Sr. primer ministro,

Soy muy consciente de la profusión de preocupaciones que ha tenido desde que asumió el cargo. Sin embargo, como ciudadano belga, me gustaría expresar mi preocupación por la suerte de mi compatriota Paul Rusesabagina. No es una cuestión de conveniencia, sino una expresión de mi incomprensión ante lo que considero la pasividad de nuestro país.

No puedo olvidar que Bélgica no dio muestras de gran valor en abril de 1994, cuando abandonó a la población ruandesa en plena tormenta. Sé que no debemos rehacer la historia, pero debemos tener en cuenta las experiencias del pasado.

Durante años, el actual régimen ruandés ha demostrado repetidamente su total desprecio por los más elementales derechos humanos y de los pueblos. Para mostrar su total desaprobación a las autoridades ruandesas, y más concretamente a su presidente Paul Kagame, el Parlamento Europeo votó en un pasado reciente cuatro resoluciones especialmente críticas.

La primera puso de manifiesto, en 2012, el apoyo directo prestado por Ruanda al movimiento rebelde M23 y condenó, entre otras cosas, los actos masivos de violencia sexual perpetrados en la República Democrática del Congo.

La segunda y la tercera, adoptadas en 2013 y 2016, se referían al caso de Victoire Ingabire Umuhoza, que tuvo la osadía de presentarse a la presidencia en 2010. Por este delito de lesa majestad, fue condenada a 8 años de prisión, que aumentaron a 15 años en la apelación. En su momento, al igual que Paul Rusesabagina en su propio juicio, se negó a participar en la farsa organizada por la justicia de su país. Finalmente, hace unas semanas, los eurodiputados han tratado específicamente la situación de Paul Rusesabagina. Han denunciado sin ambages las circunstancias ilegales de su secuestro, las condiciones de su encarcelamiento y los numerosos obstáculos planteados por las autoridades ruandesas a los derechos de la defensa.

Sr. primer ministro,

¿Cuándo tendrá en cuenta nuestro país de una vez la verdadera naturaleza del actual régimen ruandés?

¿Cuándo tomará nuestro país de una vez las medidas adecuadas para hacer frente a la total falta de voluntad de Ruanda de cumplir las normas más básicas del Convenio Universal de Derechos Humanos y de los Pueblos?

¿Cuándo exigirá nuestro país de una vez que Paul Rusesabagina, ciudadano belga, sea puesto en libertad de inmediato, en lugar de rogar a un Estado delincuente con métodos mafiosos que le conceda un juicio justo?

No es la primera vez que un ciudadano belga se encuentra en una situación similar a la de Paul Rusesabagina. En 2005, el padre Guy Theunis, detenido en la zona de tránsito del aeropuerto internacional de Kigali, fue encarcelado durante 75 días antes de ser devuelto a las autoridades belgas. Muchos ciudadanos belgas ya cuestionaron en su momento la pasividad de las autoridades políticas ante la arbitrariedad de un país que ciertamente no tenía que dar lecciones a los demás en materia de justicia y democracia.

A este respecto, también es significativo el caso del profesor Peter Erlinder, de nacionalidad estadounidense. Mientras defendía a Victoire Ingabire Umuhoza durante su primer juicio, fue detenido, encarcelado y juzgado como si fuera un delincuente común. Su foto con el uniforme rosa de la prisión, al igual que la del padre Theunis, asistiendo a una audiencia de su juicio con un rollo de papel higiénico en la mano, impactó a muchos y permanece en la memoria de quienes siguieron su juicio, como una ilustración de la naturaleza abyecta de este régimen.

Si algunos se arrogan el derecho de decretar urbi et orbi lo que es bueno y lo que es malo, cuando todo demuestra objetivamente su potencial de perniciosidad, nos corresponde oponernos a ellos con determinación. Hace casi ocho meses que Paul Rusesabagina fue secuestrado y encarcelado ilegalmente. Son ocho meses de más. Este acto criminal es inaceptable. Él y su familia esperan que Bélgica les dé un apoyo franco e inequívoco. Que nuestro país responda sin demora a sus legítimas expectativas de acuerdo con los principios universales que constituyen la base de nuestra democracia.

Gracias por su atención.

(firmado)

Luc Marchal
Antiguo comandante
Sector Kigali MINUAR

Al Sr. Alexander DE CROO
Primer ministro
Rue de la Loi, 16
1000 BRUSELAS

Fuente: Echos d’Afrique