La organización terrorista proscrita en el Reino Unido, Grupo Islámico Combatiente Libio (LIFG), tiene una amplia presencia en el área de Manchester y ahora está siendo vinculada al reciente atentado

Como se sospechaba, y como ha venido ocurriendo en prácticamente todos los recientes ataques terroristas llevados a cabo en Europa, incluidos los de Francia y Bélgica, el sospechoso involucrado en el reciente atentado de Manchester, que ha matado a 22 personas y heridas a decenas más, era conocido previamente por las agencias de seguridad e inteligencia británicas.

The Telegraph en su artículo, «Salman Abedi señalado como el atacante suicida de Manchester – qué sabemos de él» ha informado:

Salman Abedi, de 22 años, que al parecer era conocido por los servicios de seguridad, se cree que había vuelto de Libia muy recientemente, esta misma semana.

Aunque los informes iniciales intentaron elaborar una narrativa centrada en un un atacante «lobo solitario» que organizó y ejecutó la explosión de sí mismo, la naturaleza del improvisado artefacto explosivo utilizado y los detalles del atentado han revelado lo que fue sin duda una operación llevada a cabo por alguien que tenía experiencia militar adquirida a través del contacto directo con una organización terrorista, o que fue dirigido por una organización terrorista con amplia experiencia.

Una comunidad terrorista próspera en medio de Manchester

El mismo artículo del Telegraph también admite (énfasis añadido):

Un grupo de disidentes de Gadafi, que eran miembros del Grupo Islámico Combatiente Libio (LIFG), fuera de la ley, vivía muy cerca de Abedi, en Whalley Rango.

Entre ellos había Abd al-Baset Azzouz, un padre de cuatro hijos de Manchester, que dejó Gran Bretaña para poner en marcha una red terrorista en Libia supervisada por Ayman al Zawahiri, el sucesor de Osama bin Laden como líder de al Qaeda.

Azzouz, de 48 años, un experto fabricante de bombas, fue acusado de dirigir una red de al Qaeda en el este de Libia. El Telegraph informó en 2014 que Azzouz tenía de 200 a 300 militantes bajo su control y era un experto en la fabricación de bombas.

Otro miembro de la comunidad libia en Manchester, Salah Aboaoba, dijo al Canal 4 de noticias en 2011 que había estado recaudando fondos para el LIFG mientras estaba en la ciudad. Aboaoba dijo que había recaudado fondos en la mezquita Didsbury, la misma mezquita a la que asistía Abedi.

Por lo tanto, de experiencia requerida para el reciente ataque de Manchester había en abundancia en los miembros de la comunidad del Grupo Islámico Combatiente Libio (LIFG).

LIFG es en realidad un grupo terrorista proscrito clasificado como tal por el gobierno del Reino Unido en 2005, y aparece todavía en su lista de «grupos terroristas u organizaciones proscritas», que se encuentran en la propia web del gobierno.

La lista adjunta (PDF) del gobierno afirma explícitamente en relación con el LIFG que:

El LIFG busca reemplazar al régimen libio actual con un estado islámico de línea dura. El grupo forma parte también del amplio movimiento extremista islámico global, inspirado por Al Qaeda. El grupo ha montado varias operaciones en Libia, incluyendo un intento de asesinato en 1996 de Muamar el Gadafi.

Por lo tanto, sorprendentemente, según The Telegraph, existe una próspera comunidad de terroristas conocidos viviendo en medio de los británicos, sin ningún tipo de intervención por parte del gobierno del Reino Unido, las agencias de seguridad o de inteligencia, con miembros que viajan regularmente al extranjero y participan en conflictos armados y actividades terroristas antes al parecer de volver a casa, no sólo sin ser encarcelados, sino al parecer también sin ni siquiera ser estrechamente vigilados.

El LIFG también aparece en la lista de organizaciones terroristas extranjeras del Departamento de Estado de Estados Unidos. Sorprendentemente, aparece bajo una sección titulada, «Organizaciones terroristas externas fuera de lista», e indica que se eliminó muy recientemente, en 2015.

En otra parte de la página web del Departamento de Estado de Estados Unidos, en un informe de 2012, se describe al LIFG como:

El 3 de noviembre de 2007, el líder [de Al Qaeda (AQ)] Ayman al-Zawahiri anunció una fusión formal entre AQ y el LIFG. Sin embargo, el 3 de julio de 2009, los miembros del grupo en el Reino Unido emitieron un comunicado repudiando formalmente ninguna asociación con Al Qaeda.

El informe también menciona el papel del LIFG en las operaciones de cambio de régimen de la OTAN lideradas por Estados Unidos en Libia en 2011 (énfasis añadido):

A principios de 2011, a raíz de la revolución libia y la caída de Gadafi, los miembros del LIFG crearon el grupo sucesor del LIFG, el Movimiento Islámico de Libia para el Cambio (LIMC), que se convirtió en uno de los muchos grupos rebeldes unidos bajo el paraguas del liderazgo de la oposición conocido como el Consejo Nacional de Transición. El ex emir del LIFG y líder Abdel Hakim Bil-Hajj fue nombrado comandante militar de Trípoli del Consejo de Transición de Libia durante las revueltas de Libia y ha negado cualquier vínculo entre su grupo y al Qaeda.

De hecho, un líder afiliado a al Qaeda sería la cabeza del régimen puesto en el poder por las operaciones militares lideradas por los Estados Unidos, que incluían a las fuerzas britànicas.

No sólo eso, sino que prominentes políticos estadounidenses viajaron incluso a Libia para ofrecer personalmente apoyo a Bil-Hajj (también escrito Belhadj). En una imagen notoria, el senador estadounidense John McCain se vio estrechando la mano y ofreciendo un regalo al líder terrorista en el momento del colapso del gobierno de Líbia.

El informe del Departamento de Estado de Estados Unidos en cuanto al LIFG acaba con información sobre su «zona de operaciones», afirmando (énfasis añadido):

Desde finales de la década de 1990, muchos miembros han huido al suroeste de Asia y a países europeos, en particular al Reino Unido.

Para los residentes de Manchester, el gobierno británico parece haber fracasado rotundamente en la información de la amenaza que vive abiertamente en medio de ellos. Mientras que la población británica está dividida y distraída con una estrategia más general de tensión centrada en el Islam, los musulmanes y la islamofobia, la amenaza muy específica de terroristas con el beneplácito de los Estados Unidos y el Reino Unido viviendo y operando dentro de las comunidades británicas se pasa por alto de cara al público.

Sin embargo, para las agencias de seguridad e inteligencia británicas es poco probable que una amenaza a la seguridad tan obvia pueda pasar simplemente «por alto». Que extremistas prosperen dentro de las comunidades británicas sin la intervención del gobierno indica complicidad, no incompetència.

Los terroristas del LIFG son colaboradores de los anglo-estadounidenses

The Guardian en un artículo de 2011 titulado, «El Grupo Islámico Combatiente Libio – de al Qaeda a la primavera árabe», afirmó:

Los intereses de la inteligencia y los servicios de seguridad británicos en Libia se han centrado durante 20 años en el Grupo Islámico Combatiente Libio (LIFG), ya sea cuando se oponían a Muamar al Gadafi y trabajaban con al Qaeda, o después cuando renunciaron a su antigua visión del mundo yihadista o tomando parte en el levantamiento armado que ahora ha derribado al régimen.

El artículo en realidad no es más que un intento de retratar a una organización terrorista que aparece como «reformada» ante el aumento de la conciencia pública con respecto a la verdadera naturaleza de los «rebeldes» libios apoyados por los Estados Unidos y Gran Bretaña.

Los miembros del LIFG no sólo ayudarían a los EEUU y a los gobiernos británicos en la caída del gobierno de Libia en 2011, sino que también se trasladarían –con armas occidentales y dinero– a un país miembro de la OTAN, Turquía, donde se organizó una invasión del norte de Síria.

The Telegraph en un artículo publicado en noviembre de 2011 titulado, «El líder islamista de Libia se ha reunido con el grupo opositor, el Ejército Libre de Siria», informó:

Abdulhakim Belhadj, jefe del Consejo Militar de Trípoli y exlíder del Grupo Islámico Combatiente Libio, «se ha reunido con los líderes del Ejército Libre de Siria en Estambul y en la frontera con Turquía», dijo un oficial que trabaja con el señor Belhadj. «Mustafa Abdul Jalil (el presidente interino de Libia) lo ha enviado allí».

El artículo continuaba informando:

Las reuniones fueron como una señal de los crecientes lazos entre el incipiente gobierno de Libia y la oposición siria. The Daily Telegraph el sábado reveló que las nuevas autoridades libias habían ofrecido dinero y armas a la creciente insurgencia contra Bashar al-Ásad.

El Sr. Belhadj también discutió sobre el envío de combatientes libios para entrenar a las tropas, según la fuente. Habiendo derribado a un dictador, los hombres jóvenes triunfantes, aún llenos de fervor revolucionario, están dispuestos a derribar al siguiente. Los jefes de bandas armadas que siguen vagando por las calles de Trípoli, dijeron ayer que «cientos» de combatientes querían hacer la guerra contra el régimen de al-Ásad.

Se revela una vez más una conveniente intersección entre intereses terroristas y estadounidenses-británicos, esta vez en busca de un cambio de régimen en Siria a raíz del exitoso cambio de régimen en Libia con el apoyo de Estados Unidos y el Reino Unido.

Confirmando que estos planes de enviar extremistas de Libia para luchar en Siria fueron finalmente ejecutados, el artículo de la CNN del 2012, «Los rebeldes de Libia se trasladan al campo de batalla de Siria», informó:

Bajo el mando de uno de los comandantes rebeldes más conocidos de Libia, al-Mahdi al-Harati, más de 30 combatientes libios se han hecho un lugar en Siria para apoyar a los rebeldes del Ejército Libre de Siria en su guerra contra el régimen del presidente Bashar al-Ásad.

El ejército de terroristas libios de al Harati se expandiría a cientos, posiblemente miles de combatientes y posteriormente se fusionaría con otros grupos militantes sirios, incluyendo la franquicia siria de al Qaeda, Jabhat al Nusra. En Libia, los combatientes del LIFG se han dividido entre varias facciones de guerra, entre ellas al Qaeda y afiliados de Estado Islámico.

A medida que estos terroristas se filtran fuera de Siria y vuelven a casa, quienes provienen del LIFG vuelven principalmente al Reino Unido, donde los conocieron las agencias de seguridad e inteligencia estadounidenses y británicas. Con ellos han llevado de vuelta el conocimiento técnico y la experiencia necesaria para llevar a cabo ataques devastadores como la reciente explosión que se ha producido en Manchester.

És el terrorismo que sigue como resultado directo de la política exterior e interior británica, dando apoyo a los terroristas en el extranjero y deliberadamente negándose a desmantelar sus redes en casa, ya que alimentan con combatientes y recursos la guerra indirecta de Estados Unidos y el Reino Unido que sigue haciendo estragos en Síria.

El gobierno británico es directamente responsable de la reciente explosión de Manchester. Tenía conocimiento previo de la existencia del LIFG y probablemente de sus actividades dentro del territorio británico y no solamente no actuó, sino que parece haber albergado activamente a esta comunidad de extremistas para su propia agenda geopolítica y domèstica.

La explosión reciente sólo reforzará la poco sofisticada narrativa de «tolerancia ante fanatismo» que se ha apoderado de la sociedad británica, dejando de lado completamente la realidad del gobierno que aprueba el terrorismo practicado en el extranjero y contra su propio pueblo, no con fines ideológicos o religiosos, sino puramente en busca de la hegemonía geopolítica.

Que Estados Unidos y el Reino Unido estén utilizando a los terroristas para acelerar sus respectivos objetivos geopolíticos no debería ser una sorpresa –sobre todo en lo que respecta al LIFG– ya que la misma organización que empalma con los combatientes mercenarios de Washington utilizados contra los soviéticos en Afganistán en la década de 1980.

Lo que es sorprendente es que el público occidental continúe reaccionando emocionalmente a cada ataque terrorista en vez de racionalmente, con una visión de conjunto. Hasta que el público occidental no tenga esta visión de conjunto, el miedo, la injusticia, el asesinato y el caos seguirán dominando sus vidas y su futuro.