«Estim Catalunya perquè té un passat
de lluita incansable per la llibertat»
Pere Capellà
La semana pasada, el diario El País reprodujo en portada un artículo del ex presidente del Gobierno, Felipe González, titulado «A los catalanes». Además de apelar al cumplimiento de LA LEY, González comparó el proceso soberanista que vive Cataluña con el que vivieron Alemania e Italia en los años treinta. Es una clara acusación de nazismo y fascismo a quienes promueven la independencia de Cataluña. Una acusación muy grave -y mucho más por venir de quien viene- e injusta. Por un lado, es injusta porque el proceso de Cataluña es un movimiento eminentemente popular, un sentimiento que ha ido creciendo en la sociedad catalana al margen de los partidos políticos (como mínimo de los partidos hasta hace poco mayoritarios, CDC y PSC) y que no responde a una manipulación de las masas por un dictador alocado, tal como nos presentan el presidente de Cataluña, sino que Artur Mas se ha visto arrastrado por la voluntad popular, manifestada en las concentraciones pacíficas más grandes de la historia y, también, en las urnas.
Por otra parte, acusar al menos a la mitad de la población de Cataluña de nazis y fascistas es una auténtica canallada. Un pueblo que sufrió los bombardeos de la aviación nazi y de la fascista durante la guerra civil, que vio como muchos padres y abuelos tuvieron que exiliarse y como muchos de ellos murieron en campos de concentración nazis. Un pueblo así no merece verse acusado de manera tan infame, sobre todo por un expresidente de un Estado que nunca ha condenado la dictadura franquista ni la muerte ni la represión que provocó.
Nos presenta, González, el nacionalismo catalán como excluyente y sectario, que exige el «pedigrí» a los llegados de fuera de Cataluña. Los que hemos viajado, aunque sólo sea una vez, a Cataluña sabemos que esta afirmación es calumniosa. En Cataluña no hay una sola persona que no hable el castellano. Al contrario, muchas personas residentes en Cataluña no hablan el catalán, y no por ello están discriminadas.
En cuanto a los medios de comunicación, especialmente los medios públicos catalanes, dan voz a todas las ideologías. Cada día, en TV3 y Cataluña Radio, hemos oído opinar libremente a políticos del PSC, del PP, de Ciudadanos… Pero, alguien recuerda haber escuchado la opinión de algún independentista en algún medio de comunicación estatal, público o privado? Ningún medio de comunicación estatal se ha preocupado de explicar al conjunto de los españoles la realidad de Cataluña, su historia, la represión cultural y política que ha sufrido, sus reivindicaciones y la voluntad de ser un Pueblo, una Nación en el marco del Estado español. Por el contrario, dirigentes políticos y mal llamados periodistas se han obsesionado en crear una imagen, una caricatura de los catalanes como insolidarios, excluyentes, que se aprovechan del Estado y que nunca están satisfecho … y que, además, se empeñan en hablar en catalán. No, no son precisamente los catalanes los que están manipulados por unos dirigentes fanáticos.
Y es que las élites españolas nunca han querido respetar esta voluntad de ser de los catalanes. Consideran que Cataluña no es España, sino de España, como la Comunidad Valenciana y las Islas Baleares. Somos suyos por derecho de conquista. Y a un conquistado no se le seduce, se le amenaza, se le explota fiscalmente y se le impone la lengua y las leyes del conquistador. Por ello, los dirigentes españoles ni siquiera intentan convencer a los catalanes de las bondades que supondría seguir dentro España. Dentro de su ADN político sólo existe la amenaza y el insulto.