Los halcones oficiales de Washington están bloqueando el deseo del presidente Trump de distensión con Rusia, pero esto ha abierto un camino al nuevo presidente de Francia Macron para intervenir en la Nueva Guerra Fría, dice Diana Johnstone a Dennis J. Bernstein.

El presidente francés, Emmanuel Macron, se ha posicionado como un posible intermediario para facilitar una reducción de las tensiones entre Estados Unidos y Rusia, un movimiento que tiene sentido para Francia, pero que puede enojar a los halcones oficiales de Washington que quieren intensificar la Nueva Guerra Fría.

He entrevistado la periodista e historiadora Diana Johnstone sobre la reciente visita de Trump en París. Johnstone es la autora de From Mad to Madness: Inside the Pentagon’s Nuclear War Planning Machine, que explica las experiencias de su padre, Paul Johnstone, como analista principal del Grupo de Evaluación de Armas Estratégicas del Pentágono y coautor de los Pentagon Papers. Hablé con ella por teléfono en Francia el 19 de julio.

Dennis Bernstein: Diana, por favor, danos vuestra opinión sobre la reciente visita de Trump a París para reunirse con Emmanuel Macron.

Diana Johnstone: Bueno, en primer lugar, está claro que Emmanuel Macron ha visto una ventaja en ser el único amigo del Trump sin amigos. Está claro que esto puede fortalecer Macron para tratar con Alemania. La principal parte de su mandato es influir a Alemania en cambiar la política de la UE.

Además, Macron está en condiciones de ser un intermediario en este acercamiento entre Trump y Putin, que, por supuesto, el Partido de la Guerra en Washington está haciendo todo para obstruir. Así que Macron se ha situado en una posición interesante.

Creo que cualquiera de los candidatos en las últimas elecciones francesas habría seguido el mismo camino. Estaba absolutamente en el programa que Francia cambiase su política exterior. Los intelectuales del gobierno, los diplomáticos, etc., se dan cuenta que esta política siria no funciona y, al mismo tiempo, que las sanciones contra Rusia son muy perjudiciales para las economías francesa y europea, mientras que benefician a los Estados Unidos. Entonces, lo que hace Macron es lo que haría la comunidad intelectual, independientemente de qué candidato ganara las elecciones.

DB: Dadnos vuestra análisis de esta locura del Rusiagate.

DJ: Bueno, no soy psiquiatra, pero visto desde aquí en Europa, es increíble. Acabo de ver la entrevista de Tucker Carlson con Max Boot en Fox News. Este delirante maníaco en asuntos extranjeros está en el Consejo de Relaciones Exteriores, cuando debería estar sometido a tratamiento psiquiátrico.

Por supuesto, la máquina de Clinton ha tomado el Partido Demócrata y lo ha convertido en el Partido de la Guerra. ¿Qué pasa en el mundo con personas que hablan con miembros de otro país? La idea que es traición hablar con los rusos es completamente loca. En todos los momentos de la historia, incluso cuando los gobiernos estaban en guerra entre ellos, tenían algún tipo de contacto, sólo por simples motivos de inteligencia.

Tratar de criminalizar y prohibir cualquier contacto en un nivel más o menos oficial con los rusos va más allá de lo que es la práctica diplomática, incluso en tiempos de guerra. Creo que el verdadero problema en Washington es que hay un verdadero partido de guerra que da la bienvenida a una guerra nuclear con Rusia si eso es lo que se necesita para evitar que se hagan tan fuertes como nosotros.

DB: La gran historia del G-20 fue que Trump habló con Putin y, por tanto, debe ser juzgado por traición, junto con toda su familia.

DJ: Estoy segura que los rusos han llegado a la conclusión de que nos estamos preparando para la guerra. ¿De qué otra manera se puede tomar esto? Lo estamos haciendo todo para convencer a los rusos que queremos la guerra con ellos sí o sí. Por supuesto, esto significa que comenzarán una escalada militar para poder atacar. Putin siempre ha hecho movimientos amistosos hacia los Estados Unidos y son simplemente rechazados. La única explicación posible es que estamos decididos a hacer la guerra.

Desafortunadamente, el 2013 Obama se metió él mismo en un callejón sin salida con su retórica de «línea roja», exigiendo el ataque de Estados Unidos si se detectaba cualquier uso de armas químicas en Siria. Por supuesto, desde entonces, ha estado bien establecido por investigadores muy serios, incluyendo a Seymour Hersh, que este uso de armas químicas era una bandera falsa.

Los rusos, en vez de insistir en que se trataba de una bandera falsa, sugirieron con mucho tacto que la respuesta era sacar todas las armas químicas de Siria, que ciertamente se utilizaban. Ahora todos en la máquina de la OTAN apuntan esto como señal de la debilidad de Obama al no castigar a los culpables y olvidarse de este acuerdo sobre armas químicas que fue exitoso. En cambio, la línea oficial es que Obama fue demasiado débil y que tenemos que ser fuertes.

DB: Denos su opinión sobre la reciente reunión del G-20 en Hamburgo y la respuesta de la gente.

DJ: Bueno, no creo que la respuesta de la gente se haya pensado muy bien. Muchos no se dan cuenta que el G-20 está, en realidad, un paso fuera de la dominación occidental porque incluye países del tercer mundo con grandes poblaciones ­–Rusia, China, Indonesia, etc. La reacción ha sido sólo: «Estos son el poder y estamos en contra». No hay distinción por temas. Así pues, la demostración fue mucho mayor que la del G-8 o de otras reuniones. Toda esta violencia se dirigió contra una reunión que realmente estaba trabajando hacia una forma mejorada de comunicación internacional.

DB: ¿Qué piensa de la polémica en torno a la Unión Europea y el papel de Francia?

DJ: La Unión Europea se ha vuelto completamente desequilibrada porque Alemania ahora es una nación exportadora de bajo coste laboral, manteniendo un gran desequilibrio comercial con sus socios. Los otros tres candidatos a la presidencia francesa fueron muy críticos con la UE y flotó la posibilidad de salir del Euro.

Macron fue puesto por el establishment para salvar a la Unión Europea. Está claro que la misión de Macron es convencer a los alemanes de cambiar la política por una que permita que otros países crezcan económicamente en lugar de ser estrangulados, que es lo que está pasando ahora. No sé si tendrá éxito en esto, pero esta es una de las razones por las que quiere a Trump y Putin a su lado, para reemplazar a Merkel como la figura dominante de la UE.

DB: Acaba de sacar un libro increíblemente importante titulado From Mad to Madness: Inside the Pentagon’s Nuclear War Planning Machine. Su padre, Paul Johnstone, era el principal analista del Grupo de Evaluación de Armas Estratégicas en el Pentágono. Usted ha tomado las memorias de su padre y escrito comentarios sobre ellas. Ya sabéis que cuando Daniel Ellsberg publicó los Pentagon Papers, hizo algo increíblemente importante. Pero no escribió los Pentagon Papers, venían de los planificadores de la guerra. Su padre era uno de los coautores. Podría describir cuál era el trabajo de su padre mientras trabajaba para el Pentágono?

DJ: Uno de sus proyectos era algo llamado «estudios de incidentes críticos», que tenía la intención de informar a los líderes sobre cómo analizar situaciones de crisis. Dos de estos estudios de crisis se encuentran en el libro, uno sobre Laos y otro sobre la crisis de Berlín. Curiosamente, después hubo tanta seguridad que no podía acceder de nuevo a él mismo, y así lo hizo desde el recuerdo. Básicamente, su idea era intentar educar a estos líderes en la incertidumbre que suponía lo que hacían.

Ya veis que todo el mundo hace planes de contingencia y lo único que llega a los líderes es un resumen ejecutivo que suele intentar poner una cara positiva a las cosas y afirmar que «ganaremos con seguridad». De hecho, los líderes principales no suelen estar muy bien informados sobre lo que es probable que llegue al país. Los Pentagon Papers fueron un estudio encargado por Robert McNamara para intentar determinar cómo nos metimos en la maraña de Vietnam. Así, mientras los Pentagon Papers eran una gran revelación para el público, el establishment ya sabía que no podían ganar aquella guerra. Por supuesto, esto se arrastró durante varios años más.

DB: Escribe en el libro: «La teorización de la guerra nuclear era una especie de ejercicio virtuoso en la creación de un mundo imaginario donde todas las declaraciones debían ser coherentes entre sí, pero nada tenía que ser coherente con la realidad, porque no había ninguna realidad para ser verificada».

DJ: Esta es la descripción de mi padre de lo que estaban haciendo. Evidentemente, era más consciente que la mayoría de sus compañeros. Conocía a Paul Nitze [oficial del gobierno de los EEUU que ayudó a diseñar las políticas de la Guerra Fría] muy bien y le gustó personalmente. Pero no pudo comprender cómo alguien tan educado como Nitze podía estar tan ciego sobre la Unión Soviética, pensando en todo momento que tenían intención de atacarnos.

Ahora vemos la misma mentalidad, personas que parecen inteligentes y que son absolutamente paranoicas respecto a Rusia. Ya sabéis, la izquierda pensó que aprendía algo de Vietnam, pero ahora tenemos al Partido de la Guerra que sólo ha aprendido a controlar mejor estos movimientos. No hay ninguna oposición seria.

DB: Uno de los puntos importantes que tocáis en el libro es que, independientemente de lo que cualquier analista diga sobre quién es probable que prevalezca, la guerra nuclear significa destrucción recíproca.

DJ: A veces, los analistas lo reconocerían, pero entonces saldrían y dirían: «pero los Estados Unidos prevalecerán». Era y es una locura. La irrealidad de lo que pasa en el Pentágono parece poco comparada con la irrealidad de lo que pasa en el establishment de Washington ahora. Existe la locura de la planificación de la guerra en el Pentágono: «Tenemos estas armas, ahora tenemos que decidir cómo usarlas», y así sucesivamente. Y al mismo tiempo, una locura creciente ha tomado posesión de la clase política que dice: «Sí, genial, hagámoslo».

Es una situación increíblemente peligrosa y la gente parece estar dormida. Tenemos a estas mujeres en las calles debido a algunas observaciones que Trump hizo en un momento u otro, pero no hacen nada para evitar que el mundo estalle en cualquier momento. Me parece que hay una falta de prioridades en Estados Unidos entre aquellas personas que permanecen sanas y morales.

DB: La primera parte del libro se titula The World of Target Planning.

DJ: Así es como mi padre entró en esto. Estaba en el Departamento de Agricultura con Henry Wallace cuando el país comenzó a prepararse para otra guerra y más tarde se dio cuenta de que nunca se salía de este asunto de la guerra.

La religión de Estados Unidos se ha convertido en la destrucción total del enemigo. Con nosotros, siempre es la rendición incondicional. No basta con derrotar a un enemigo, hay que destruirlo. Está muy vinculado a la posesión de las armas nucleares, a la idea de destrucción total en lugar de la simple derrota. Forma parte de la extrema arrogancia que se integra en la cultura estadounidense: nunca debemos perder, siempre tenemos que ganar. […]

Estudios muy importantes sobre el bombardeo estratégico durante la Segunda Guerra Mundial concluyeron que no era el bombardeo estratégico lo que nos hizo ganar la guerra. Sin embargo, este mito ha sido perpetuado desde entonces, que el bombardeo estratégico hace ganar guerras. Esto continúa porque la fuerza aérea necesita mucho dinero para seguir operando.

Durante la guerra de Vietnam, se preguntó a los expertos cuáles serían los efectos del bombardeo en el norte. Llegaron a la conclusión de que «sólo uniría al enemigo contra nosotros». Pero la fuerza aérea quería bombardear y consiguieron lo que querían. Querían tomar parte en la acción. La política de Washington juega un papel importante para llegar a estas guerras. Así pues, incluso en los casos en que la comunidad de inteligencia consigue hacer algo con sentido, normalmente se ignora.

Todo esto parecía haberse apaciguado un poco con el reconocimiento del concepto de «destrucción mutua asegurada». El problema es que, desde el colapso de la Unión Soviética, la arrogancia de Estados Unidos –que hizo que Truman, por ejemplo, decidiera lanzar la bomba atómica en Japón después de que Japón ya había sido derrotado– ha vuelto, como has dicho, a subir hasta arriba del todo.

Cuando Putin, en 2007, dijo que quería un mundo multipolar más que un mundo unipolar, a partir de entonces Rusia y Putin han sido enemigos. Además, tenemos a Dios y al dólar a nuestro lado y podemos hacer cualquier cosa. Durante la Guerra Fría hubo alguna medida de precaución por parte de los de arriba. Ahora, todas las precauciones se las ha llevado el viento. Alguien como Steven Cohen, por ejemplo, uno de los máximos expertos [en Rusia], es marginado en la práctica porque no está en la línea de la administración.

DB: Hay una sección del libro llamada Imagining Doomsday, que describe los esfuerzos del Grupo de Evaluación de Sistemas de Armas para estudiar las implicaciones de la lluvia radiactiva. Imagino que ahora vuelven a utilizar este material, esta es la información que necesitan saber.

DJ: Bueno, supuestamente están trabajando revisando las armas para hacerlas más potentes y menos radiactivas. Todo este asunto sobre la puesta en marcha de un «escudo» en Europa del Este está destinado, obviamente, a dar a Estados Unidos la capacidad para el primer golpe. No funcionará, pero esta es la última ilusión. No está pensado para protegernos de la agresión rusa, sino para protegernos de la represalia rusa.

Dennis J. Bernstein es un locutor de «Flashpoints» en Pacifica Radio y el autor de Special Ed: Voices from a Hidden Classroom. Pueden acceder a los archivos de audio en www.flashpoints.net.