El documental de la BBC sobre los deobandis del Reino Unido expuso lo que muchos de nosotros ya sabíamos. Que las comunidades musulmanas del Reino Unido no son monolíticas y que hay algunas escuelas de pensamiento que controlan la violencia y la intolerancia terroristas, mientras que los otros musulmanes son considerados responsables colectivamente. Es muy inquietante la vasta e importante red de madrasas de los deobandis en el Reino Unido que ha sido anfitriona de terroristas globales como Masood Azhar, jefe del JeM.
Si tenemos en cuenta que el Reino Unido es sólo uno de los muchos «activos» que han cultivado los ideólogos del terror… y se puede decir con seguridad que se ha activado a lo largo de los años, hay que reflexionar sobre la magnitud de la crisis a la que nos enfrentamos actualmente.
Por todo nuestro extenso discurso sobre el terrorismo y los postulados intelectuales, políticos y de jefes de estado que han dado vida al radicalismo, hemos fallado abismalmente en describir el terror sobre la base de su ideología y, por tanto, en identificar que su construcción se puede declarar a si misma sagrada, pero no obstante sirve a objetivos básicamente geopolíticos.
La identificación adecuada de las diferentes escuelas musulmanas de pensamiento no sólo es intelectualmente honesta a la hora de discutir sobre los actos de terrorismo cometidos por grupos radicales deobandis / salafistas / takfiris, sino que también es fundamental para enmarcar una respuesta intelectual e ideológica al terrorismo. Lo más importante es que la identificación específica de la escuela musulmana de pensamiento o secta es crucial para evitar la confusión entre los radicales salafistas y deobandis, responsables de actos de terrorismo como los del 11 de septiembre y del 7 de julio, y sus víctimas sunitas/sufíes y chiíes/ismaelíes.
A principios de agosto, las noticias de la BBC informaron que el hombre que llevó la yihad a Gran Bretaña, Masood Azhar, es hoy el jefe de uno de los grupos militantes más violentos de Pakistán, y fue uno de los invitados VIP de los principales intelectuales islámicos de Gran Bretaña.
Pero la misma investigación reveló la predicación de la segregación de los deobandis de la cultura no musulmana en Occidente.
Además, confirmó el vínculo entre el deobandismo y los talibanes.
La discordancia de los deobandis del sunismo tradicional es visible, especialmente en campañas para destruir los santuarios de los santos sufíes y otras personalidades musulmanas históricamente distinguidas. Pero también se expresa en el impedimento de los deobandis que las mujeres trabajen.
Como se describe por Sky News, Dewsbury es conocida como un centro de radicalización de la juventud musulmana. El pueblo, de unos 65.000 habitantes, ha producido jóvenes terroristas como Mohammad Sidique Khan, el presunto líder de la trama del 7 de julio de 2005 que bombardeó el metro de Londres, y que murió en aquel atroz ataque.
Desafortunadamente, en la narrativa vigente o bien tenemos apologistas que lo niegan completamente o autónomos «reformadores» que deliberadamente utilizan terminologías vagas y engañosas como «islamistas» para mezclar a los culpables y a las víctimas.
En cualquier caso, es un pez que se muerde la cola y, como consecuencia, el terror se reivindica rápidamente contra nosotros, obligando a enfrentarnos a su frecuencia: exclusivismo.
Los que no identifican ni diferencian específicamente entre varios grupos de musulmanes a menudo son activistas políticamente correctos que sufren del remordimiento de los blancos (White guilt) y por el racismo de pocas expectativas. En otras ocasiones, son los «consultores» y «reformadores» bien remunerados cuya asignación consiste en proteger activamente las escuelas de pensamiento patrocinadas por Arabia Saudí como los salafistas (aka Wahhab) y los deobandis (variante del salafismo del sudeste asiático).
Es en este entorno imperante de mala dirección y corrección política que es alentador ver la publicación de un estudio académico básico sobre este tema: «La violencia basada en la fe y la militancia deobandi en Pakistán» (Palgrave Macmillan 2016), una colección de ensayos de académicos de todo el mundo.
En el libro, Noam Chomsky ha escrito: «Las contribuciones a esta valiosa colección proporcionan información útil sobre los antecedentes de la ‘militancia y terrorismo basados en la fe en Pakistán y en todo el mundo’, que distinguen crucialmente la dimensión deobandi del Islam radical que ha sido fomentado por Arabia Saudita, con el apoyo de Estados Unidos en Pakistán, particularmente en la década de 1980 durante el duro y brutal régimen de Zia-ul-Haq. Estos acontecimientos suponen una amenaza grave para la sociedad islámica y más allá, y merecen una atención esmerada por parte de aquellos que esperan comprender el mundo complejo y peligroso de hoy.»
Se necesitan más estudios de este tipo si queremos saber dónde se encuentra el terror para erradicarlo.
En el corazón del terror se sitúa el concepto de Takfir: una ideología de exclusivismo que es un precursor directo de la violencia contra los apóstatas. Estos conceptos fueron presentados por Jawad Syed en un artículo publicado en noviembre de 2015 en el Huffington Post: «De Karachi a San Bernadino: en busca de un discurso alternativo sobre el terrorismo».
Leemos en él:
«¿Qué tienen en común entre ellos? El yihadismo takfiri de los salafistas/wahabitas que está arraigado en las ideologías de Ibn Taymiyyah (1263-1328) y Muhammad ibn Abd al-Wahhab (1703 a 1792). En el sur de Asia, el yihadismo takfiri fue adoptado y practicado por los deobandis y sus predecesores, desde el movimiento yihadista de Syed Ahmed (1786-1831) hasta los talibanes y SSP/LeJ.»
Y:
«De manera similar, el terrorismo no se puede atribuir a la privación económica. Si este fuera el caso, las comunidades cristianas e hindúes cada vez más oprimidas y no autorizadas de Pakistán habrían tomado la iniciativa en actividades terroristas. Sin embargo, según una investigación académica realizada por el Dr. Ejaz Hussain de la Universidad de Pennsylvania, el 90% de los terroristas del Pakistán provienen de la secta de los deobandis, una variante sur-asiática del wahabismo.»
Hasta ahora nuestro discurso sobre el terror, sus raíces y sus múltiples manifestaciones han estado ancladas en las manipulaciones políticas y los prejuicios religiosos, y ahora nos enfrentamos al etnocentrismo.
A menos que aprendamos a replantear nuestro enfoque, el terror nos tomará a todos como rehenes, lo que equivaldría a la locura.
Catherine Shakdam es la directora de programas del Instituto Shafaqna de Estudios de Oriente Medio y una analista política especializada en movimientos radicales, exclusivamente para el periódico en línea «New Eastern Outlook».