A mediados de los años setenta la Obra Cultural Balear inició una campaña para promover la cooficialidad de la lengua catalana en las Islas Baleares con el eslogan que da título a este artículo. Entonces todavía no teníamos Estatuto de Autonomía y el catalán estaba prohibido en la enseñanza y en todas las administraciones públicas, además de ser inexistente en los medios de comunicación, con excepción de Radio Popular de Mallorca, la emisora de la iglesia. Y, sin embargo, el uso de nuestra lengua no estaba tan amenazado como en la actualidad. Por mucho que el Estatuto de Autonomía consagra la oficialidad del catalán, junto con el castellano, y lo define como la «lengua propia de las Islas Baleares», y por mucho que el catalán es la lengua vehicular de la enseñanza en la mayoría de centros públicos y concertados, y aunque disponemos de algunos medios de comunicación escritos y audiovisuales en catalán, y una radio y televisión autonómicas, nunca como ahora había disminuido el uso social de la lengua catalana en nuestras Islas. Ni nunca, como ahora, los partidos de derecha y lo que se llama «la caverna mediática» se habían ensañado contra las políticas que pretenden normalizar el conocimiento y el uso de las distintas lenguas cooficiales del Estado.
Ante esta situación es necesario interpelar a toda nuestra sociedad para que se implique en promover el uso de la lengua catalana. Especialmente, todas aquellas personas, instituciones y entidades que son referentes de la población. Los representantes institucionales, los directivos de asociaciones empresariales y sindicales, los intelectuales y artistas, los deportistas de élite…
Precisamente hace pocos días ha llamado la atención la campaña publicitaria de la asociación Palma Viva para promover las compras en los comercios del centro de Palma. Sorprendentemente sólo ha empleado el inglés y el castellano, ignorando el otra idioma oficial de los palmesanos y demás mallorquines, entre los que posiblemente se puede encontrar la mayoría de su clientela, ya que, a priori, somos los más sensibles en responder a la defensa de un determinado modelo de ciudad y de sociedad.
También, a raíz de la proclamación de Joan Mir como flamante campeón del mundo de motociclismo, en la máxima categoría, Marc Márquez, el catalán campeón en las últimas ediciones del campeonato felicitó por las redes a Joan Mir en castellano, cuando ambos son catalanohablantes. Algo parecido ocurrió con la felicitación pública de Rafael Nadal a Joan Mir, mediante un vídeo en el que los dos campeones hablaban unos minutos en inglés. En todos los casos citados como ejemplo muy común de comportamientos lingüísticos, el mensaje lanzado a toda la comunidad de habla catalana es demoledor: nuestra lengua sólo sirve para usarla en la intimidad, pero debemos sustituirla cuando nos escucha más gente.
Es una lástima que Rafael Nadal y Joan Mir, seguramente asesorados por las respectivas empresas que gestionan su imagen, hayan perdido esta oportunidad de hacer pedagogía ante los propios conciudadanos y ante el resto del mundo de que tenemos una lengua, una de las más habladas de Europa, y que hay que emplearla normalmente.
Los dos jóvenes campeones han demostrado ser un modelo a seguir para la juventud gracias a la sencillez, humildad, deportividad, respeto a los adversarios y madurez, entre muchas otras virtudes. Qué grandes abanderados de nuestra lengua podrían ser. Hace años, gustó que Rafael Nadal cediera su imagen en una campaña de la Obra Cultural Balear para fomentar nuestra lengua. ¿Lo hacemos de nuevo?