Hace unos días encontré en mis archivos una nota del querido hermano, que ya no está entre nosotros pero nos dejó su testimonio, el Padre Obispo Miguel Esteban Hesayne desde Azul. Me envió un correo con la preocupación  por el abuso de los adelantos técnicos, como el uso de los celulares y equipos electrónicos, y como la técnica  incide en el comportamiento de los jóvenes que quedan atrapados  por el consumismo tecnológico que los fagocita.

Hace referencia al científico humanista Albert Einstein, quien preveía lo que se avecinaba y el impacto que la aceleración del tiempo y avances tecnológicos provocan sobre la población, y quien en su preocupación  se  pregunta si ese día que tanto temía, finalmente llegó.

Einstein dijo: “Tengo miedo del día que la tecnología vaya a sobrepasar a la interacción humana. El mundo será una generación de idiotas”. ¿Ese día llegó?

No hay que asustarse y pensar que todo está perdido, simplemente hay que reaccionar para no ser devorado por la técnica y la alienación que termina condicionando la capacidad del pensamiento y la libertad de ser persona; existen muchas formas de adicciones que actúan como las drogas que terminan sometiendo la voluntad de las personas. Hoy el mundo está ante el desafío de la inteligencia artificial, que puede superar a los seres humanos y puede presentar peligros en la vida de toda la humanidad. Ya hay empresas que despidieron a los trabajadores y los suplantaron con robots. Son muchos los interrogantes que se presentan.

Siguiendo a R. Panikkar en «Técnica y Tiempo» dice: “La técnica hace posible pensar a una velocidad que ningún ser humano es hoy capaz de lograr. Pero, cuando se pasa de una determinada velocidad límite, cuando se franquea la ‘barrera humana’ ¿no podría producirse una cierta mutación, una cierta ruptura que nos hiciera cambiar de plan? En todo caso es un hecho que hoy el hombre solo, sin ayuda de la técnica, no sigue a la máquina, sino que es engullido por ella.»

Como individuo aislado, ¿puede enfrentarse con su prójimo, provisto de un cerebro electrónico?

Los medios técnicos de comunicación han masificado la información, son como una aplanadora mediática sometida a la aceleración del tiempo; las sociedades “civilizadas” han alterado a través de la técnica la vida de las personas y los pueblos, y día a día se va perdiendo el ritmo natural entre el hombre y la naturaleza, llevando  las sociedades a  una asimetría y distancia cada vez mayor de desigualdad, entre países que disponen de tecnologías avanzadas y aquellos que no pueden alcanzarles por la aceleración cada vez mayor del tiempo que los lleva a correr hacia ningún lado.

Einstein  cargaba en su conciencia y le dolían los avances tecnológicos que llevaron al uso de sus investigaciones y sus  consecuencias en Hiroshima y Nagasaki que desencadena una etapa de incertidumbre y miedos de la humanidad, en la “Era Nuclear” que dispone de la capacidad del ser humano de destruir el planeta.

Es la Babel de la ciencia, donde los amos y señores de la vida y la muerte deciden el futuro de la humanidad y de todo ser viviente.

Hoy muchos países poseen armas nucleares y ponen al mundo al borde de su autodestrucción. En la guerra de los EE.UU., la OTAN y Ucrania, el pueblo es la víctima de la locura de las grandes potencias que juegan a destruirse más y mejor. No quieren el diálogo, la resolución de poner fin a la guerra, no escuchan las voces que se levantan en el mundo de cuidar y preservar la Casa Común, como la del Papa Francisco, el Consejo Mundial de las Iglesias, organizaciones y diversas religiones, personalidades en el mundo que reclaman poner fin a la guerra y construir la Paz.

Las Naciones Unidas están silenciadas e inoperantes frente a la irresponsabilidad de las grandes potencias que utilizan el poder del veto para continuar la guerra, en la que todos pierden y ponen en peligro la vida planetaria.

La humanidad vive la incertidumbre y sabe que lo que se siembra se recoge.

Einstein sabía de las consecuencias y la angustia existencial que vive la humanidad y llama a despertar la conciencia de los pueblos.

Nos queda la esperanza de la rebelión de los pueblos para parar la guerra y construir la Paz. Lo imposible es posible. Luther King dijo: “Si mañana se termina el mundo, igual hoy voy a plantar mi manzano”.