Con semejante atrocidad, que debe ser considerada como un verdadero (y único en la historia) Golpe de Estado Global (pues EEUU empezaba a condicionar ya el destino de todo nuestro mundo), nació el actual Imperio de las “familias” globalistas, Imperio cuyo derrumbe estamos contemplando. Sería por ello decisivo que ahora llegase a buen puerto la desclasificación de los documentos secretos sobre aquel tremendo magnicidio. Unos documentos cuyo increíble ocultamiento solo ha sido posible por la decisión y el poder de esas mismas poderosas “familias”. Podría ser su final.
Dados los actuales acontecimientos en la RD del Congo, es una cuestión de conciencia el volver a levantar la voz frente a aquella gran mentira que Charles Onana llamó “una obra maestra de la desinformación, una intoxicación perfecta”. Una mentira más del sanguinario Imperio de la Mentira. Un imperio que ha estado llevando al mundo hacia el Armagedón, al menos durante las últimas seis décadas: desde aquella tenebrosa hora en la que cayó en el regazo de Jackie un gran trozo del cráneo y del cerebro de su esposo John. Era el JFK que se había atrevido a llevar a cabo medidas tan “peligrosas” como la de imprimir dólares paralelos a los de la Reserva Federal o como la de intentar poner freno al delirante belicismo del Complejo Militar Industrial y el Estado Profundo.
Por acontecimientos como es el incipiente, pero quizá imparable, despertar político de los jóvenes (tan temido por Brzezinski), despertar provocado por un Internet casi imposible de controlar; por acontecimientos como el desmantelamiento de la USAID y otros organismos (con la salida a la luz de sus criminales actuaciones), desmantelamiento que (por los motivos interesados o nobles que sea) está realizando el Gobierno de Trump; por acontecimientos como la desclasificación de los documentos referentes al asesinato de John F. Kennedy, al de su hermano Robert y al de Martin L. King (si esta desclasificación se llega a concretar y si han podido ser preservados los más importantes documentos) … quizá ahora Occidente empiece a estar en condiciones de salir de la gran pesadilla en la que lo tienen sumido, desde hace demasiadas décadas, las elites “filantrópicas” angloestadounidenses.
A lo largo de su primer mandato, Donald Trump no llegó a desclasificar los documentos referentes al magnicidio de Dallas… ¡para no causar un daño irreparable a Estados Unidos! Motivación sumamente reveladora. Ahora, como afirman los que para mí son los más lúcidos analistas de la geopolítica, al menos hemos detenido, por el momento, el proceso de provocaciones a Rusia que nos iban acercando cada vez más al Armagedón nuclear. Algo parecido a lo que sucedió en el momento del primer triunfo electoral de Trump frente a la sádica y peligrosa Hillary Clinton, siempre dispuesta a lo que sea. Siempre dispuesta a seguir dócilmente y en todo momento las directrices de unas elites que seguramente prefieren una enorme catástrofe mundial antes que caer en el mismo derrumbe en el que ya cayeron los oligarcas rusos que habían sido aupados por ellos mismos.
En una enumeración cronológica de eventos de falsa bandera y mentiras sistemáticas del actual Imperio de la Mentira podríamos remontarnos hasta varias décadas más allá del magnicidio en Dallas en 1963. Es lo que hace Juan Antonio Aguilar en una de sus últimas exposiciones. Yo mismo me suelo referir a la fraudulenta creación de la Reserva Federal en 1913 como un inicio trágico. Pero, en mi opinión, la tragedia de aquel 22 de noviembre de 1963 marcó un punto de inflexión: hizo posible el inicio al actual globalismo. Se trató de una tragedia que, además de ser historia y no mitología, es comparable en dramatismo a las grandes tragedias de la mitología griega. Tragedias como la de Edipo rey, que asesinó a su propio padre. O como la del dios Saturno, que asesinó y devoró a su propio hijo.
Ninguno de sus otros crímenes revela como lo hace este la naturaleza perversa de unas elites que instantes después de esta atroz escena, seguro que brindaban “felices”, protegidos de las miradas de toda la humanidad entre las tinieblas de su mundo satánico. Gentes que hacen algo semejante con “los suyos”… ¿qué no estarán dispuestos a hacer en los países del resto del mundo? El brillante Juan Antonio Aguilar retoma con frecuencia la lúcida expresión del presidente Putin para referirse al Occidente colectivo: “El imperio de las mentiras”. Por mi parte, al utilizar el singular y las mayúsculas, pretendo trasformar esta valoración geopolítica en una categoría incluso teológica. El mismo presidente Putin se refiere a veces a esa dimensión profunda y espiritual de los actuales acontecimientos.
Este es el marco en el que hay que encuadrar la gran tragedia que no cesa en África Central. Paul Kagame, cuya impune espalda sigue aún protegida por esas elites “filantrópicas” globalistas, acaba de dar el paso de conquistar el riquísimo Kivu Norte de la RD del Congo (una provincia cuya extensión es tres veces la de Ruanda), controlando totalmente ya su capital Goma. Al parecer, pretende apropiarse igualmente del Kivu Sur y ya ha tomado su capital Bukavu. Y el vecino Burundi parece estar del mismo modo en peligro.
Hablamos de miles de nuevas víctimas mortales que, día a día, se van añadiendo al que Charles Onana llama “El Holocausto” de diez millones de seres humanos. Hablamos de unos 250.000 civiles nuevamente desplazados en estos días. Cantidad que debemos sumar a los 7.200.000 desplazados anteriormente, como hace notar José Lucas en la última magnífica revista de los compañeros de Umoya. Millones de víctimas mortales y millones de desplazados que, en un alucinante ranking de indiferencia y abandono, importan aún menos a nuestra autodenominada “Comunidad Internacional” que lo que importan los sufridos palestinos.
Es la “maravillosa” Comunidad Internacional que nació, como un monstruo infernal, aquel tenebroso momento en el que Jackie recibía en su regazo el cráneo y el cerebro de su esposo. Es la “insuperable” Comunidad Internacional que, en estas últimas décadas, periodo al que yo llamo La hora de los grandes “filántropos”, se ha hecho con el control de las mentes de unas sociedades idiotizadas por los dueños de Hollywood, los “reconocidos” expertos/analistas de los medios verdaderamente “respetables”, los “ilustres” académicos del Sistema y las demás gentes que en su última hora no se librarán de tener que enfrentar todo el enorme daño que han hecho a la humanidad.
Foto: Jackie Kennedy sale del vehículo después de que su marido, el presidente John F. Kennedy, fuera asesinado a tiros el 22 de noviembre de 1963 (Zapruder Film 1967, restaurado el 1995).
Juan Antonio Aguilar – El imperio de las mentiras (DMP Geopolítica, 15.02.2025)