservas de gas y de petróleo que hay en Mali, en Níger y en el conjunto del Sahel. En el libro se tratan estos puntos y también de la creación por parte del gobierno francés en 1945 de una Oficina de Investigaciones Petroleras con el objetivo de extraer el petróleo y el gas de esta región. Unos años después, en 1953, París entregó licencias de explotación a cuatro compañías francesas en África. Debido tanto a los avances estadounidenses como a las demandas africanas de independencia, París creó la Organización Común de las Regiones Saharianas (OCRS) para mantener su control sobre las partes ricas en recursos de sus territorios africanos poseedores de petróleo, gas y uranio. El uranio fue importante para mantener la independencia de Francia respecto a Washington por medio de la creación de una fuerza de disuasión nuclear estratégica en respuesta al monopolio anglo-estadounidense.
Por consiguiente, no es casual que las zonas del Sahel que Estados Unidos y sus aliados consideran que forman parte de la zona en la que están situadas al-Qaeda y sus terroristas correspondan más o menos a las fronteras de la OCRS, rica en energía y uranio. En 2002 el Pentágono inició unas importantes operaciones con el objetivo de controlar el oeste de África. Tuvo lugar bajo la forma de la Iniciativa Pan-Sahel , lanzada por el Comando Europeo de Estados Unidos (EUCOM) y el Comando Central de Estados Unidos (CENTCOM, ambos por sus siglas en inglés). El Pentágono adiestró a tropas de Mali, Chad, Mauritania y Níger bajo la bandera de este proyecto del ejército estadounidense. Sin embargo, los planes cuyo objetivo es establecer la Iniciativa Pan-Sahel se remontan a 2001, cuando se lanzó la Iniciativa por África tras los atentados del 11 de septiembre. En 2005 el Pentágono lanzó, bajo el mando del CENTCOM, la Iniciativa Antiterrorista Transahariana sobre la base de la Iniciativa Pan-Sahel. Argelia, Marruecos, Senegal, Nigeria y Túnez se unieron a Mali, Chad, Mauritania y Níger. En 2008 se transfirió la TSCTI al mando del recientemente activado AFRICOM. Hay que señalar que el capitán Amadou Sanogo, el líder del golpe de Estado militar que tuvo lugar en Mali el 21 de marzo de 2012, es uno de los oficiales formados en el marco de estos programas estadounidenses en el oeste de África.
Si se analiza el golpe de Estado de 2012 en Mali se ve que se trató de un acto criminal. El golpe de Estado derrocó al presidente Amadou Toumani Touré con el pretexto de que este no podía restaurar la autoridad maliense en el norte del país. El presidente Amadou estaba a punto de abandonar el cargo y no tenía intención de continuar en la vida política, además de que se iban a celebrar elecciones en menos de dos meses. En esencia este golpe militar impidió que se celebraran las elecciones democráticas y el acto del capitán Sanogo acabó con el proceso democrático en Mali y desestabilizó el país. La OTAN y el gobierno instalado en Costa de Marfil por los franceses reconocieron la nueva dictadura militar. Estados Unidos siguió financiando al gobierno militar de Mali y delegaciones militares y civiles de Estados Unidos y de Europa occidental se entrevistaron con el régimen de Sanogo. Poco después Francia declaró que tenía derecho a intervenir en África ahí donde sus ciudadanos y sus intereses estuvieran amenazados. No eran sino los preliminares.
Las armas utilizadas en Mali y Níger tanto por los grupos terroristas como por las tribus tuareg están vinculadas a las acciones de la OTAN en Libia. Mas precisamente, estas armas provienen de los arsenales libios saqueados y de las armas enviadas a Libia por los franceses, los ingleses y los qataríes. La OTAN desempeñó un papel directo en este dominio y se sabe que los franceses sobornaron a los grupos tuareg y contribuyeron a armarlos y a financiarlos durante la guerra de Libia. Además, Francia siempre ha manipulado a los tuareg y a los bereberes contra otros grupos étnicos con fines coloniales.
Además de esto, se están alimentando las tensiones entre Sudán y Sudán del Sur. La región sudanesa de Darfur y Somalia siguen siendo puntos conflictivos. Todo esto forma parte de un arco africano de crisis que se está utilizando para reestructurar África y demarcarla dentro de las fronteras del bloque occidental.
Silvia Cattori: No hubo protestas cuando a iniciativa del presidente Sarkozy Francia volvió después de 33 años de retirada al mando militar de la OTAN. ¿No es esto señal de que los ciudadanos ignoran que esta organización amenaza a la humanidad y que el hecho de que su país pertenezca a la OTAN implica su subordinación a la belicista política exterior de Washington y la pérdida de su soberanía?
Mahdi Darius Nazemroaya: Creo que lo que hizo Sarkozy al reintegrar a Francia en el seno del mando militar de la OTAN es en gran parte un reflejo de un consenso en el seno de la clase política francesa. Sé que en París muchas voces políticas lo criticaron, pero si hubiera habido una oposición categórica en el seno de la clase política, se hubiera podido hacer mucho más que hablar. Los miembros de la clase política francesa hoy pelean entre ellos para saber quién va a servir mejor a los intereses imperialistas y capitalistas en Washington y Nueva York. Y no lo hacen porque sean particularmente proestadounidenses, sino porque están al servicio del sistema mundial corrupto que sirve él mismo al capitalismo global desde su debilitado centro en Estados Unidos. Así, también necesitamos volver a evaluar qué es ser antiestadounidense, de dónde proviene en realidad este sentimiento y qué representa.
Amplios sectores de la elite europea occidental están al servicio de este sistema mundial porque sus propios intereses están invertidos en él y vinculados a él. Como Estados Unidos se está debilitando y está luchando por mantener su primacía mundial como centro del capitalismo, de la regulación y de la acumulación capitalistas, va a delegar cada vez más sus misiones imperialistas en países como Francia. También vemos más compromiso entre Estados Unidos y países aliados como Francia y Alemania. Se trata aquí de una descentralización dialéctica del poder de Estados Unidos que tienen el objetivo de reforzar la hegemonía del sistema mundial y mantener el imperio estadounidense por delegación. Hay que señalar que este sistema capitalista mundial está fragmentado en bloques, razón por la cual vemos rivalidades entre Estados Unidos, China y Rusia.
En general, la mayoría de los ciudadanos en muchas sociedades son cada vez más pasivos con relación a las decisiones de sus gobernantes y de sus dirigentes. Esto es un reflejo del creciente sentimiento de alienación, de indiferencia y de impotencia que ha transformado a los seres humanos en mercancías y en objetos. Forma parte del estrechamiento de la “jaula de acero” de la que hablaba antes en términos weberianos.
Silvia Cattori: En un principio Francia fue junto con Qatar el principal “padrino” de la desestabilización de Siria [3]. China y Rusia impidieron con sus vetos la adopción de una resolución de Consejo de Seguridad autorizando una intervención militar de la OTAN como en el caso de Libia. Pero podemos preguntarnos si los países de la OTAN y sus aliados árabes no están realizando su plan de desestabilización por otras vías. ¿Y cree usted que China y Rusia podrán contener a la OTAN de forma duradera mientras los países emergentes no tengan algo que decir ni los medios de imponer un verdadero multilateralismo en el Consejo de Seguridad?
Mahdi Darius Nazemroaya: En primer lugar, hay que ver que los acontecimientos en Siria forman parte de una guerra por intermediación llevada a cabo por Estados Unidos, la OTAN, Israel y las dictaduras árabes (como Arabia Saudí) contra China, Rusia, Irán y sus aliados. En segundo lugar, cuando se consideran los acontecimientos de Siria desde un punto de vista internacional deberíamos considerarlos en términos de la Guerra Civil española que estalló antes de la Segunda Guerra Mundial. Del mismo modo, se pueden considerar los acontecimientos en Libia y en África, y quizá las invasiones anteriores de Afganistán e Iraq, en términos de la invasión de China por Japón o la invasión de Checoslovaquia por Alemania antes de la Segunda Guerra Mundial. Esto no significa que Siria o estos acontecimientos sean necesariamente el preludio de una Tercera Guerra Mundial, pero tienen el potencial de iniciar un vasto incendio a nivel mundial (a menos que pensemos que todos estos acontecimientos ya forman parte de una Tercera Guerra Mundial)
Las tesis de Giovanni Arrighi sobre los ciclos sistemáticos de acumulación en el “sistema mundo” pueden ayudarnos a encontrar una base de reflexión. Su trabajo es importante porque puede ayudarnos a relacionar todo aquello de lo que estamos hablando en Siria y África en términos de “totalidad fragmentada” que constituye el sistema mundial. Los ciclos de acumulación estudiados por Arrighi se refieren a unos periodos de tiempo que se extienden unos cien años o más, durante los cuales el centro del capitalismo en el sistema mundial se sitúa en un punto geográfico o país dado. Sus tesis están muy influenciadas por la obra del sabio francés Fernand Braudel sobre la expansión del capitalismo. Para Arrighi estos centros de acumulación han sido los poderes hegemónicos del sistema mundial en expansión. En la última etapa de cada ciclo los capitalistas desplazan sus capitales desde estos centros a otros lugares y finalmente al nuevo centro del capitalismo que ha emergido. Así, cronológicamente el poder hegemónico del sistema mundial se transfirió de la ciudad-Estado de Génova a los Países Bajos, después a Gran Bretaña y finalmente a Estados Unidos. El desplazamiento geográfico del centro del sistema mundial se produjo en el curso de un periodo de crisis, al menos en el caso de los antiguos centros del capitalismo, y en un corto lapso de tiempo. Así, nos encontramos hoy ante la República Popular China. Lo que ocurre es que el centro del capital está a punto de salir de Estados Unidos. Si continúa la tendencia señalada por Arrighi, entonces el siguiente centro de acumulación capitalista del sistema mundial será China. Con todo, no hay que descartar otros escenarios, como una dirección global de todas las principales potencias capitalistas. Lo que quiero señalar al referirme a la obra de Arighi es que nos las tenemos que ver con un sistema capitalista mundial que incluye China y Rusia. Ni Estados Unidos ni China ni Rusia quieren perturbar este sistema. Compiten entre sí para convertirse en el centro de acumulación capitalista. Por eso ninguna de las partes quiere una guerra directa y por ello los chinos no han utilizado la deuda extranjera estadounidense para devastar la economía de Estados Unidos: China desea ver una transferencia ordenada del centro de acumulación desde Estados Unidos.
China y Rusia no cambiarán sus políticas respecta a la Siria o Irán, pero quieren evitar una guerra que perturbe el sistema capitalista mundial. Por supuesto, Estados Unidos trata de mantener su posición como centro del sistema mundial por medio de la fuerza bruta o implicando a sus aliados y vasallos en operaciones imperialistas, como en Mali y Libia.
Silvia Cattori: Dedica un largo capítulo (páginas 67-113) a la intervención de la OTAN en Yugoslavia. ¿Puede resumir para nuestros lectores a dónde iba a llevar esta guerra que desmembró un país y generó tanto sufrimiento?
Mahdi Darius Nazemroaya: El desmantelamiento de la República Federal Socialista de Yugoslavia fue un paso importante para abrir las puertas a una expansión hacia el este de la OTAN y la Unión Europea. Abrió el camino a la marcha hacia las fronteras de Rusia y de la antigua Unión Soviética. La antigua Yugoslavia también era un obstáculo fundamental para un proyecto euroatlántico de la OTAN y de la UE en Europa. Además, la guerra de la OTAN en Yugoslavia permitió preparar la logística de las guerras en Afganistán e Iraq.
Silvia Cattori: Denis J. Halliday [4] escribe en el prólogo de su libro: “La OTAN solo lleva a la destrucción, la pobreza, la inseguridad y la miseria. Debe ser abolida”. Sabiendo que no existe ningún movimiento que se oponga a la guerra, que ONG como Amnistía Internacional, HRW, MSF, MDM están a favor de la injerencia militar de las grandes potencias como hemos visto en la antigua Yugoslavia, en Sudán, en Libia y en Siria, ¿qué se puede sugerir a la generación joven que busca la justicia y está deseando actuar para lograr un mundo mejor? ¿Qué pueden hacer concretamente los pueblos de europeos contra la maquinaria destructiva de la OTAN?
Mahdi Darius Nazemroaya: Como dije antes, hemos llegado a la situación que describía George Orwell en su novela 1984. Amnistía Internacional, Human Rights Watch y una gran parte de las ONG de la industria humanitaria son herramientas del imperialismo que practican el doble rasero. Las organizaciones de ayuda exterior son profundamente políticas y están muy politizadas, lo que no significa que las personas que trabajan para ellas sean malas personas que no quieren ayudar al mundo. Muchos de los trabajadores y voluntarios de estas organizaciones son buenas personas, no comprenden todos los hechos y tienen buena intención. El pensamiento del grupo institucional ha engañado a estas personas o las ha cegado. En una auténtica tarea de dedicación, habría que liberarlas de todos los prejuicios y de la desinformación con la que han sido alimentadas.
Los ciudadanos de los países de la OTAN tienen que trabajar para posicionarse e informar a sus sociedades respectivas sobre la OTAN, y finalmente influirlas para que se retiren de esta organización. Esto se puede hacer de diferentes maneras, pero empieza por entemder qué es la OTAN y conocer la historia de esta sin censura alguna.
No soy una autoridad moral o un estratega. Me parece que mantenerse en el buen camino ya es un reto bastante difícil. No tengo derecho a pontificar sobre cómo deberían vivir los demás. Con todo, voy a expresar lo que pienso. En mi opinión, el mayor problema para muchas personas es que quieren cambiar el mundo a una escala demasiado grande sin afrontar los problemas inmediatos de sus propias vidas. Me parece que la mejor manera de cambiar el mundo es empezar dando pequeños pasos en nuestra vida diaria. Estoy hablando de “escala” y no de “cambio gradual” o de “ritmo”. Hacer un mundo mejor empieza por el entorno inmediato. El cambio empieza por uno o una misma y quienes están alrededor, tal como debería ser la caridad. Imaginemos que la mayoría de la gente lo hiciera: el mundo cambiaría en de pequeñas etapas que desembocarían colectivamente en un cambio monumental. Tampoco podemos hacer nada de todo esto sin paciencia y determinación, y vuelvo a insistir en que acción y conocimiento deberían ir unidos. No sé que más se podría decir con relación a esto.
Silvia Cattori: Al encajar las piezas del rompecabezas demuestra magistralmente en su libro cómo estas guerras en serie que se llevan a cabo con pretextos humanitarios se inscriben en una estrategia de “destrucción creativa” concebida por “los neoconservadores y sus aliados sionistas”, y cómo todas estas guerras están relacionadas (desde Yugoslavia a Afganistán, a Iraq y a Libia). Destacadas personalidades, como el antiguo Secretario General adjunto de la ONU Denis J. Halliday, autor del prólogo del libro, le dan toda la razón: en efecto, la OTAN es el principal peligro para la paz mundial. Pero usted sabe que en Europa, sobre todo en los países en los que, como Francia, las organizaciones judías tienen una fuerte influencia sobre los políticos y sobre los medios de comunicación, el hecho de denunciar las estrategia de los neoconservadores y de su aliado Israel [5] o de denunciar las revoluciones de colores es suficiente para ser catalogado de “teórico de la conspiración” y ser apartado del debate. En su opinión, ¿qué se puede hacer para cambiar esta desesperante situación?
Mahdi Darius Nazemroaya: Mi experiencia (en Canadá) es diferente. Nunca se me ha calificado de teórico de la conspiración. Creo que la censura de los medios de comunicación y el desprecio sistemático son tácticas clave que se utilizan contra aquellas personas que ponen en entredicho el relato dominante o las opiniones que enuncian las fuerzas hegemónicas que dominan la sociedad. El objetivo de criminalizar a determinadas personas o grupos con el calificativo de “teóricos de la conspiración” es desacreditarlas y neutralizarlas, lo que se suele producir en cuanto logran llamar relativamente la atención y también cuando tienen además algunas ideas erróneas que se pueden ridiculizar y relacionar con sus posturas. No obstante, aquellas personas que se ven calificadas de teóricas de la conspiración no deberían permitir que esta acusación les disuada de mantener sus posturas y seguir dirigiéndose a la gente. En última instancia, la criminalización es una de las tácticas utilizadas para reprimir los puntos de vista y reflexiones “molestas”.
Los grupos y lobbies sionistas tienen una presencia fuerte y desproporcionada tanto en el dominio político como en los medios de varios países, pero hay que reconocer que no son homogéneos ni son los únicos factores influyentes. Forman parte de un bloque de intereses para el que es fundamental impedir que un discurso crítico haga mella en las fuerzas hegemónicas que dominan hoy en día la sociedad. No todos los lobbies sionistas están vinculados a Israel. A veces un grupo sionista trabaja para introducir e imponer en Israel proyectos externos. Las motivaciones de estos grupos no son todas las mismas, pero forman parte del programa dominante que ha difundido lo que los destacados sociólogos Giovanni Arrighi e Immanuel Wallerstein han denominado el “sistema mundo” [o “economía mundo”].
En mi humilde opinión, lo más importante es ser escuchado. Internet y las redes sociales han contribuido a este proceso. Creo que para ser escuchado también es importante proponer unos análisis rigurosos y bien articulados. Es una tarea difícil y que forma parte de un proceso cultural más amplio que implica educación y reeducación. Las fuerzas hegemónicas de la sociedad solo pueden ser modificadas estableciendo nuevas corrientes de pensamiento que puedan desafiar su hegemonía. La crítica tampoco es suficiente, hay que articular y ofrecer una alternativa y un programa mejor. Pensamiento y acción también tiene que estar unidos como parte de un proceso de praxis.
Silvia Cattori: ¿Se va traducir su libro al francés? ¿Ha tenido una cobertura mediática que le permita llegar al gran público?
Mahdi Darius Nazemroaya: Una editorial de Francia iba a traducir el libro al francés en tres volúmenes, pero desgraciadamente el proyecto se quedó en nada. En una época en la que van reduciéndose los periodos de atención pocas personas están interesadas en leer un libro de 400 páginas. Los grandes medios le han dedicado muy poca atención. Hace algunos meses Le Monde diplomatique en París contactó con mi editor en Estados Unidos y con la editorial que distribuye en Gran Bretaña para pedirles un ejemplar. No sé si Le Monde diplomatique tiene verdaderamente intención de hacer una reseña de un libro tan crítico y, a decir verdad, tampoco me preocupa demasiado.
El libro ha tenido algunas buenas criticas que afirma que es un libro imprescindible. También está ganando popularidad en universidades y facultades. Hay ejemplares del libro en las bibliotecas de instituciones como la Universidad de Harvard y la de Chicago. En la La Haya también hay un ejemplar del libro en la prestigiosa colección de la Biblioteca del Palacio de la Paz de los Países Bajos que contiene referencias y libros especializados en derecho internacional. En Amazon de Reino Unido está clasificado como uno de los mejores libros sobre la OTAN y creo que está empezando a ir bien.
(*) Mahdi Darius Nazemroaya es un sociólogo interdisciplinar, autor premiado y conocido analista político. Es investigador del Centre de recherche sur la mondialisation de Montréal, colaborador experto del Strategic Culture Foundation de Moscú y miembro del Comité científico de la revista de geopolítica Geopolitica, en Italia.
http://www.silviacattori.net/article4330.html
Véase igualmente (en inglés) sobre su obra The Globalization of NATO: http://www.silviacattori.net/article4005.html http://www.silviacattori.net/article3834.html http://www.silviacattori.net/article3780.html
Notas:
[1] Se publicó primero con el título de «La mondialisation de l’OTAN» y después se cambió a «La mondialisation de la puissance militaire: l’expansion de l’OTAN». El artículo se tradujo a varias lenguas, incluido el árabe por el canal qatarí de información Al-Jazeera. Véase también en castellano: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=51916.
[2] La “jaula de acero” (o “jaula de hierro” ) es un concepto sociológico introducido por Max Weber que se refiere a la cada vez mayor racionalización de la vida social, en particular en las sociedades capitalistas occidentales. Así, la “jaula de acero” atrapa a los individuos en unos sistemas basados únicamente en la eficacia, el cálculo racional y el control.
[3] Véase: «Gérard Chaliand dit quelques vérités sur la Syrie»: http://www.silviacattori.net/article3350.html «Syrie: Les victimes de l’opposition armée ignorées»:http://www.silviacattori.net/article3416.html
[4] Gran parte de la vida profesional del irlandés Denis J. Halliday transcurrió en las Naciones Unidas implicado en acciones de ayuda humanitaria. En 1997 fue nombrado Secretario General adjunto de las Naciones Unidas y director del programa humanitario de estas en Iraq. Un año después y tras 34 años de servicio en el seno de las Naciones Unidas, Halliday anunció su dimisión debido a las sanciones económicas impuestas a Iraq, que él calificó de “genocidio”. En 2003 recibió el Premio Internacional Gandhi de la Paz. Desde que abandonó las Naciones Unidas Denis Halliday ha participado activamente en varias acciones contra la guerra y los crímenes contra la humanidad. Actualmente es miembro de la Iniciativa de Kuala Lumpur para “criminalizar la guerra”.
[5] Por ejemplo, en Francia Olivia Zemor, Nicolas Shahshahani y Dominique Vidal acusaron en el año 2003 al escritor Israël Shamir de antisemitismo por haber afirmado que Israel y el “lobby judío” en Estados Unidos habían desempeñado un papel fundamental en el inicio de la guerra contra Iraq, que llevaría al derrocamiento del régimen de Sadam Husein (uno de los últimos dirigentes árabes que se negaba a reconocer el Estado judío de Israel) y al desmembramiento de Iraq para garantizar la “seguridad de Israel”.