Un análisis sobre nuestras propias responsabilidades personales en esta hora  extremadamente crítica para la humanidad. Crítica tanto por causa del empecinamiento de “nuestras” elites en “frenar” a la Rusia “agresiva e imperialista”, como del fanatismo del sionismo actual, que acaba de atacar a Irán gravemente y sigue avanzando hacia el Gran Israel.

La directora de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, Tulsi Gabbard, posiblemente la persona más lúcida y honesta del Gobierno de Donald Trump, ha sido la última en alertar al mundo sobre la impresionante realidad de que “nuestras” elites parecen querer llevarnos a un holocausto nuclear. Una impresionante realidad que nuestras sociedades anglo/occidentales, nuestros conciudadanos tan convencidos de estar bien informados y tan despreciativos hacia cualquier información que huela a conspiracionismo, parecen ser incapaces de aceptar. Son unas elites, denuncia Tulsi Gabbard, que durante años se han ido construyendo unos refugios nucleares particulares de los que no disponemos el resto de los mortales.

Es una gravísima cuestión que vengo tratando desde hace años, al igual que diversos expertos más especializados que yo mismo. A mediados de octubre de 2024 el director de un diario de una considerable tirada me solicitaba que colaborase con artículos propios. Con bastante escepticismo de mi parte, le comenté que lo que yo pudiese escribir era totalmente incompatible con los análisis que ellos publicaban en Internacional, tomados de las grandes agencias (EFE, Europa Press, etc.) controladas por “nuestras” elites.

A pesar de todo, un par de días después le enviaba un artículo titulado “A la espera del grave evento que justificará la Gran Escalada”. Artículo que, tal y como suponía, no fue publicado. Visto lo visto, poco después escribí una segunda parte que no era otra cosa que la repetición de las mismas tesis, pero esta vez sostenidas en las declaraciones de militares, políticos, diplomáticos o periodistas que hayan formado parte del Sistema anglo/occidental. Este era el primer párrafo:

“Parece ser que los análisis que realicé en la primera parte del presente artículo son tan ‘políticamente incorrectos’ que jamás encontrarán un cauce para ser publicados en los medios ‘serios y responsables’. Incluso aunque haya sido uno de estos medios el que me solicitó un artículo. Demos, por tanto, una vuelta de tuerca más sobre las cuestiones que en él traté. Pero hagámoslo citando, solo y exclusivamente, a militares, políticos, diplomáticos o periodistas que hayan formado parte del Sistema anglo/occidental. Ya se trate de personas honestas que desde relevantes posiciones de liderazgo han ido evolucionando hacia la verdad y la dignidad o de gentes que, como el mismo Netanyahu, siguen empecinados en sus crímenes. Quizá así consiga eludir la permanente y cansina acusación de ser un ‘radical antisistema’ con la que me toca convivir desde hace demasiados años, al igual que les sucede a otros. Aunque, si he de ser sincero, no creo que consiga nada positivo. La avasalladora, elaborada y omnipresente propaganda BlackRockista parece haber dañado irremediablemente las conexiones neuronales de demasiados de ‘los nuestros’. Las personalidades que a continuación citaré son tan solo una pequeña muestra de los muchos otros que también podrían ser citados para fundamentar los análisis que realicé en la primera parte de este artículo. Voy a tratar las diferentes cuestiones por el mismo orden en el que aparecían en él.”

Mi presente análisis, centrado en aquellos que considero los tres grandes peligros a los que se enfrenta la humanidad en esta hora crítica, está completamente en línea con aquel lamento de los grandes maestros del Movimiento de la no violencia: las generaciones futuras se lamentarán más del silencio cómplice de la gran masa de la gente buena que de la maldad de unos pocos.

Mi análisis podría ser considerado como un desarrollo de esa proclama de aquellos maestros. Una proclama que integra sabiamente tanto las medias verdades de muchos activistas sociopolíticos como las medias verdades de los espiritualistas tan centrados exclusivamente en los comportamientos individuales.

El primero de esos tres grandes problemas/peligros es el del desinterés de nuestras mayorías sociales anglo/occidentales por todas aquellas tragedias que están más allá de nuestro entorno inmediato. Desinterés que deja totalmente libres las manos de “nuestros” fantoches políticos, marionetas de “nuestras” elites “filantrópicas”.

El segundo es el de la absoluta idiotización de esa misma mayoría social anglo/occidental tan solo interesada por sus propios problemas y afanes. Idiotización lograda gracias al absoluto control de los grandes medios, control que esas elites han alcanzado finalmente. Control alcanzado igualmente en todos aquellos ámbitos en los que se crea la opinión pública y se logra el consentimiento social: el ámbito académico, el hollywoodiense, el de las grandes ONGs, etc.

El tercero es el de la evidente incapacidad de las personas de esa misma mayoría social anglo/occidental para reconocer que han sido idiotizados. Las resistencias de nuestro considerable ego, tan autoconvencido de sus propias capacidades intelectuales, fueron calificadas en su momento por Albert Einstein como unas inercias más poderosas que las inercias físicas. Como suele decirse, es más fácil engañar a alguien que convencerlo de que ha sido engañado.

Es sorprendente que a tan solo ocho décadas de la absoluta idiotización de la sociedad alemana, convertida en una masa fanática manipulable y un instrumento imprescindible para el delirante proyecto nazi, no solo no hayamos aprendido nada sino que incluso seamos incapaces de aceptar los muchos y evidentes paralelismos entre aquellos acontecimientos y los que ahora estamos viviendo.

Foto: Ataque de Israel a Irán a primera hora del 13 de junio

Valdecasas: Todo lo que hay detrás de los ataques de Israel a Irán y lo que quiere evitar EE. UU. (Negocios TV, 13.06.2025)