Dos países que han abordado la crisis financiera de manera muy diferente

De acuerdo con la «Neue Zürcher Zeitung» del 19 de mayo de 2017, Islandia va bien. Hace varios años, el país fue víctima de una crisis financiera y económica severa. Impulsado por el crecimiento económico, la corona islandesa ha ganado en 2016 un 24% respecto al euro. Este año la apreciación continúa. Sólo en abril la corona ganó un 7%. Para el año en curso se espera que el crecimiento económico será de más del 6% y ya se observan los problemas de una economía sobrecalentada. Los salarios y los precios suben. Las capacidades turísticas están agotadas. Los turistas deben buscar apartamentos privados por alquilar porque los hoteles están llenos. El país se ha vuelto caro, lo que causa problemas en el ámbito de la pesca y los hoteles. Una vez más, los islandeses empiezan a importar más para debilitar el tipo de cambio.

Hace algo menos de diez años, la situación era muy diferente. Comparemos esto con Grecia. En 2008, en el punto culminante de la crisis financiera, Grecia tenía una deuda de cerca del 180% del PIB. Desde entonces, la deuda apenas ha disminuido. Después de una caída masiva en los últimos años, este año la economía está estancada. El crecimiento del turismo ayuda un poco, en parte debido a que el principal competidor, Turquía, se ha convertido en un país en guerra que tiene problemas. Aún no se sabe si la mejora es sostenible o no. El desempleo sigue estando claramente por encima del 20%, y el paro juvenil es mucho mayor. Cuatro de cada diez empleados ganan menos de 1.000 euros brutos. El tesoro está vacío. Se anuncia una nueva regulación para julio. El ministro de Finanzas griego debe encontrar 8,5 mil millones de euros para intereses y amortización de la deuda. Hace unos días, el FMI y el Eurogrupo han declarado que pondrán a disposición esa cantidad (ver «Neue Zürcher Zeitung» del 16.06.17). La parte más grande se atribuye a la depreciación de viejas deudas, con intereses, de bancos mayoritariamente extranjeros. Las deudas de acreedores privados serán reemplazados por deuda pública, como ya se ha hecho en varias ocasiones. Para la deuda pública, son los contribuyentes quienes la deben asumir, directa o indirectamente. Con una pequeña porción de la partida, el gobierno pagará algunas facturas.

En las negociaciones con los financieros, el primer ministro Alexis Tsipras tiene que hacer concesiones. Ahora es tan impopular como su predecesor. A partir del 2019, las rentas se reducirán de nuevo en 1,8 mil millones de euros al año. La misma cantidad irá a las arcas del Estado a partir de 2020 a través de aumento de impuestos. Los ministros de Finanzas del Eurogrupo están dispuestos a conceder préstamos de hasta 15 años, una historia sin fin.

En Islandia, la situación es muy diferente: en 2008, la situación no era mejor, sino peor. La deuda no era del 180%, sino de diez veces el PIB, alrededor del 1000%, un gran desastre. Horizons et débats publicó varias veces artículos al respecto. Pero desde entonces han pasado muchas cosas. Se resumen a continuación algunos episodios y medidas tomadas durante los años de crisis. (Véase también Horizons et débats nº 9/10 del 13.04.15. http://www.zeit-fragen.ch/de/ausgaben/2015/nr-910-31-maerz-2015/islands-weg-aus -der-finanzkrise.html)

El pueblo muestra el camino para hacer frente a la deuda externa

En Islandia, la deuda externa de los tres bancos más importantes era el problema principal. Según la doctrina de la UE, el Estado debe responder de estas deudas. El gobierno de Islandia, que no es miembro de la UE, negociaba todo con Gran Bretaña y los Países Bajos, de donde procedían la mayor parte de los fondos (los llamados fondos de Icesave). Icesave era el banco online del Landsbanki de Islandia, que había atraído a los inversores extranjeros con un alto interés desde hacía muchos años. Los dos gobiernos trataron de recuperar los fondos e hicieron concesiones a Islandia con un modesto interés y largos plazos de amortización. El 30 de diciembre de 2009, el Parlamento islandés aprobó una ley que regulaba los plazos de amortización. El pueblo salió a la calle con cacerolas y expresó ruidosamente su descontento. No quería asumir ninguna responsabilidad por un desastre que no había causado. Que los propios especuladores extranjeros asumieran las consecuencias de sus acciones. A fin de cuentas, estos últimos habían ganado, durante muchos años, el 10% o más de interés. En las pancartas y panfletos se decía: «¿Es moral y justificable que el Estado y los contribuyentes asuman el riesgo?» La iniciativa cívica DeFence (resistencia) organizó acciones de protesta de todo tipo. Se recogieron más de 60.000 firmas en un país de 300.000 habitantes, y por tanto exigieron un referéndum. Los ciudadanos rodearon la casa del presidente con antorchas rojas visibles de lejos, lo que indicaba un gran «no» a esta política. El presidente del Estado, Olaf Ragnar Grimsson, escuchó la voz del pueblo y provocó una votación popular con las siguientes palabras: «Es un elemento central del gobierno islandés que el pueblo sea el juez supremo sobre la validez de las leyes. Por esta razón, transfiero al pueblo la decisión sobre esta ley en virtud de la Constitución». En marzo de 2010, el 93% de los ciudadanos se opusieron al pago de la deuda bancaria por el Estado.

Les gustara o no, Gran Bretaña y los Países Bajos se declararon dispuestos a renegociar el pago de la deuda bancaria. En un nuevo acuerdo, Islandia obtuvo concesiones más amplias y flexibilidad de pago. El pago se aplazó hasta el 2046, carga asignada a la siguiente generación. Este resultado fue ampliamente aceptado en el Parlamento. El presidente del Estado ordenó un nuevo referéndum. En abril de 2011 se produjo otra vez un «no» masivo. «¿Y ahora?», ¡Habrían pensado muchos espectadores!

Los islandeses resolvieron su problema bancario de la siguiente manera: los tres grandes bancos se tuvieron que declarar en quiebra. Algunos de los principales culpables de la bancarrota fueron encarcelados. Landsbanki, con su banco en línea Icesave, fue nacionalizado, los otros dos fueron divididos en un «Banco Nuevo» y un «Banco Viejo». El Banco Nuevo, dotado de capital fresco, respondió de todas las ramas de negocio necesarias en el ámbito nacional, como las transferencias, los cajeros automáticos, el departamento de crédito, etc. El Banco Viejo respondió de la enorme montaña de deuda y todas las relaciones exteriores con una gran cantidad de activos podridos que fueron liquidados en un procedimiento de quiebra. Así, las oficinas se mantuvieron abiertas y continuaron funcionando los cajeros automáticos. Los bancos se cambiaron el nombre: el antiguo banco Kaupthing se llama Arion hoy, el antiguo banco Glitnir es ahora Islandsbanki. Los tres bancos (ahora en parte en manos extranjeras) se limitan a operaciones bancarias tradicionales a nivel nacional. La moneda islandesa se desplomó masivamente tras el «terremoto» en el sector financiero y la crisis económica, y fueron necesarios controles de circulación de capital.

Los buenos resultados aparecieron rápidamente: el turismo y la pesca se aprovecharon de la debilidad de la moneda. Islandia se convirtió en «barata» e hizo publicidad en toda Europa para motivar a los turistas a venir a esta hermosa isla y descubrir la belleza de la naturaleza. Se importaron menos bienes de consumo caros, y se produjo más en el país. El «desmantelamiento social» permaneció limitado. En 2009, el declive económico fue del 7%, tres años más tarde se produjo un crecimiento del 3% – una tasa más alta que la de la UE. La tasa de desempleo cayó. La agencia de calificación Fitch volvió a aumentar la nota de crédito y justificó este enfoque de manera explícita con el «éxito de respuestas a la crisis poco ortodoxas» («Frankfurter Allgemeine Zeitung» del 21.02.15). La decisión del Tribunal de la AELC, que rechazó en 2003 la responsabilidad del Estado por la deuda bancaria externa, también ayudó – en este caso, adoptando una sentencia a favor del pueblo. El país retiró su solicitud de adhesión a la UE. El control del tráfico de capital ya es un recuerdo y los créditos del FMI se retornaron.

Éxito sustancial de la soberanía y la democracia directa

¿Por qué este país se recuperó tan rápidamente? En primer lugar, la voz del pueblo fue decisiva para este rescate. Los islandeses establecieron las bases dos veces. Con una multitud de acciones, la población influyó activamente en el desarrollo de la situación, siempre de manera no violenta. Con sitios web originales, frustraron los intentos de Gran Bretaña para difamar a los islandeses como terroristas, y para congelar todos los activos islandeses en Gran Bretaña. Por otra parte, la gente se arremangó y actualizaron su sector bancario en ruinas y su precaria economía nacional.

Además, fue decisivo para el rescate que Islandia tuviera su propia moneda: el colapso de la corona islandesa no dio lugar a la aniquilación – como lo predecían algunos funestos agoreros financieros – sino que este colapso fue la condición indispensable para una rápida recuperación. La salida de la crisis bancaria en Islandia fue muy diferente de la política europea de los rescates bancarios, la gestión de la deuda y las finanzas públicas, como lo practica actualmente el BCE mediante la compra de grandes cantidades de títulos públicos mediante la «plancha de billetes «electrónica.

Huelga decir que la situación es diferente en cada país, y que no se puede aplicar la vía islandesa en otros países tal cual. Pero muestra que un gobierno estrechamente ligado al pueblo, buscando valientemente soluciones verdaderas puede encontrar una salida de la peor crisis. También muestra que un pequeño país con su propia moneda es ágil y puede afirmarse en el mundo de las finanzas y la economía mundial. Nota: hace tres años, el FMI pidió al ministro de Finanzas islandés Steingrimur Sigfusson que ayudase a controlar la crisis de la deuda griega («Frankfurter Allgemeine Zeitung «del 21.02.15), y este se negó.

Es impresionante ver cómo Islandia ha podido limpiar su catastrófica situación financiera, lo que nadie esperaba de este pequeño país. En el marco de la democracia directa, el pueblo han jugado un papel importante. Se debería prohibir que una pequeña élite pueda decidir a puerta cerrada sobre la solución de los problemas financieros de un país entero, ya que esto puede crear un enorme desastre como podemos ver actualmente en Grecia. La cuestión se impone imperativamente: ¿por qué un camino similar no es posible en otros países y cómo se podría hacer saltar el corsé paralizante y asfixiante del sistema del euro?

En este contexto, un paralelismo con la mitología griega se impone: la historia del nudo gordiano. Se denomina nudo gordiano a la cuerda ingeniosamente anudada, fijada al carro de combate del rey frigio Gordios, uniendo la barra de tracción con el enganche de los caballos. Según la leyenda, un oráculo predijo que solo quien fuera capaz de desatar el nudo gordiano podría lograr el control de Asia. Fueron muchos los hombres fuertes y inteligentes a probarlo, pero ninguno lo consiguió. Hasta el momento en que Alejandro Magno, durante su campaña hacia Persia, cortó este nudo con un solo golpe de espada e inauguró así su marcha triunfal a través de Asia. Del mismo modo, era necesario hoy el acto valeroso de un pueblo para liberarse de todas sus marañas.