¡Cuánta mentira, cuánto retorcimiento, cuánta suciedad!

¡Qué vergüenza para el derecho y la justicia!

¡Cuánto violentar las palabras para hacer daño!

¡Qué prepotencia, qué abuso, qué inmundicia!

¡Qué mafia indigna y parcial!

 

Siempre exigiendo honores y acatamientos,

siempre hablando de leyes –sólo las suyas–,

siempre instalados en posiciones herederas

de inquisiciones, autoritarismos y escarmientos,

de ilegítimos e ilegales secuestros.

 

¡Qué asco dan

quienes por rapacidad, odio y arrogancia han mentido tanto,

quienes para rechazar escucharnos han ido degradando

la política, el derecho, los tribunales, la policía,

la democracia, la convivencia, la monarquía!

¡Su España, que agresiva, que represiva, que intolerante!