Hay días de mal despertar. Es casi una pesadilla y no es un sueño. Es la realidad que te golpea al saber que el Gobierno argentino votó en contra de Venezuela, condenando su política de derechos humanos, sin un análisis profundo de la grave situación que vive el país hermano, basándose en el informe de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas Michelle Bachelet y sin escuchar otras voces.
Es un camino errado y peligroso el de sumarse al grupo de gobiernos de derecha que acompañan la agresión de los Estados Unidos contra Venezuela. Hay que tener memoria de los ataques de los Estados Unidos contra el gobierno de Hugo Chávez con los intentos de golpes de Estado y buscando destruir y someter al gobierno de Nicolás Maduro.
Varios países europeos, títeres de la política de los EEUU, se suman y condenan a Venezuela y reconocen a un personaje que el pueblo no ha votado, Guaidó, como presidente del pueblo venezolano, violando los derechos soberanos y pretendiendo desconocer a las autoridades legítimas elegidas por el pueblo.
La decisión del gobierno argentino de votar contra Venezuela junto con gobiernos golpistas que violan permanentemente los derechos humanos en sus países como Chile, Perú, Ecuador, Brasil o Colombia entre otros, deja al descubierto que la Cancillería Argentina hizo lo mismo que haría el gobierno de Macri. Es un grave retroceso en la política latinoamericana el violar el derecho a la soberanía del pueblo venezolano, en lugar de apoyar a un gobierno hermano que siempre fue solidaria con el nuestro.
La embajadora Alicia Castro presentó su renuncia al no compartir la decisión de la Cancillería Argentina en su condena a Venezuela. Alicia es una persona que trabajó por la unidad entre los pueblos hermanos de Argentina y Venezuela.
El continente nos muestra la fragilidad de las democracias, el Grupo Lima está constituido por gobiernos de países que siguen las directivas del gobierno de los Estados Unidos, y guardan silencio cómplice sobre el bloqueo a Venezuela y las consecuencias económicas y políticas que provocan en momentos en el que los venezolanos están soportando la pandemia del Covid 19 y la falta de recursos para la atención de la población.
Esos gobiernos títeres guardan silencio sobre el bloqueo a Cuba por los Estados Unidos durante más de 50 años. Violando las decisiones de las Naciones Unidas y los derechos del pueblo cubano.
Guardan silencio sobre el golpe de Estado en Bolivia, digitado por los Estados Unidos, la intervención en los golpes de Estado contra Dilma Rousseff en Brasil imponiendo la “Lawfare” para desplazar a Lula e impedir que pueda presentarse a elecciones.
Guardan silencio sobre la persecución contra el ex presidente de Ecuador Rafael Correa y contra Evo Morales en Bolivia.
Es lamentable el proceder de la Cancillería Argentina. Y nos duele que se haya sumado en la condena a Venezuela, sin un análisis crítico más profundo para no perder el camino de unidad y liberación de los pueblos y para no someterse al colonialismo que quieren imponer los Estados Unidos a los pueblos que buscan su soberanía y autodeterminación.