En directo desde Gaza: Entrevista al poeta y académico palestino Ziad Medoukh por Dimitris Konstantakopoulos, para defenddemocracy.press y militaire.gr.
«Créanme, mi determinación, mi coraje, mi resistencia, mi paciencia y mi optimismo no pueden superar mi angustia absoluta… Me cuesta creer que siga vivo, porque veo la muerte mil veces al día y, aunque no le temo, me preocupa nuestro futuro. Lo único positivo de todo esto, lo que me enorgullece, es que no siento ningún odio. Acepten, por favor, la expresión de la amistad de los palestinos de Gaza, que ya no es Gaza, y de Ziad, que ya no es Ziad».
Estas palabras, entre otras, figuraban en un mensaje que el palestino Ziad Medoukh, habitante de esta ciudad martirizada, envió el año pasado a sus amigos europeos desde Gaza. Afortunadamente, ha sobrevivido y sigue decidido a permanecer en su tierra, vivo o muerto. Porque, nos dice, si me fuera, participaría en una segunda Nakba (la «catástrofe» de los palestinos, su expulsión inicial en 1948 durante la creación del Estado de Israel, con el objetivo de establecer una mayoría judía).
Gloria a los pueblos que cuentan con intelectuales y guías espirituales como Ziad. El futuro les pertenece, pase lo que pase de aquí a entonces.
Lo hemos buscado en Gaza, donde Cristo ha sido crucificado una vez más, para dar directamente, sin intermediarios, a este pueblo la voz que ha ganado con su sangre y su dolor indescriptible, para que nos diga cómo vive, qué siente y qué piensa. Sea cual sea la opinión de cada uno sobre la cuestión palestina –aunque, a estas alturas, solo los ciegos, los sordos y los hombres sin dignidad pueden no ver que la supuesta «operación antiterrorista» de Israel se ha convertido en un genocidio–, es esencial escuchar y ver a la gente real, algo que no hacen los medios de comunicación internacionales, que no nos informan, sino que nos desinforman.
Ziad es doctor por la Universidad París VIII y dirige el Departamento de Estudios Franceses de la Universidad Al-Aqsa de Gaza, donde fundó en 2004 el Centro para la Paz de Gaza, inspirado en las ideas de Gandhi. Es impulsor de numerosas iniciativas sociales, como la ayuda a los agricultores locales o el apoyo psicológico a los niños que crecen bajo los implacables bombardeos. Es autor de varios libros, el más reciente de los cuales, publicado este año en francés, se titula Gaza, ma vie sous les bombes (Gaza, mi vida bajo las bombas), así como de innumerables recopilaciones poéticas y estudios sobre la evolución de la sociedad palestina. Ha sido galardonado con tres premios internacionales por su obra poética.
«Los palestinos lo hemos perdido todo», nos dice Ziad. «Nuestra tierra, nuestras casas, nuestras familias, nuestros seres queridos, nuestras pertenencias, nuestros olivos. Solo nos queda la esperanza. Es con ella con la que vivimos». Describe cómo las familias y la sociedad palestinas se han convertido en una fuerza indestructible de solidaridad para resistir el horror cotidiano.
Aunque expresa su gratitud hacia los manifestantes de todo el mundo, no oculta su decepción hacia los gobiernos y los poderosos de este mundo, que podrían detener el genocidio pero no lo hacen, ignorando sus obligaciones morales, políticas y jurídicas derivadas de la Convención de Ginebra sobre el genocidio. Del mismo modo, denuncia la actitud de los medios de comunicación que ocultan la magnitud de las atrocidades cometidas en Palestina.
La entrevista tuvo lugar el 21 de mayo. En los tres días siguientes, mientras se multiplicaban las muertes por inanición, sobre todo de niños y ancianos, Gran Bretaña, Francia y Canadá condenaron la masacre, mientras que la gran prensa occidental, con veinte meses de retraso (!), comenzó por fin a llamar a las cosas por su nombre. Pero nos quedamos en las palabras, no en los hechos. Y da la impresión de que los dirigentes europeos solo buscan eludir su responsabilidad en el mayor crimen contra la humanidad desde los nazis. Pero han tardado demasiado. La historia no será más indulgente con ellos que con Poncio Pilato si no actúan con decisión, incluso ahora.
Para concluir esta breve introducción, permítanos señalar que los acontecimientos de Gaza no solo tienen importancia local o regional, sino también mundial. En un esclarecedor artículo, Thomas Fazi explica por qué Gaza es un laboratorio para revisar las normas morales que aún rigen oficialmente la política militar estadounidense, pero también para poner a prueba el uso de la violencia masiva contra la población civil como arma de guerra, un método que mañana podría emplearse contra China, al tiempo que se estudian los límites de las reacciones de la opinión pública occidental.
Sin embargo, la cuestión es aún más amplia. ¿Cómo pueden tolerar la mayoría de los Estados –algunos incluso apoyándolo con envíos de armas– tal genocidio ante los ojos del mundo entero? ¿Cómo, ochenta años después de la derrota del nazismo, pueden resurgir con total impunidad sus ideas y sus métodos? ¿Cómo es posible que el propio pueblo judío tome un camino que su propia experiencia debería haberle enseñado, como toda la historia de la humanidad, que acabará conduciéndolo a su propia perdición?
Ya no se trata de los palestinos de Gaza o Cisjordania. Se trata del futuro de nuestra civilización, del futuro de la humanidad.
Fuente: Defend Democracy Press
«NO nos vamos!» Un poeta palestino habla desde Gaza con Dimitris Konstantakopoulos (Militaire News, 24.05.2025)
Se pueden activar los subtítulos automáticos