Debe pasar en otros lugares, pero es aquí donde vivimos nosotros y es aquí donde debemos convivir. Convivir nunca ha sido fácil, pero hacerlo con criminales todavía lo es menos. Rodolfo Martín Villa fue ministro de Interior del Gobierno de España en tiempo de la Transición. Durante su mandato ocurrieron cosas horribles, con varios asesinatos. Fue acusado de los crímenes cometidos durante la masacre de Vitoria el 3 de marzo de 1976. Años después fue acusado de esos hechos como instigador de crímenes contra la humanidad. Aún así ocupó cargos importantes del Gobierno, hasta llegar a ser nombrado vicepresidente del Consejo de Ministros. Todos estos cargos y más le reportaron muchas medallas en todos los lugares de la España franquista.
Finalmente, la jueza argentina María Servini le procesó por su responsabilidad en cuatro homicidios, pero él manifestó públicamente que no le hacía perder el sueño. ¡He aquí un español de piedra picada! La cosa todavía colea porque en España los políticos corruptos y criminales del tiempo de Maricastaña tienen la libertad asegurada de por vida. Pero el Ayuntamiento de Barcelona en marzo de 2017 le revocó la medalla de oro de la ciudad por todas sus fechorías.
Ahora, el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya ordena que se le devuelva la medalla manchada de sangre. La Justicia hace injusticia. ¿Qué ocurrirá a partir de ahora? Esperemos que el sentido común impere en la decisión final del caso. Si no es así, deberemos seguir conviviendo con criminales. Bertold Brecht, el gran poeta y dramaturgo alemán, dijo en cierta ocasión que el que sabe y se lo calla es un criminal. Y el que no sabe es un imbécil. Yo no quiero ser ni lo uno ni lo otro. Al parecer, la ley española no condena los crímenes, pero tampoco premia las virtudes. Y el presidente del Gobierno de España hablando todos los días de convivencia. Así no se convive, señor Pedro Sánchez.
Fuente: Última Hora