Este será un artículo atípico. En él no habrá ninguna tesis. Ni tan siquiera ninguna hipótesis. Tan solo estará construido de preguntas. Decidí ponerme a ello al oír a un encumbrado tertuliano afirmar que los actuales dirigentes de Estados Unidos no son nada tontos, ni tampoco los europeos. Se empeñaba en desacreditar a Adrián Zelaia y en convencernos de que a nadie le interesa una guerra nuclear.

Pero yo me pregunto: ¿Seguro que “nuestros” dirigentes son personas realmente inteligentes? Y en el caso de que sí lo fuesen, ¿tal supuesta inteligencia sería relevante en el momento de tomar decisiones totalmente irracionales, absurdas e incluso suicidas? ¿Qué es entonces la inteligencia?

¿Los líderes nazis no eran acaso extremadamente inteligentes? ¿No fueron acaso capaces de logros tecnológicos extraordinarios, de un control social sorprendente y de una increíble empresa bélica colectiva?  ¿Pero para qué nos sirve una inteligencia que puede llevar a todo Occidente a un inconcebible derrumbe aún mayor que el del Tercer Reich?

¿En manos de quién están nuestras vidas y la de los nuestros? ¿Por qué somos tan sumisos y pasivos frente al supuesto poder de sus lacayos políticos? ¿Por qué incluso los votamos? ¿Por qué en los programas electorales “progresistas” son irrelevantes las cuestiones globales que tienen que ver con la Paz y con el enorme problema que es la OTAN?

¿Por qué nos sometemos tan fácilmente a las falacias que tantas personalidades de “reconocido prestigio” nos imponen en los grandes medios? ¿Por qué les adjudicamos tan rápidamente el “supuesto saber”? ¿Por qué estamos tan inermes frente a la omnipresente propaganda atlantista? ¿Por qué decimos que los canales de televisión mienten continuamente, pero seguimos sentándonos frente a ellos?

¿Quiénes son capaces de creer que un anciano con serios problemas cognitivos, como es Joe Biden, puede tomar una decisión que podría conllevar la Tercera Guerra Mundial, como es la decisión de atacar con misiles hasta en el interior mismo de Rusia? ¿Quiénes pueden ser aún tan ingenuos como para creer que Estados Unidos es una democracia? ¿Cómo alguien que acaba de ser rechazado por una sociedad que no quiere continuar financiando la guerra de Ucrania, y cuyo partido acaba por ello de perder las elecciones presidenciales, puede tomar semejante decisión tan trascendental e histórica?

¿Quiénes son los que nos están llevando a la Tercera Guerra Mundial? ¿Qué está pasando en sus mentes? ¿Cómo puede ser que gentes de la elite “filantrópica” anglo/occidental se atrevan a afirmar, sin base científica alguna, que en nuestro planeta sobran más de la mitad de los 8.000 millones de los actuales seres humanos? ¿Entre esos “sobrantes” incluyen a sus propias familias? ¿Qué diferencia sustancial existe entre los delirantes nazis y estas gentes misantrópicas/malthusianas/eugenésicas, gentes con apariencia de racionalidad a diferencia de los alterados nazis?

¿Qué es la locura? ¿Acaso no es locura la pérdida de sentido de la realidad? ¿Acaso el nazismo no era y sigue siendo locura? ¿Acaso no es locura torturar durante el día o participaren vuelos de la muerte y luego volver plácidamente a casa a poner cariñosamente a sus nietos sobre las rodillas? ¿Acaso no es locura ver los procesos históricos tan solo como una partida en el Gran Tablero de ajedrez global y, con total ausencia de la más mínima empatía, decidir fría e “inteligentemente” sobre la vida y la muerte de millones de seres humanos? ¿Acaso no es locura trazar una línea divisoria absolutamente radical entre “nosotros” y “los otros”?

Más aún, ¿acaso no es locura desentenderse de todos aquellos que no forman parte de nuestro propio entorno familiar? ¿Acaso Albert Einstein no tenía razón cuando afirmaba “El mundo es un lugar peligroso, no por causa de los que hacen el mal, sino por aquellos que no hacen nada para evitarlo”? ¿No somos conscientes de lo que sucederá con nuestras familias y con todo nuestro mundo local en el caso de que estalle una guerra nuclear?

¿Tenemos o no que preocuparnos seriamente por la probabilidad de una Gran Escalada? ¿Tendrá felizmente razón el bloguero militar chino apodado Woniu Keji cuando afirma que el uso por Ucrania de misiles estadounidenses contra Rusia no será un punto de inflexión y no supondrá una amenaza de tercera guerra mundial, ya que Moscú dará una respuesta mesurada? ¿O tendrán razón aquellos otros que nos instan a ponernos seriamente en guardia? ¿No será cierto aquello de que “Es mejor tener un seguro y no tener que usarlo, que tener necesidad de dicho seguro pero no disponer de él”?

Manuel Herranz: “Rusia asume que los misiles de la OTAN lanzados por Ucrania son un ataque directo”. (Negocios TV, 22.11.2024)