Después de la explosiva confesión del jefe de la trama Gurtel, Francisco Correa, es un auténtico escándalo que la mayoría de medios de comunicación madrileños aún propugnen la abstención del PSOE para permitir la investidura de Mariano Rajoy. Si la mayoría de los llamados periodistas tuvieran un mínimo de decencia y de profesionalidad, presionarían para que se hiciera todo lo contrario, cualquier cosa menos perpetuar en el poder a una organización imputada por obstrucción a la justicia, con gravísimas acusaciones de financiación ilegal y acusaciones a decenas de sus líderes por prevaricación, blanqueo de capitales y toda cuanta porquería pueda acumular un político. Y Rajoy estaba. No es una virgen vestal que se hizo cargo del partido y se encontró el lío. Rajoy formaba parte del Gobierno de Aznar, el que nos metió en una guerra ilegal, que nos mintió sobre la autoría del atentado de Atocha y que ahora está acusado de adjudicar contratos a cambio de comisiones. Rajoy nos puso como modelo a Jaume Matas y a Rita Barberá. ¿Esta es la única alternativa que tiene España? ¡Venga!
Por ello, tras la declaración de Correa, es obsceno que se insista en pedir la inmolación de un partido histórico, el PSOE, a fin de perpetuar un régimen corrompido hasta el tuétano. Porque eso es lo que harán los barones del PSOE, capitaneados por Felipe González y arengados por el diario El País, convertirán al PSOE en un partido nacionalista español andaluz y extremeño, prácticamente residual en el resto del Estado.
Es cierto que hoy el PSOE ya no puede construir una mayoría parlamentaria que apoye a su Gobierno. Sánchez dejó pasar su oportunidad, después de aquel inexplicable pacto con Ciudadanos que marginaba al resto de fuerzas políticas, seguramente presionado por los mismos poderes que ahora fuerzan al PSOE a investir Rajoy. Tampoco, el PSOE, está legitimado para erigirse en alternativa a la corrupción del PP, con el escándalo de los ERE de Andalucía. Entonces, ¿estamos abocados irremediablemente a unas terceras elecciones generales, que seguramente supondrán más apoyo al PP?
La situación política en España es de una gravedad extraordinaria. Hasta ahora, se sostenía un sistema bipartidista en el que el PSOE era la izquierda de diseño que no debía cuestionar los elementos vitales del sistema: entrada de España en la OTAN, mantenimiento de las bases militares estadounidenses, apoyo a la banca privada, oligopolios de las eléctricas, fiscalidad opaca de las grandes empresas… Actualmente, vuelven a circular publicaciones sobre la transición política española que relatan la financiación de la CIA al PSOE a través de la socialdemocracia de Willy Brandt, con la bendición del magnate David Rockefeller a Felipe González. Esto explica su postura y la de los barones en todo este proceso. De ninguna manera podían permitir una alianza con Podemos –la izquierda no controlada–, al igual que la Unión Europea aplastó el programa de Syriza en Grecia.
En este contexto, para evitar la perpetuación de este sistema corrompido a través de Mariano Rajoy, sólo hay una solución: que se imponga en el PSOE la corriente contraria a la investidura de Rajoy y que busquen una alianza con todas las demás fuerzas políticas alternativas al PP, sin exclusiones, para iniciar la regeneración de todo el sistema político español. El primer paso debería ser la elección por consenso de un gobierno formado por personas independientes –o de diferentes partidos pero libres de cualquier sospecha– para poner en marcha un proceso de regeneración política total. Este nuevo gobierno debería consensuar un programa de mínimos para poner las bases para celebrar, en el plazo de tiempo más corto posible, unas elecciones transparentes y democráticas. Todo ello supone aprobar una normativa que regule los gastos electorales, la aparición igualitaria en los medios de comunicación, el establecimiento de un código deontológico que vincule por igual a los medios de comunicación públicos y privados… Y revocar todos los nombramientos políticos del Tribunal Constitucional, Tribunal Supremo, Fiscalía, Agencia Tributaria…, consensuando profesionales de prestigio que puedan investigar y juzgar con independencia todos los casos de corrupción que han estallado y, posiblemente, los que todavía no conocemos. No es momento de abstenerse ante la corrupción, sino de combatirla con firmeza.
Quizás ésta sea la única tabla de salvación que le queda al PSOE y, posiblemente, a España, si es que todavía tiene remedio.