Parece que no pueda ser, pero Pedro Sánchez lo ha hecho posible. Su hipocresía es de pura raza hispánica-castellana. Dijo que ama a los catalanes y a las catalanas. ¡Pedro Sánchez me quiere! Es como si el perro de mi vecino, que me está ladrando todo el año, después me dijera que desea mi bienestar y mi felicidad. ¡Vaya manera de amar! Pedro Sánchez odia a Cataluña y a todos los catalanes. Entonces, me odia. ¿Por qué, pues, manifiesta públicamente que nos ama? Lo dice porque no tiene la conciencia tranquila, lo mismo que les pasa a todos los españoles. Si nos amasen querrían que los catalanes fuéramos libres, que habláramos nuestra lengua, que tuviéramos nuestras propias leyes, que pudiéramos gastarnos nuestro dinero y disfrutar de nuestras propiedades. Pero no quieren nada de esto. Quieren que puntualmente pasemos cuentas con ellos. Que los reverenciemos, que les pidamos perdón, que confesemos que no lo volveremos a hacer, que no comeremos ni beberemos ni reiremos sin su permiso. El permiso sesgado del jefe de Estado, del Gobierno español, del Tribunal Constitucional, del Tribunal Supremo, del Tribunal de Cuentas, del comandante general de los Ejércitos, del comandante de la Guardia Civil, del director de la Policía Nacional. ¡Demasiados comandantes y demasiados tribunales!
¿Como se atreve a decir Pedro Sánchez que España ama a todos los catalanes y a todas las catalanas? Mercè Rodoreda, ahora escribiría «¡Cuánta, cuánta hipocresía!» Porque si hay algo peor que la guerra es la hipocresía, porque la hipocresía no te mira a la cara, y si te mira se ríe de ti y de todo lo que representas. Ahora los presos políticos ya están en la calle, pero siguen siendo presos políticos condicionados. Qué poca vergüenza que tiene el Estado español. Es incomprensible el mal y el dolor que puede infligir un Estado. Vivimos en un mundo que da pocas ganas de vivir. O somos masoquistas o somos más estúpidos de lo que parece. ¿Como podemos aceptar esta manera de vivir tan miserable, con hipocresía y sin amor?
A pesar de tanta injusticia y tanta arbitrariedad, me alegro profundamente que los presos políticos se hayan convertido, de momento, en políticos libres.
Fuente: Última Hora