El arte de la guerra. La ojiva nuclear de baja potencia W76-2, ya instalada en misiles de ataque submarino (anunciada por el Pentágono el 4 de febrero), también puede instalarse en misiles balísticos terrestres cerca del territorio enemigo.
Frente al Coronavirus, declaró el Comando Europeo de Estados Unidos, «nuestra primera preocupación es proteger la salud de nuestras fuerzas y de nuestros aliados». Anunció que había reducido el ejercicio del Defender Europa 20 en número de soldados, pero continuará de todos modos.
El 16 de marzo, el Comando afirmó: «Desde enero el Ejército de Estados Unidos ha desplegado 6.000 soldados de Estados Unidos en Europa», con 12.000 piezas de equipamiento (desde armamento personal hasta tanques), y «el movimiento de soldados y equipamiento» desde diferentes puertos a áreas de entrenamiento en Alemania y Polonia ha sido completado». Además, 9.000 miembros del servicio estadounidense con base en Europa también participarán en el ejercicio.
El objetivo declarado que persiguen los Estados Unidos es «desplegar una fuerza de combate creíble en Europa en apoyo de la OTAN», evidentemente contra la «agresión rusa». El verdadero propósito –escribimos hace dos meses y medio en Il Manifesto (el único diario que daba noticias de Defender Europe 20 en ese momento)– es sembrar la tensión y alimentar la idea del enemigo. El escenario de prospección del ejercicio nunca podría ocurrir, porque un enfrentamiento armado entre la OTAN y Rusia también sería inevitablemente nuclear. Este es el escenario real para el que las fuerzas de Estados Unidos se están entrenando en Europa.
Así lo confirmó el general Tod D. Wolters, jefe del Comando Europeo de Estados Unidos y, como tal, comandante Supremo Aliado en Europa. En una audiencia en el Senado de Estados Unidos, el 25 de febrero de 2020, declaró que «las fuerzas nucleares son la garantía suprema de la seguridad de los Aliados, y aseguran todas las operaciones militares de Estados Unidos en Europa». Esto significa que el Defender Europe 20 no es sólo un ejercicio de fuerzas convencionales (no nucleares), sino también de fuerzas nucleares.
El 18 de marzo se informó que dos bombarderos de ataque nuclear estadounidenses B-2 Spirit, parte de la unidad de operaciones que llegó de Estados Unidos el 9 de marzo, volaron sobre Islandia y el Atlántico Norte esta semana. Fueron escoltados por tres aviones de combate noruegos F-35.
Estos dos tipos de aviones están diseñados para utilizar las nuevas bombas nucleares B61-12, que Estados Unidos pronto desplegará en Italia y otros países europeos en sustitución de los actuales B-61. El papel de las fuerzas nucleares de Estados Unidos en Europa fue aclarado por Wolters en la audiencia del Senado.
Cuando la senadora Fischer le preguntó qué pensaba de la no utilización de armas nucleares en primer lugar, el general respondió: «Senadora, soy partidario de una política flexible de primer uso». Él, que tiene en sus manos las armas nucleares de Estados Unidos y la OTAN en Europa declara así oficialmente que es partidario, sobre la base de un criterio «flexible», de su primer uso para el primer ataque, el ataque nuclear por sorpresa.
Ante una declaración de tal gravedad, que empuja a los generales rusos a poner el dedo en el gatillo nuclear, hay un silencio total por parte de los gobiernos, los parlamentos y los principales medios de comunicación europeos.
En la misma audiencia, el general Wolters dijo:
«Desde 2015 la Alianza ha hecho mayor hincapié en el papel de las capacidades nucleares» y «el Comando Europeo de los Estados Unidos apoya plenamente las recomendaciones contenidas en la Revisión de la Postura Nuclear 2018 de desplegar el misil balístico de baja potencia W76-2».
La ojiva nuclear de baja potencia W76-2, ya instalada en misiles de ataque submarino (anunciada por el Pentágono el 4 de febrero), también puede instalarse en misiles balísticos terrestres cerca del territorio enemigo.
Es particularmente peligroso. «Las armas nucleares menos poderosas – advierten también expertos autorizados de Estados Unidos– aumentan la tentación de usarlas primero, pueden llevar a los comandantes a presionar para que en un ataque se use la bomba nuclear sabiendo que la lluvia radioactiva sería limitada. Sería como tirar una cerilla encendida en un barril de pólvora».
Fuente: Il Manifesto