7 de abril de 2015
Ha pasado un año desde la muerte del P. Frans el 7 de abril de 2014. Los combates se intensifican en Alepo. Los cristianos viven una pesadilla tras la caída de la ciudad de Idlib (a 60 km de Alepo) en manos de las facciones islámicas. Los cristianos de Idlib han salido sanos y salvos excepto dos personas que fueron asesinadas. Pero nadie ve el vaso medio lleno, nadie quiere saber la razón por la que esas dos personas han sido asesinadas mientras que a las otras no les han tocado. Por suerte no hay internet y, por tanto no hay noticias que manipulan y asustan. Pero el miedo está ahí.
Hoy ha muerto el primo del P. Mourad. Ayer quería asegurar su apartamento en la Plaza Farhat. En cuanto entró, un obús golpeó la casa y el piso empezó a arder. No sabemos cómo ha muerto: ¿fue una explosión o un incendio? En cualquier caso es una muerte atroz. El cuerpo está totalmente negro. Su familia en estado de shock.
He empezado a sensibilizar a los obispos para acelerar la preparación de lugares de acogida en caso de que las facciones armadas invadan nuestros barrios. El proyecto es el siguiente: que los obispos pidan a la Cruz Roja un cierto número de colchones y mantas a modo de préstamo; ellos lo guardan en los sótanos de las iglesias y monasterios para, llegado el caso, albergar a los desplazados. Es un proyecto simple, realizable, pero hace falta que los obispos estén convencidos.
Esta noche es terrible. Las bombas caen muy cerca de nosotros y olemos el olor del polvo. Los muros tiemblan en cada explosión. Las balas o las explosiones, no sé bien, golpean las fachadas de los edificios y hacen un ruido que se parece a la lluvia.
11 de abril de 2015
Una verdadera carnicería en el barrio de Suleymanieh, un barrio cristiano. Los misiles que caen destruyen edificios enteros. Ayer por la tarde un misil ha caído cerca de la casa de mi familia. Muchos muertos y muchos edificios en ruinas. Esta mañana, a las 5:55, un misil ha golpeado el edificio de la casa de mi familia. El edificio vecino se ha colapsado, la mitad de nuestro edificio se ha derrumbado también, los dos pisos que están por encima de nosotros se han vuelto migajas, nos hemos convertido en la última planta. La Divina Providencia ha salvado a la familia de mi hermano que vive en la casa. El techo de tres habitaciones se ha caído. Una pesadilla. He ido a ver. La gente hace las maletas y se va. El éxodo de los cristianos de Alepo ha comenzado.
Un misil ha caído sobre el edificio de la Sociedad de Catequesis a 50 metros de nuestra residencia, ha atravesado el techo pero no ha explotado. Mide alrededor de 2 metros y medio. Otro ha caído cerca de la casa de la hermana de Antoine Homsy sj, la casa está hecha polvo pero sigue en pie. Aquí también la Providencia les ha salvado.
La gente experimenta un desgarro doloroso: de repente desaparece toda su historia personal y todos sus recuerdos. No queda más que escombros y personas temblando, asustadas, arrebatadas psicológicamente de todos sus objetos de afecto, sin hablar de que han perdido a sus personas queridas. Hoy, he visto en estos barrios a Job, el hombre probado. Gente que lo ha perdido todo, y allí están intentado recoger pedazos de recuerdos antes de partir.
¿Qué decir a la gente? ¡No tengáis miedo! He pronunciado esta frase con fuerza y la gente la ha escuchado con fe pues aquel que habla también está golpeado como ellos. “Guardad la calma para tomar una decisión sabia… ¿Queréis partir? Iros, yo me quedo. Rezad con todo vuestro corazón: ¡Dios viene a nuestra ayuda! ¡El Señor viene a nuestra ayuda!” Ya no anuncio la consolación sino la consolidación. Siento que el valor que muestro refuerza a la gente. Que el Espíritu Santo siga sosteniéndome en este valor pues siento una gran debilidad en el fondo de mí mismo.
12 de abril 2015
Es la fiesta de la Pascua (Ortodoxa). Pero los cristianos de la ciudad viven un Viernes Santo. Todo el mundo grita: ¡nos vamos!
Una vez más la comunidad cristiana muestra un espíritu de solidaridad. Todo el mundo empieza a acoger a los desplazados. La iglesia latina ha sido la primera en abrir sus salas para acoger a los que ya no tienen casa. Los greco-católicos han seguido los pasos de los latinos. De los otros todavía no tengo noticias.
La moral está muy baja. Nadie comprende lo que está pasando. Pero los cristianos están convencidos de que el plan para echarles de la ciudad ha comenzado. El estado ha enviado urgentemente al ministro de asuntos sociales y al primer secretario del partido Baath para visitar a los obispos, tranquilizar a los cristianos y desmentir los rumores que circulan sobre que el régimen cederá Alepo a las facciones armadas como ha hecho en Idlib. Pero nadie les cree.
Hoy, el P. Antoine Kerhuel me ha llamado desde Roma. Lo hace en cada fiesta, pero su llamada tenía hoy un sabor especial. Me ha dado una gran consolación. Me siento sostenido. El P. Antonio no me ha hablado de una forma ritual: “¿Cómo estás?” De verdad quería saber lo que está pasando y asegurarse de que estoy bien, yo, el único jesuita actualmente en Alepo. Me ha hecho un gran bien. Me ha subido la moral. Gracias Antoine. El P. Nawras me llama también todos los días para informarse de la situación.
13 de abril de 2015
Día de carreras. Por un lado tengo que ayudar a mi hermano a salvar lo que se puede salvar de la casa antes de su derrumbamiento, por otro debo organizar albergues de noche en los sótanos de las iglesias puesto que los combates se intensifican por la noche. Contacto con el obispo latino, un hombre abierto sin reservas ante cualquier proposición, a la formación de una célula de crisis, etc. De noche los combates se intensifican. Que Dios nos guarde hasta mañana.
14 de abril de 2015
El nuncio apostólico me ha llamado hoy desde Damasco para informarse de la situación.
Lo más doloroso es el reencuentro con la gente. A cada reencuentro surge la melancolía. Pesimismo general. Como soy de la ciudad, célebre por mis escritos y homilías, y sobre todo solidario con el sufrimiento por el hecho de que nuestra casa familiar ha sido bombardeada, la gente me busca para hablar. Yo los sostengo en tanto que el Espíritu Santo me inspira, y me inspira. Para los que se van, les indico lugares en Siria donde alojarse de manera no muy cara ya que los habitantes de las zonas cristianas (El Valle de los cristianos, Mashta-el-Helou, Tartous, Lattakié…) explotan inhumanamente a los desplazados pidiéndoles alquileres extremadamente caros.
Estos dos últimos días los entierros se hacen en grupo: tres ataúdes e incluso cuatro a veces. Y la televisión estatal graba y explota este drama para su beneficio. Hasta ahora hemos enterrado a 12 personas. Contando los autobuses y las habladurías son ya 160 familias cristianas las que han dejado la ciudad en estos dos últimos días. El triple serán las que se vayan a lo largo de esta semana. La tentación del suicidio aparece y se detectan sus señales. A nivel de los combates las facciones armadas dan la impresión que avanzarán pronto sobre la ciudad. No sabemos lo que nos reserva el destino.
Para evaluar la situación las estadísticas pueden dar unas cifras indicativas:
– Una decena de compañías de viajes no tienen plazas libres hasta el 18 de abril en ninguno de los 60 autobuses que transportaran 2500 pasajero cada día.
– 200.000 maletas se han vendido en estos tres últimos días según un comerciante. Nos ha mostrado su enorme almacén prácticamente vacío. No le quedan más que neceseres y bolsos de mano.
– En el colegio Enayé han faltado entre 8 y 10 alumnos de cada clase debido a los viajes, lo que hace unos 140-180 alumnos. El colegio Enayé es una escuela católica para la clase media.
– Un dispensario caritativo ha atendido hoy a 10 niños que han comenzado a tartamudear por el trauma sufrido y a otros 30 que se hacen pipí en la cama o que tienen pesadillas por las noches.
16 de abril 2015
Miedo, pánico e inquietud ante lo que pueda pasar mañana, fiesta de la independencia. Los rumores dicen que habrá combates feroces. Avanzamos en la preparación de albergues. Muchos me contactan para todo tipo de consejos: “Queremos dejar la ciudad, no tenemos mucho dinero, ¿a dónde vamos?” “Tenemos miedo de las noches, ¿dónde podemos dormir?” Tengo la impresión que me estoy volviendo una referencia. Los mismos curas aconsejan a la gente a venir a verme y no sé por qué. Yo dirijo a la gente discretamente, para no avivar el pánico, a los albergues para que pasen la noche allí. Hoy, por petición del obispo latino, he enviado al obispado 30 colchones y 60 mantas. 25 personas tienen la intención de pasar las 2 o 3 próximas noches en el sótano del obispado.
Aquellos que dejaron la ciudad han vuelto en masa. Alrededor de un 75% han vuelto pero la mayoría con la intención de irse de nuevo al final del año escolar, a mediados de mayo.
26 de abril 2015
Un domingo terrible. Escribo este diario entre el olor a polvo. Dos explosiones han sacudido la ciudad. Una en Jdaydé, a 100 metros de la residencia, la otra en el viejo mercado. Algunos segundos entre ambas. Después, combates y obuses. He celebrado la misa dominical en la catedral latina a las 5. Normalmente asisten entre 400 y 500 personas a esta misa, hoy había 80. La gente tiene miedo. Durante la misa, los muros de la catedral vibran, la gente tiembla y el Evangelio habla del Buen Pastor que no deja a su rebaño. ¿Qué decir? Permanezcamos unidos con el Señor porque Él nos sostiene en nuestros temores. Y digo bien: nos. La posibilidad de que la ciudad caiga pronto en las manos de los rebeldes no está excluida pero ninguno de nuestros miedos tendrá lugar. Animo a la gente a mantener la calma, a no huir en seguida puesto que si los cristianos somos numerosos podemos reivindicar algunas cosas ante nuestros ocupantes.
Nuestro sótano se utiliza hoy como albergue por primera vez. Hemos tenido un taller de socorrismo para nuestros trabajadores del JRS. En cuanto los combates han comenzado a 100 metros del Círculo Católico, todo el mundo ha descendido y se ha refugiado en nuestro sótano hasta las 16:30.
Tres albergues en los sótanos de las iglesias ya están equipados, el cuarto y el quinto lo estarán mañana. Yo trabajo con Ghassan a toda velocidad. Procedemos de manera eclesiástica, esto es de la mano del clero que se encarga de sus iglesias, mientras que otros han escogido otra vía y siguen aún en la fase de las reuniones y discusiones.