Gante, 4 de febrero de 2021

Sr. primer ministro,

Asunto: Relaciones de Bélgica con la República de Ruanda.

1. El 1 de octubre de 1990, Ruanda fue atacada por el ejército mercenario del «Frente Patriótico Ruandés (FPR)», que había ayudado al ruandés Yoweri MUSEVENI a derrocar al presidente Milton OBOTE en Uganda, en lo que debe calificarse como una guerra de agresión ilegal, ya que Ruanda no había atacado ni al FPR ni a Uganda. La agresión, el crimen contra la paz, es el crimen internacional más grave.

Una pregunta candente es quién financió y armó a este grupo de mercenarios, que en pocos años y en medio de las negociaciones de paz de Arusha se ha convertido en el ejército más poderoso de la región.

Entre 1990 y 1994, el FPR cometió su primer genocidio contra la población hutu, a la que pretendía exterminar. El miedo se apoderó del país, y los campos de refugiados, que se habían formado dentro de Ruanda, fueron bombardeados por el FPR con armas pesadas.

El 6 de abril de 1994, el FPR asesinó a los presidentes hutus de Ruanda y Burundi derribando el avión que los transportaba, con dos misiles de fabricación rusa entregados por Rusia a Uganda. El FPR sabía que este ataque desencadenaría un genocidio contra los tutsis, y así fue.

Ese mismo día, el FPR, que había firmado los Acuerdos de Paz de Arusha, que preveían la integración militar y política del FPR en Ruanda y que ya se estaban aplicando en Ruanda, lanzó su última ofensiva militar, bien preparada desde hacía tiempo y que debía conducir al derrocamiento del régimen existente, ya dirigido por el gobierno de transición previsto en los Acuerdos de Paz, que incluía también a ministros tutsis. Por lo tanto, la firma de los acuerdos de paz por parte del FPR no fue más que una cortina de humo.

En su carta del 10 de agosto de 1994, el general Paul Kagame se felicitaba en su oficina de Bruselas por la toma del poder y especificaba sus objetivos: desestabilización de Burundi, «reclusión» de la población hutu y, como objetivo final obvio, invasión del este del Congo, tan pronto como los refugiados «regresaran».

Esta carta forma parte de la base de datos del Fiscal del Tribunal Penal Internacional para Rwanda (TPIR) con el número 0002905, y su autenticidad nunca ha sido cuestionada por el TPIR.

Esta carta establece, por tanto, la intención criminal de la invasión del Congo, donde todavía está en curso el tercer genocidio, que se ha cobrado millones de víctimas en un cuarto de siglo, del que nadie habla.

Esta carta ha sido confirmada en gran medida por los hechos sangrientos que conllevan su ejecución.

En Ruanda, una sangrienta dictadura se mantiene desde hace 26 años, sin ningún respeto por los derechos humanos: juicios ilegales, desapariciones y ejecuciones sumarias dentro y fuera del país, tortura feroz de opositores declarados… la lista es larga. Muchos informes recientes muy creíbles confirman esta situación.

2. Cabe señalar que Bélgica ha apoyado al FPR y a su sangriento régimen durante al menos 30 años.

La Fiscalía Federal belga y los servicios secretos belgas tienen acuerdos secretos de cooperación con este régimen.

La Fiscalía Federal belga ejecuta sin reservas la agenda judicial del régimen ruandés persiguiendo sólo a los hutus, en lo que sólo puede describirse como «justicia del vencedor». Las «investigaciones» llevadas a cabo en Ruanda, donde los «testigos», preparados por el régimen, son escuchados en las oficinas del Fiscal en Kigali y en su presencia, son esencialmente «fabricados».

En los juicios de Bruselas, los testigos de la defensa no son considerados, contrariamente a los del Fiscal y en flagrante violación del artículo 6 del Convenio Europeo de Derechos Humanos, por poner sólo un ejemplo de juicios injustos que necesariamente deben conducir a condenas muy severas de personas a menudo inocentes.

Los tutsis, miembros o ex miembros del FPR, culpables de crímenes de guerra y/o genocidio, incluso residentes en Bélgica, no son procesados, por lo que la justicia belga está cometiendo una denegación de justicia hacia toda la población hutu.

¿Cuánto tiempo más, primer ministro, pondrá el Estado belga a prueba la paciencia y el sentido de la justicia de sus ciudadanos?

Vuestro bien dispuesto,

Jean FLAMME,
Abogado del Colegio de Abogados de Gante, de la Corte Penal Internacional, del TPIR y del TSL.
www.flamme-law.eu

"Rwanda 1994: la conspiration des puissants et déni de justice"/ Me Jean FLAMME (13.04.2019)