El mundo vive entre la angustia y la esperanza, la incertidumbre carcome voluntades, y está acosado por guerras, el hambre y la creciente pobreza, mientras los poderosos concentran los recursos naturales y económicos de los pueblos. Dominados por la ambición del poder, invierten en la carrera armamentista poniendo en peligro la vida planetaria, al borde de una posible guerra nuclear.

Celebremos la Navidad, reclamemos poner fin al genocidio de Israel contra el pueblo Palestino, a la masacre de niños y niñas en Tierra Santa, donde nació Jesús.

Hoy el mundo sufre 57 guerras, algunas silenciosas, como la del hambre, o la de los refugiados.

Celebremos la Navidad, orando a Dios y pidiendo a los responsables que gobiernan y a los pueblos terminar con las guerras y construir la Paz, respetar a la Madre Tierra y proteger el medio ambiente.

Celebremos la Navidad con fuerza y esperanza para compartir el Pan y la libertad, la solidaridad y la hermandad. Jesús vino para predicar y enseñar la fuerza del Amor. “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, dio su Vida, para dar Vida.

Hay que poner el AMOR EN ACCIÓN, frente a un mundo angustiado.

Celebremos la Navidad con fuerza y esperanza porque creemos en la fuerza de Amar, en el mensaje y testimonio de Vida que nos dejó Jesús, sin perder la fuerza y la rebeldía, ya que OTRO MUNDO ES POSIBLE.

Necesitamos unir voluntades y la espiritualidad en la fuerza de la oración.

Celebremos la Navidad sin perder la rebeldía que nos hace luchar contra las injusticias.

Les abrazamos con el saludo de PAZ y BIEN.

Foto: Maria y Jesús en Gaza (Banksy/Facebook)

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