Durante abril y mayo, decenas de personas han sido asesinadas en Alepo en zonas civiles y en los principales hospitales que fueron bombardeados por grupos de “rebeldes” con el apoyo de la OTAN. 

Incluso fueron filmados disparando sus “cañones infierno” y diciendo «tiradlo a los civiles».

Mientras tanto, los medios de comunicación occidentales han publicado historias de fantasía sobre la ciudad sitiada.

Si usted se cree los medios corporativos occidentales, podría pensar que el gobierno sirio, por alguna razón desconocida, había estado bombardeando sus propios hospitales y había matado al único cirujano pediátrico de Alepo. Nada podría estar más lejos de la verdad.

Alepo se enfrenta a una gran operación del Ejército sirio, después de la liberación de Palmira el 28 de marzo, que quiere recuperar aquellas partes de la ciudad que se encuentran en manos de los combatientes islamistas desde el año 2012. Casi la mitad de la población de Alepo ha sido desplazada por los combates, pero todavía quedan 1,8 millones de habitantes.

La retirada del Alto Comité de Negociaciones –apoyado por los sauditas– de las conversaciones de paz de Ginebra el 21 de abril, fue seguida al día siguiente por una contraofensiva preventiva. Cientos de cohetes fueron disparados en áreas controladas por el gobierno por una coalición liderada por la organización terrorista Jabhat al-Nusra, prohibida internacionalmente.

Estos ataques se produjeron mayoritariamente por “cañones infierno”, que disparan grandes cilindros de gas cargados de explosivos y en ocasiones de productos químicos. Causaron estragos, matando e hiriendo a muchas personas en las calles, zonas residenciales, escuelas y hospitales. El Ejército sirio respondió bombardeando los escondites de al-Nusra.

El Dr. Nabil Antaki, médico de Alepo, estima que 1,5 millones viven en las partes occidentales de la ciudad, controladas por el gobierno, y las otras 300.000 en zonas controladas por los islamistas, al este (http://www.informationclearinghouse.info/article44597.htm). El Dr. Antaki se queja amargamente de que los medios de comunicación occidentales «sólo hablan de la pérdida de vidas en el este de Alepo, que está totalmente controlado por al-Nusra. Las tres cuartas partes de Alepo bajo el control del Gobierno de Siria, donde numerosos pediatras están trabajando, son irrelevantes».

Se refería a la serie de ataques con bombas de los islamistas de la OTAN a los principales hospitales del estado, incluyendo Ibn Rushd, al-Dabbit y al-Razi. Muchas decenas de personas han muerto o han resultado heridas. Estos ataques han sido filmados por el pueblo sirio y ruso desde tierra, pero muy poco de esto ha llegado a los medios occidentales.

El Dr. Antaki no es el único médico de Alepo que está molesto. La Asociación Médica de Alepo, en su página de Facebook, ha denunciado la campaña de propaganda occidental (https://www.facebook.com/Aleppodoctors.org/photos/?tab=album&album_id=1174868069211596).

Veinte médicos en frente del Hospital de al-Dabbit, gravemente dañado, han apoyado al Ejército sirio. Sus palabras escritas –en inglés, italiano y alemán, así como en árabe– dicen: «El Ejército Árabe Sirio me representa», «Larga vida a Siria, larga vida a Alepo», «Los terroristas están matando a nuestros hijos», «la oposición armada está destruyendo nuestra civilización», «No a la oposición armada».

Sin embargo, la historia de los ataques aéreos rusos o sirios al hospital de al-Quds ha adquirido relevancia en los medios de comunicación occidentales. Las historias han sido alimentadas con información del grupo francés Médicos Sin Fronteras (MSF) y el grupo de los Cascos Blancos, financiado por el gobierno de Estados Unidos (se puede ver la celebración de su «revolución» con Jabhat al-Nusra aquí: https://www.facebook.com/electronicresistanceteam/videos/1172411149468354/?hc_location=ufi). CCTV mostró a personas saliendo de este «hospital» antes de una explosión.

El edificio se encuentra al sur del distrito de al-Sukkari, que ha sido un bastión de Jabhat al-Nusra desde hace algunos años. Muchos habitantes de Alepo nunca han oído hablar del hospital de al-Quds. El Dr. Antaki dice: «Este hospital no existía antes de la guerra. Debe haber sido instalado en un edificio después del inicio de la guerra». Informes de MSF parecen confirmarlo.

Esta instalación no estaba registrada por el Estado. Sin embargo, los representantes de MSF Pablo Marco y Muskilda Zancada afirmaron: «El hospital de al-Quds ha sido funcional durante más de 4 años, así que era prácticamente imposible que esta información no fuera conocida… los hechos apuntan a que este es un ataque deliberado» (http://dissidentvoice.org/2016/05/about-bias-and-propaganda-on-syria).

De hecho, las instalaciones médicas con apoyo de MSF en Siria han estado casi exclusivamente en zonas controladas por al-Nusra, como Douma, en el noreste de Damasco. A menudo proporcionan dinero, pero no médicos.

Existe cierto debate sobre si las clínicas u hospitales que prestan servicio a organizaciones terroristas prohibidas están protegidos por el derecho internacional humanitario. Ciertamente, la ley estadounidense no lo permite. Hace unos años los Estados Unidos encarcelaron al médico estadounidense Rafig Sabir durante 25 años después de que se supo que había sido “llamado” a tratar combatientes de al-Qaeda en Arabia Saudí (http://caselaw.findlaw.com/us-2nd-circuit/1554703.html).

Hospitales registrados es cierto que tienen esta protección y es un crimen atacarlos. Sin embargo, esta protección desaparece cuando la instalación se militariza. “Bienes de carácter civil están protegidos contra el ataque, a menos que por cierto tiempo sean objetivos militares” (https://www.icrc.org/customary-ihl/eng/docs/v1_rul_rule10).

Sin embargo, las tres fuerzas aéreas que pretenden haber bombardeado grupos terroristas en Siria –Rusia, Siria y Estados Unidos– han negado su participación en el incidente del hospital al-Quds. Los Estados Unidos han participado en el bombardeo de algunas áreas alrededor de Alepo (https://www.rt.com/news/332109-russian-jets-isis-warlords), pero no se sabe que hayan llevado a cabo ataques contra Jabhat al-Nusra. Este grupo está bien integrado con los ejércitos aliados que en Washington les gusta llamar «rebeldes moderados».

Hay otras graves discrepancias en la historia del hospital al-Quds. Pablo Marco de MSF dijo a CNN y PBS que «hubo dos bombas de cañón que cayeron cerca del hospital… entonces la tercera bomba de barril cayó en la entrada». Las bombas de barril son lanzadas por helicópteros. Sin embargo, el comunicado de prensa de MSF habló de un «ataque aéreo… [que] derribó el edificio… dejando un montón de escombros». Informes sobre la cifra de muertos hablaron de 14 a 50.

Sin embargo, este edificio no es un montón de escombros. Como Rick Sterling señaló en su «Carta abierta a MSF» del 7 de mayo (https://offguardian.org/2016/05/07/open-letter-to-msf-about-bias-and-propaganda-on-syria), las fotos muestran que la instalación sigue en pie y que parece ser un edificio residencial fuertemente protegido con sacos de arena, «una clínica médica en la planta baja de un edificio de apartamentos sin marcar y en gran parte abandonado».

Aún más perjudicial para la historia de MSF es el informe en el que las imágenes de satélite de Rusia muestran que el edificio dañado se encuentra más o menos en el mismo estado que el 15 de octubre del año pasado. Si esto es correcto, el hospital al- Quds sostenido por MSF, aparentemente un hospital de campaña para los combatientes de al-Nusra y sus familias, no sufrió ningún ataque el 27 de abril.

La amplitud de la cobertura del hospital al-Quds esconde el hecho feo que en realidad varios hospitales públicos de Alepo mucho mayores han sido bombardeados por los grupos de al-Qaeda. La historia anterior encubrió estas matanzas informando de forma deficiente. No es que no hubiera cobertura occidental de los verdaderos ataques a los hospitales, la cobertura se puso en los márgenes de los titulares occidentales.

Tome el bombardeo devastador del hospital al-Razi, del cual Al-Alam informó que había muerto a cuatro personas y herido a 38 (http://en.alalam.ir/news/1812988), en los días que los bombardeos «rebeldes» dejaron 57 muertos y 150 heridos. The Wall Street Journal mencionó bajas occidentales en Alepo y al-Razi, en un artículo que llevó a culpar a Rusia por el supuesto bombardeo del hospital al-Quds. The Wall Street Journal dedicó los siguientes 28 párrafos a este incidente. Escondido en el apartado 30 había esta referencia, a partir de una fuente antisiria: «los proyectiles [también] golpearon el hospital al-Razi, una instalación de una zona controlada por el gobierno, donde muchos heridos estaban siendo tratados” (http://www.wsj.com/articles/syria-hospital-hit-in-airstrike-blamed-on-russia-1461841686).

Del bombardeo del hospital al-Dabbit informó el Independent del Reino Unido. Dijo que este hospital está en «régimen controlado en Alepo»; parece ser que les duele decir «gobierno sirio». El reportaje comenzó diciendo: «Al menos 19 civiles han muerto en un hospital y otras partes de Alepo controladas por el gobierno en el bombardeo atribuido a rebeldes islamistas». (http://www.independent.co.uk/news/world/middle-east/syrian-civil-war-hospital-in-regime-controlled-aleppo-partly-destroyed-by-rebel-shelling-as-more-a7011546.html). La agencia de noticias siria SANA informó el 3 de mayo que el número de muertos por el bombardeo de un hospital en al-Dabbit había aumentado a 16 muertos y 68 heridos (http://sana.sy/en/?p=76237).

Apenas se menciona en los medios occidentales el bombardeo que se produjo en el gran hospital Ibn-Rushd, pero el canal de televisión ruso ANNA filmó el bombardeo real y los medios de comunicación de América Latina han hecho correr el vídeo (https://www.youtube.com/watch?v=afEd5HBb-ik).

Los ataques contra Alepo fueron extensos, mucho más allá de los hospitales. El vicario apostólico de Alepo, Mons. Georges Abou Khazen, dijo «hemos estado sometidos a un bombardeo continuo en los últimos días en Alepo con muertes de civiles, heridos y destrucción». Señaló con el dedo el frente apoyado por Occidente, junto con Turquía y Arabia Saudita, diciendo que «Estos atentados… vienen del frente de los llamados ‘moderados’ que… en realidad [estos] no son diferentes de otros yihadistas [Estado islámico (SE) y el Frente al Nusra]» (http://www.asianews.it/news-en/Vicar-of-Aleppo:-moderate-front-no-better-than-jihadists,-bombing-civilians-and-not-seeking-peace-36685.html).

Escribí en enero de 2014 (http://www.globalresearch.ca/syrias-hospitals-targeted-by-nato-backed-armed-groups/5363563) que los ataques de los grupos de al-Qaeda contra el sistema de salud de Siria eran mucho más sistemáticos de lo que cualquier incidente pueda explicar.

Sólo los primeros tres años de esta guerra, antes de que el ISIS llegara a Siria, los grupos armados con el apoyo de las monarquías del Golfo y la OTAN habían atacado sistemáticamente más de dos tercios de los hospitales públicos de Siria y habían asesinado, secuestrado o herido a más de 300 trabajadores de la salud.

Cuando una delegación australiana se reunió en Siria con el entonces ministro de Salud, el Dr. Sa’ad al-Nayef, el 22 de diciembre de 2013, nos dijo que los terroristas apoyados desde el extranjero acababan de hacer explotar dos camiones bomba, destruyendo completamente el hospital al-Kindi de Alepo, uno de los mayores centros contra el cáncer de Oriente Medio. Todos los trabajadores de la salud en el interior murieron en la explosión. El Dr. Malek Ali, entonces ministro sirio para la Educación Superior, añadió que al-Kindi era un hospital de educación que funcionaba cogestionado por su ministerio. Se puede ver uno de los ataques suicidas con camiones bomba aquí, ovacionado orgullosamente en el vídeo de Jabhat-al Nusra.

En una revisión orwelliana de los acontecimientos, la BBC (21 de diciembre de 2013) informó sobre la destrucción de al-Kindi con el siguiente titular: «Rebeldes sirios recuperan un estratégico hospital de Alepo». La introducción decía que «el camión bomba de suicidio masivo» había logrado «tomar de nuevo un hospital estratégico en ruinas ocupado por los leales a al-Ásad». Se dijo que al-Kindi había sido «un edificio en desuso» y «según un informe no confirmado, 35 rebeldes murieron en el ataque».

De hecho, estos «rebeldes» eran una coalición del Ejército Libre de Siria y Jabhat al-Nusra, mientras que los «leales a al-Ásad» eran el personal y los guardias de seguridad de un gran hospital público.

El doctor al-Nayef nos dijo que, desde marzo de 2011, 67 de los 94 hospitales nacionales del país habían sido atacados y dañados, con 41 fuera de servicio. 174 trabajadores de la salud habían muerto, 127 heridos y 33 secuestrados. Además, de los centros de salud primaria 1921 habían sido dañados y 678 estaban fuera de servicio. 421 ambulancias se habían perdido o estaban fuera de servicio y 197 vehículos de apoyo habían sido dañados, con 169 fuera de servicio.

La magnitud de la destrucción de las instalaciones sanitarias, combinado con ataques contra las fábricas de productos farmacéuticos, las escuelas, las universidades y los civiles muestra que los grupos armados han tenido la intención de destruir un Estado que funcionaba, sin ningún interés en tratar de ganar el apoyo del público.

El ministro de Salud nos mostró un video de la FSA (Farouk brigada) volando el Hospital Nacional de Homs en abril de 2012, otro de daños en el Hospital Nacional de al-Salamiyeh (en Hama) después de un ataque en enero de 2013 y un tercero de daños en el hospital al-Zahrway (en Damasco) después de otro ataque terrorista en mayo de 2013.

También nos dio los detalles del ataque terrorista del 26 de noviembre de 2013 en el hospital de Deir-Ateya en Damasco Rural, donde 11 miembros del personal médico (2 anestesiólogos, 3 médicos residentes, 4 enfermeras y 2 chóferes) fueron apuñalados hasta la muerte.

Los ataques de al-Qaeda suelen ir acompañados de campañas en redes sociales cualificadas, asistidas por agencias occidentales como los Cascos Blancos. En su artículo titulado «La tormenta de mentiras que rodea la crisis humanitaria en Siria: la campaña ‘Alepo Está Quemando’ llama a crear una zona de exclusión aérea en Siria», la periodista de investigación Vanessa Beeley ha recopilado algunas de estas campañas en “La cortina de humo del hospital de Alepo”.