Una elección que frustra los planes de un imperio regional
Las elecciones presidenciales del 29 de octubre de 2025 en Tanzania marcaron un punto de inflexión importante en la política de la región de los Grandes Lagos. Se celebraron en un clima de tensión regional y con importantes retos en materia de seguridad.
La reelección de Samia Suluhu Hassan frustró las ambiciones de desestabilización atribuidas a los regímenes vecinos de Paul Kagame (Ruanda) y Yoweri Museveni (Uganda).
Detrás de estas maniobras, algunos observadores ven la mano de los partidarios de un viejo sueño geopolítico: la creación de un «Imperio Hima-Tutsi» que abarque varios países de África Oriental.
Origen e interpretaciones del concepto «Hima-Tutsi»
El término «Hima-Tutsi» hace referencia a grupos sociales históricamente presentes en varios reinos precoloniales de África Oriental: los tutsis en Ruanda, Burundi y algunas regiones fronterizas de Tanzania (Buha); los himas en los antiguos reinos del oeste de Uganda y el noroeste de Tanzania (Bunyoro, Ankole, Bukoba).
Si bien estas regiones comparten raíces culturales y lingüísticas, su papel político ha variado considerablemente según los contextos nacionales.
En Tanzania y Uganda, estas comunidades se han integrado en un tejido social diversificado, sin grandes implicaciones políticas.
Por el contrario, en Ruanda y Burundi las tensiones relacionadas con la pertenencia étnica han estructurado a menudo las relaciones de poder, marcando profundamente la historia contemporánea de estos países. La «cuestión étnica» ha marcado toda la vida política desde la década de 1960.
En Burundi, los presidentes Michel Micombero, Jean-Baptiste Bagaza y Pierre Buyoya procedían del grupo hima.
En Uganda, Yoweri Museveni, en el poder desde 1986, es de origen hima del reino de Ankole.
En Ruanda, Paul Kagame, que llegó al poder en 1994, encarna la continuidad del poder tutsi.
Estos líderes, aliados en diferentes períodos, han sido a menudo acusados de alimentar una ambición regional común: extender su influencia sobre la región de los Grandes Lagos.
La tesis de un «imperio regional»: entre la percepción y la realidad
A lo largo de los años, algunos analistas y actores políticos han mencionado la existencia de un proyecto informal destinado a consolidar la influencia de las élites procedentes de los grupos hima y tutsi en la región. Esta idea de un imperio dominado por las élites hima-tutsi ha seguido siendo un rumor geopolítico. Pero resurgió en 2025 tras la declaración del general Muhoozi Kainerugaba, hijo y delfín de Museveni, quien afirmó públicamente que: «El Imperio Hima-Tutsi debe proclamarse y extenderse desde Uganda hasta el oeste de Tanzania».
Este anuncio se percibió como una amenaza directa a la estabilidad regional y un desafío al orden panafricano.
A pesar de ello, ninguna estructura política o militar concreta confirma esta hipótesis.
Tanzania, un obstáculo importante para este proyecto
En esta saga, Tanzania representa una excepción política en la región. Bajo la presidencia de Samia Suluhu Hassan, Tanzania ha continuado con una tradición de moderación y estabilidad heredada de Julius Nyerere.
El país sigue siendo un actor central en la Comunidad del África Oriental (CAO) y un mediador reconocido en varias crisis regionales.
Para los promotores del proyecto imperial, Tanzania representaba, por tanto, el obstáculo que había que derribar.
Esto se materializó: se hizo todo lo posible para provocar e incluso participar en manifestaciones violentas filmadas y retransmitidas en directo; provocar el caos en Tanzania y atribuirlo todo al movimiento «Generación Z», que derriba regímenes como recientemente en Madagascar, cuando no era así en Tanzania.
Por otra parte, los observadores constataron que algunos de los jóvenes detenidos en el marco de estos incidentes son extranjeros, lo que ha sido confirmado por la presidencia y el Gobierno de Tanzania.
Ante esta constatación, la respuesta de la oposición, manipulada por las potencias que querían, a través de ella, remodelar la Tanzania de Julius Nyerere a imagen de la Ruanda de Paul Kagame y la Uganda de Yoweri Museveni, fue lamentable. «Todos los vídeos muestran a personas que hablan swahili, tanzanos», afirmó esta oposición. Sin embargo, el swahili se habla en todos los países fronterizos con Tanzania: Uganda, Kenia, Ruanda, Burundi, el este de la República Democrática del Congo, Zambia, Mozambique… ¡Un argumento poco convincente!
También hubo una campaña de demonización del entorno o los partidarios de la presidenta Samia Suluhu, como Jakaya Kikwete, Rostam Azizi… algo parecido al mito del AKAZU en Ruanda, que el FPR de Paul Kagame utilizó y sigue utilizando para acosar a la señora Agathe Habyarimana, cuyo marido, el presidente Habyarimana, fue asesinado por él, pero a quien acusa de haberse convertido en viuda por complicidad con miembros de este mítico AKAZU, como el coronel Bagosora y otros.
Por último, hubo un intento de incitar a algunos oficiales militares de Tanzania a dar un golpe de Estado militar y expulsar a la presidenta antes de la proclamación de los resultados.
Este intento de desestabilización durante las elecciones recurrió a acciones como: infiltración de agentes extranjeros, difusión de información falsa, creación de incidentes violentos para hacer creer que se trataba de una insurrección, etc.
En este contexto, se asistió al espectáculo de agitadores lanzando llamamientos para alterar el orden desde los países vecinos. Las redes sociales informan de que milicias e incluso miembros de las fuerzas de seguridad de algunos países habrían sido enviados por miles a Tanzania para exacerbar la violencia, como matar a la población civil y atribuirlo al régimen, atacar a personalidades del régimen y sus propiedades para intimidarlas y hacerlas huir, y presentar esto como una muestra del rechazo del pueblo. Todo ello facilitado y exacerbado por las redes sociales y las nuevas tecnologías de la información.
Por último, ha habido un impacto y consecuencias de los innumerables y repetitivos anuncios. Así, los servicios de prensa de estos países que desestabilizan Tanzania, difundidos por los medios de comunicación a sueldo, anunciaron erróneamente la huida del país de la presidenta Samia Suluhu Hassan con imágenes que la mostraban subiendo a un helicóptero que supuestamente la sacaría de Tanzania.
A continuación, anunciaron la toma del poder en Tanzania por parte del ejército e incluso citaron el nombre de un general que, según ellos, sería ahora el presidente de Tanzania.
Una respuesta controlada por Dodoma
Durante las elecciones de octubre de 2025, también se señalaron varios incidentes y campañas de desinformación en línea.
Las autoridades tanzanas reaccionaron con firmeza y eficacia, dando prioridad a la calma institucional y a la continuidad del proceso electoral. Entre las medidas adoptadas cabe destacar: un bloqueo temporal de Internet para cortar los canales de desinformación, la continuación del proceso electoral con transparencia, y el rápido anuncio de los resultados que confirmaban la victoria de Samia Suluhu Hassan.
La victoria de la Sra. Suluhu Hassan se confirmó dentro de los plazos legales, y la ceremonia de investidura del 3 de noviembre de 2025 se celebró en un ambiente controlado, en presencia de algunos jefes de Estado africanos, en particular de Burundi, Zambia, Mozambique y Somalia.
Consecuencias y percepciones regionales
En el plano político y de seguridad, el episodio electoral tanzano ha puesto de relieve la complejidad de las relaciones de poder en la región de los Grandes Lagos.
Algunos Estados, en particular la República Democrática del Congo, Burundi y Mozambique, comparten con Tanzania preocupaciones relacionadas con la seguridad transfronteriza, las migraciones y la lucha contra los grupos armados.
En Mozambique, la presencia de tropas ruandesas en Cabo Delgado suscita ahora sospechas de desestabilización contra Tanzania.
En Burundi y la RDC, se están reforzando las alianzas militares para contrarrestar cualquier amenaza procedente del norte.
Tanzania se perfila como un nuevo actor disuasorio en la región.
Tanzania se perfila cada vez más como un actor de equilibrio y disuasión en una región marcada por antiguas rivalidades. Su diplomacia se basa en la cooperación, la mediación y la prevención de crisis.
En el plano económico, las tensiones geopolíticas actuales están afectando a los proyectos de integración económica regional: las relaciones bilaterales entre Tanzania y algunos de sus vecinos se han debilitado; el oleoducto Uganda-Tanzania de TotalEnergies (1500 km) se ve comprometido; las relaciones comerciales con Kenia y Ruanda se ralentizan; el turismo regional (Kilimanjaro, Serengeti, Maasai Mara) se ve afectado por esta tensión.
Un legado panafricano duradero
A pesar de estos retos, Tanzania sigue promoviendo asociaciones bilaterales basadas en la confianza y la estabilidad. Sigue siendo un pilar histórico del panafricanismo. De hecho, desde la independencia, ha desempeñado un papel central en las luchas de liberación africanas.
Ha sido un refugio y un apoyo para la mayoría de los líderes de estos movimientos: en Zambia, el UNIP de Kenneth Kaunda; en Zimbabue, el ZANU-PF de Robert Mugabe; en Namibia, la SWAPO de Sam Nujoma; en Angola, el MPLA de Augustino Neto; en Mozambique, el FRELIMO de Samora Machel, y en Sudáfrica, el ANC de Nelson Mandela. Incluso Museveni y Kagame deben a la Tanzania de Nyerere parte de su ascenso al poder.
Este papel histórico explica el lugar especial que ocupa Tanzania en el imaginario político africano: el de un país neutral, solidario y moderado, fiel a la filosofía de cooperación trazada por Julius Nyerere.
Conclusión: La estabilidad como legado y resistencia
El intento de desestabilización de 2025 terminó en un amargo fracaso para sus instigadores.
La resiliencia del pueblo tanzano, la disciplina del Chama Cha Mapinduzi (CCM) y la sabiduría política de Samia Suluhu Hassan permitieron evitar el caos.
Frente a las ambiciones regionales de dominación, Tanzania reafirma su papel de guardiana de la estabilidad y la soberanía africanas.
Sigue siendo, en la región de los Grandes Lagos, un baluarte contra el autoritarismo y la división étnica. Su estabilidad sigue siendo esencial no solo para su propio desarrollo, sino también para el equilibrio político, económico y de seguridad de toda África Oriental.
Fuente: Echos d’Afrique
Foto: La presidenta de Tanzania y candidata del partido gobernante Chama Cha Mapinduzi (CCM), Samia Suluhu Hassan, lanza la campaña del partido en un mitin en Dar es Salaam el 28 de agosto de 2025, antes de las elecciones generales de Tanzania. © Ericky Boniphace/AFP.
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