Desde muy joven, gracias sobre todo a mi fascinación por la figura de Jesús de Nazaret, empecé a tomar conciencia de que en la historia humana lo realmente importante sucede siempre fuera de los focos. Gracias a mi fascinación por aquel que solo fue un judío marginal (en la ya de por sí marginal tierra de Israel, en los límites del imperio de turno), tan marginal que casi no hay testimonios históricos extrabíblicos sobre él pero que, sin embargo, cambió el curso de millones de vidas, empecé a tomar conciencia de que la historia real siempre transcurre paralela o entrelazada a la historia oficial. Transcurre callada pero inexorablemente. Desde antiguo, pero especialmente en esta época tan marcada por el poder de los medios de comunicación para crear “la realidad”, las sociedades humanas están tan condicionadas por el poder, por sus intereses y su propaganda, que es prácticamente imposible que trascienda al gran público la imagen y el mensaje subversivos de aquellos que cuestionan el status quo. Es decir, la imagen y el mensaje de aquellos que aciertan y se atreven a avanzarse a los demás.
Los criminales intereses occidentales en el África Central han conseguido que una extraordinaria mujer, Victoire Ingabire Umuhoza, sea prácticamente una desconocida. Sin embargo, el mediático premio Nobel de la Paz Barak Obama (que durante sus mandatos ha aumentado el gasto en cabezas nucleares mucho más que cualquier otro presidente de Estados Unidos, por hablar tan solo de armas atómicas), no creo que sea digno ni tan solo de posar junto a ella en una foto. Esta sencilla madre de familia que lleva ya cinco años en prisión en Kigali por el “crimen” de ser la candidata a la presidencia de Ruanda liderando el mayor grupo de la oposición, se encuentra ahora en una situación crítica. Paul Kagame, el “liberador” de Ruanda que expolia para todos nosotros los inmensos recursos del Congo, tiene carta libre para mantenerse en el poder por cualquier medio.
Y es que el poder no solo margina y silencia siempre a los líderes más clarividentes sino que, si hace falta, los elimina. O al menos eso pretende. Porque, en realidad, luego resulta que los fracasados son quienes siempre han cambiado la historia. Y el poder se ve obligado a intentar apropiárselos, haciéndoles monumentos y homenajes. El hecho es que, en este momento, la vida de esta excepcional mujer ruandesa corre peligro. Una mujer que ha sido abandonada incluso por los sucesivos gobiernos de España (tanto del PSOE como del PP). Unos gobiernos que en vez de bajar sumisos la cabeza a las reprimendas del embajador de Estados Unidos (como muestran diversos cables de WikiLeaks), deberían haber hecho todo lo posible para que fuesen ejecutadas las órdenes de arresto dictadas por el juez Fernando Andreu contra toda la cúpula del actual Gobierno de Ruanda (por, entre otros crímenes, el asesinato de nueve españoles). Pero lo que en realidad han hecho es boicotear la causa Ruanda-Congo (al igual que otras de la Audiencia Nacional, pero especialmente esta) ¡Y luego se extrañan de oír aquello de “No nos representan”!
La mañana del pasado 26 de marzo, Gahongayire Leonille, tesorera adjunta de las FDU-Inkingi, la coalición que preside Victoire Ingabire, fue secuestrada por hombres vestidos de civil que estaban esperando en el interior de la prisión central de Kigali. La obligaron a subir a un automóvil con número de matrícula RAA442M, que la esperaba dentro de la cárcel y se la llevaron hacia un destino desconocido. Gahongayire Leonille había ido a la prisión central de Kigali para llevar la comida a Victoire Ingabire, que es alimentada desde el exterior por consejo médico y por cuestiones de seguridad (son proverbiales los conocimientos y las prácticas de la elite feudal tutsi a lo largo de siglos sobre envenenamientos que no dejan huella alguna). Ahora Victoire no tiene comida ni agua.
El Gobierno ruandés está furioso contra Victoire Ingabire tras su apelación a la Corte Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos, apelación cuyo desenlace ha empañado la imagen internacional de Ruanda que se jactaba de respetar el estado de derecho. Está claro que esta última medida de presión está destinada a asustar a cualquiera que se atreva a llevar comida a Victoire Ingabire y, por razones muy sospechosas, a forzarla a tomar comida preparada por cocineros designados por el Gobierno. Por todo ello, las FDU-Inkingi han alertado a todos los pueblos amantes de la paz, a los gobiernos y a las organizaciones de derechos humanos para que hagan presión sobre el Gobierno de Ruanda a fin de que revele el lugar donde Gahongayire Leonille está detenida y para que la libere sin demora.
Post Scriptum: Se acaba de saber que después de tres días de secuerstro, se ha liberado a la Srta. Gahongayire Leonille, después de haber sufrido interrogatorios, malos tratos y torturas en las comisarías de Gasabo y Kimironko. El secuestro de la tesorera de las FDU-Inkingi es tan solo el último eslabón de una guerra psicológica llevada a cabo por el régimen ruandés para romper la determinación de Victoire Ingabire así como para asustar a todos aquellos que la apoyan en el interior del país. Anteriormente la dirección de la cárcel no había permitido el acceso a su abogado, el letrado Gatera Gashabana, a fin de preparar con su cliente el proceso frente a la citada Corte Africana de Derechos Humanos y de los Pueblos. Además, sometió a constantes abusos a dicho letrado (cacheos, violación de la confidencialidad de sus notas y documentos personales sobre el caso…), lo que supone un grave atentado contra los principios del libre ejercicio de su profesión.