Las élites españolas nunca han querido respetar la voluntad de ser de los catalanes. Consideran que Cataluña no es España, sino de España, como la Comunidad Valenciana y las Islas Baleares. Somos suyos por derecho de conquista. Y a un conquistado no se le seduce, se le amenaza, se le explota fiscalmente y se le impone la lengua y las leyes del conquistador. Por ello, los dirigentes españoles ni siquiera intentan convencer a los catalanes de las bondades que supondría seguir dentro España. Dentro de su ADN político sólo existe la amenaza y el insulto.