Es un honor para mí comunicarles que he postulado al compañero Evo Morales Ayma al Premio Nobel de la Paz del año 2020.
Nuestra querida hermana Bolivia, la más empobrecida de América del Sur, en 2019 fue declarada por la ONU como país de Desarrollo Humano Alto por primera vez en su historia. No fue casualidad. Desde el año 2006 el primer Presidente indígena de la historia de América encabezó un proceso plurinacional, revolucionario y no violento, que marcó un antes y un después en la vida de los bolivianos y las bolivianas. El modelo de país con igualdad, justicia social y soberanía que lideró Evo debe ser reconocido internacionalmente.
En 1980 recibí el Premio Nobel por nuestra lucha contra las dictaduras latinoamericanas, articuladas entre sí por la Operación Cóndor que dirigía Estados Unidos. Al igual que en el caso de Lula, primer presidente obrero de América, a quién postulé al Nobel en el año 2019, Evo también es un símbolo de resistencia contra la nueva Operación Cóndor que hoy realiza golpes militares, mediáticos y judiciales, para proscribir partidos políticos y candidatos que logran alta intención de voto porque implementan políticas soberanas a favor del pueblo.
La democracia está en riesgo en nuestra región y no podemos estar en silencio. No podemos permitir la dictadura cívico-militar boliviana con su odio racial, ni la acción golpista de la OEA en manos de Luis Almagro. Queremos elecciones libres y transparentes en Bolivia, el fin del exilio forzado de Evo Morales, y el reconocimiento internacional a este pueblo plurinacional por su exitoso modelo social de Paz y no violencia.
#NobelParaEvo
#DemocraciaParaBolivia
Aquí les dejo la carta de postulación que presenté al Comité Nobel de Noruega:
Es para mi un honor presentar ante el Comité la candidatura al Premio Nobel de la Paz para Evo Morales Ayma, dirigente sindical, líder social, primer Presidente Indígena del América Latina, que logró implementar programas exitosos de lucha contra la pobreza, contra la desigualdad, contra el cambio climático y, por ende, en favor de la Paz.
No es simple la respuesta a la siguiente pregunta: ¿Qué tipo de estructura social impedía por más de 200 años que un indígena fuese Presidente de un país cuya población es mayoritariamente indígena?
Bolivia tiene a casi dos tercios de sus habitantes que se autoidentifican como parte de una identidad colectiva indígena, pero sus estructuras estaban definidas por el hecho de que la movilidad social dependía del color de piel, del idioma materno y del apellido del individuo. Así, se promovían antivalores sustentados en el racismo y en la discriminación en contra de la mayoría indígena.
En una sociedad como la boliviana, para las élites el término “indio” era considerado como un insulto y los idiomas nativos eran en la práctica proscritos. La pobreza estaba íntimamente ligada a la condición étnica. En ese ambiente, se desarrolló la lucha política y sindical de Evo Morales Ayma. Siempre utilizando los medios pacíficos de las vías democráticas.
Hace 14 años, Bolivia era el país más pobre de Suramérica, el país más desigual, con una bajísima esperanza de vida y dependiente de la cooperación internacional hasta para pagar los salarios de los médicos y maestros.
Ahora, Bolivia crece al doble de sus vecinos. Su PIB superó el 5% anual y el promedio del resto de países es 2%.
En 2006, el PIB era de 9 mil millones de dólares y ahora es de 40 mil millones. El PIB percápita era de 1.000 dólares y subió a 3.500.
Bolivia tiene la tasa de desempleo más baja de la región.
Bolivia era el país que más golpes de Estado registraba en su historia, durante esos 14 años hubo estabilidad política.
Bolivia fue declarada territorio libre de analfabetismo por la UNESCO.
Se creo un sistema de salud pública, estableciendo un sistema de acceso universal a la salud. Se realizaron más de 16 millones de consultas médicas, se redujo la desnutrición infantil a la mitad.
El subsidio universal prenatal atendió a más de 2 millones de madres, niñas y niños.
Con el bono Juancito Pinto, diseñado para la erradicación del trabajo infantil y de la deserción escolar, más de 900 mil estudiantes de casi 14 mil escuelas fueron beneficiados.
1 millón 300 mil personas de la tercera edad recibieron la pensión básica universal durante estos últimos años.
Se construyó un sistema político en que las mujeres tienen una representación igualitaria y paritaria. Más del 50% de los órganos legislativos está compuesto por mujeres.
En 1995, solamente el 9% de las mujeres eran propietarias de tierras; actualmente un 45% de las mujeres son propietarias. En 2005, una de cada diez mujeres sufrían con el desempleo; hoy esta cantidad se ha reducido a la mitad.
Además, el trabajo infantil ha sido reducido en un 80% en Bolivia.
El salario mínimo se incrementó de 440 bolivianos en 2005 a 2.122 bolivianos actualmente.
En 2006, 3’3 millones de personas recibían más del ingreso promedio; en 2019, esa cifra se incrementó a 6 millones y medio de personas.
Se universalizó el acceso al agua, telecomunicaciones y a la energía eléctrica. Reconocidos como derechos.
La extrema pobreza se redujo de una manera impresionante. De 38% a 15% en 14 años.
La brecha de género también se redujo sustancialmente. Ahora, según el Foro Económico y Social, Bolivia está en el puesto número 17 del mundo, por encima de muchos países desarrollados.
En síntesis, según la Organización de Naciones Unidas, en 2019, Bolivia ha sido calificado por primera vez como un país de Desarrollo Humano Alto.
Se habla mucho de un milagro económico. Esos sorprendentes resultados son producto de la lucha del pueblo boliviano y del liderazgo de Evo Morales.
La lucha contra la pobreza y la desigualdad han hecho de Bolivia un país que estaba construyendo una paz sostenible y duradera.
Estos cambios estructurales afectan intereses de élites que no quieren que cambien las cosas. A lo largo de 14 años, esas élites intentaron derrocar al gobierno legítimo y legal de Evo Morales en varias oportunidades.
Esos intentos finalmente se consumaron el 10 de noviembre de 2019. Las Fuerzas Armadas y la Policía forzaron la renuncia del Presidente y así consumaron un golpe de Estado.
Evo Morales prefirió renunciar para evitar que se produjera un enfrentamiento. Logró salvar la vida gracias a la generosidad del gobierno de México que le otorgó asilo y un avión que, después de muchas dificultades, logró sacarlo de Bolivia.
Lamentablemente, el gobierno golpista perpetró masacres y actualmente ha desatado una persecusión sistemática en contra de exautoridades del gobierno depuesto.
Asimismo, el gobierno de facto ha empezado a tomar medidas económicas que pretenden destruir el modelo económico que sacó de la pobreza a tanta gente.
Son estas y otras razones que me impulsan a presentar esta candidatura. Estoy convencido que el Premio Nobel de la Paz para Evo Morales Ayma será un justo reconocimiento y un acicate a la lucha por la inclusión, por la erradicación de la pobreza y por el desarrollo sostenible.
Firmar la petición en change.org
Fuente: adolfoperezesquivel.org