Dov Yermiya murió el sábado a los 101 años en el kibbutz donde vivía, en el norte de Israel. Yermiya era un líder disidente israelí que luchó en la guerra de la independencia de Israel, pero había renunciado al sionismo en 2009, a raíz de los «crímenes” durante el ataque a Gaza. De la página de Ronnie Barkan en Facebook:
Dov Yermiya, uno de los fundadores sionistas que se convirtió en disidente, falleció a la edad madura de 101; que descanse en paz…
Yermiya fue [uno de los] fundadores del Estado sionista y llevó a cabo muchas funciones importantes en ese camino. Nació en Palestina y había tratado de crear una especie moral de sionismo, un intento que más tarde admitió que había fracasado estrepitosamente. A los 95 años renunció oficialmente al sionismo y sus crímenes.
Yermiya se hizo famoso por un libro que publicó en 1982 contra la guerra cuyo título es My War Diary y hoy se le recuerda por una carta que escribió en 2009, citada por Uri Avnery.
Yo, un sabra (judíos nacidos en Israel) de 95 años, que ha arado sus campos, ha plantado árboles, construyó una casa y engendró hijos, nietos y bisnietos y también derramó su sangre en la batalla por la fundación del Estado de Israel,
Declaro por la presente que renuncio a mi creencia en el sionismo porque ha fracasado, que no voy a ser leal al Estado fascista judío y sus visiones locas, que no voy a cantar más su himno nacionalista, que estaré sólo en posición de firme los días de duelo por los caídos en las guerras en ambos lados y que veo con el corazón roto un Israel que está suicidándose y matando a las tres generaciones de descendientes en que yo me crié y he criado a los míos.
… durante 42 años, Israel convirtió lo que debería haber sido Palestina en un campo de detención gigante y mantiene a todo un pueblo cautivo bajo un régimen opresivo y cruel, con el único objetivo de quitarles su país, ¡pase lo que pase!
El ejército israelí reprime con fuego sus esfuerzos de rebelión, con la ayuda activa de los matones de los asentamientos, por los medios brutales de un sofisticado sistema de segregación y un bloqueo de asfixia, un acoso inhumano de los enfermos y de las mujeres en trabajo o de parto, la destrucción de su economía y el robo de sus mejores tierras y el agua.
Por encima de todo ondea la bandera negra del aterrador desprecio por la vida y la sangre de los palestinos. Israel nunca será perdonado por la enorme cantidad de sangre derramada, y sobre todo la sangre de los niños, en cantidades espeluznantes…»
Como veterano de la guerra de 1948, que ya estaba herido en combate cara a cara dos semanas antes de la declaración del Estado, me siento obligado a devolverle la presente invitación como ministro de Defensa. Lo hago con pesar, pero lo veo como mi deber.
Le considero a usted, Ehud Barak, uno de los principales comandantes militares y líderes políticos prominentes responsables de convertir el ejército de ‘la Fuerza de Defensa de Israel’ en un ejército de ocupación y opresión del pueblo palestino, además de defensor de los asentamientos criminales en su país.
Cuarenta años de ocupación han corrompido por completo el ejército israelí y todos los estratos de la sociedad. Ambos se caracterizan tanto por el nacionalista ‘viento del este’ [el viento del este trae el jamsin y las langostas] que sopla y enciende focos de guerras sin fin, que amenaza a nuestra gente y a la tierra con la tercera y última destrucción. Su parte en la responsabilidad de todo esto es enorme y por lo tanto le devuelvo su invitación sin agradecimiento…
Aquí hay un avance de un documental sobre Yermiya, publicado hace cinco años por Avi Dabach, en el que el entrañable nonagenario dice que Israel no existirá en otros 50-100 años.