«Mañana puedes ser tú»
PABLO HASÉL

El día 4 de enero de 1977, el Boletín Oficial del Estado publicó tres decretos leyes por los que se suprimía el Tribunal de Orden Público (TOP), se creaba la Audiencia Nacional Española y se traspasaban las competencias de uno al otro. El TOP había sido creado al final del franquismo con la misión de reprimir los delitos considerado políticos y su finalidad era juzgar los delitos contra el orden público de carácter políticosocial. El TOP condenó a miles de ciudadanos que luchaban por los derechos humanos y por la democracia. De los dieciséis miembros que tenía el TOP, diez se incorporaron a la Audiencia Nacional y al Tribunal Supremo.

Con esta herencia nació la Audiencia Nacional Española, la que acaba de ordenar el ingreso en prisión del rapero Pablo Hasél, que ha sido condenado por injurias a la Corona y por enaltecimiento del terrorismo. Se añade así al mallorquín Valtonyc, exiliado en Bélgica, y a catorce otros raperos condenados, además de los presos políticos y los exiliados catalanes, condenados o perseguidos por la Justicia española.

Al salir de la dictadura franquista, la sociedad española anhelaba libertad. La entrada de España en la Unión Europea significó, además, romper con décadas o siglos de aislamiento político y social. Hasta que durante la segunda legislatura de José María Aznar, con mayoría absoluta, se hizo un giro radical.

A principios de los años 2000, la FAES (fundación del PP presidida por Aznar) aprobó un documento titulado «Crecimiento económico y Cohesión nacional». Hablaba, sobre todo, de reforzar la unidad de España. Con esta finalidad, se proponía situar en lugares estratégicos a personas afines a su ideología, especialmente en las altas instancias judiciales, los medios de comunicación y en todos los lugares donde se puede influir sobre la opinión pública. Con el fin de ganar adeptos a la causa, establecía mecanismos de captación, como la participación en conferencias y debates remunerados, el encargo de ponencias generosamente retribuidas y las subvenciones a los medios de comunicación afines. Los resultados están a la vista. Los grandes periódicos y televisiones estatales se han convertido en plataformas de personajes que diariamente exaltan a la ciudadanía con sus proclamas, a la vez que descalifican toda ideología que cuestione las esencias patrióticas.

Pero, donde las consecuencias han sido especialmente desastrosas es en la Justicia. Entre los magistrados que provenían del franquista TOP y las nuevas hornadas de jueces conservadores ocupando lugares estratégicos, la libertad de expresión se ha visto gravemente amenazada; mucho más cuando las reformas legislativas les han dado instrumentos para reprimir con dureza la libertad de expresión. La «ley mordaza», aprobada en 2015 por el PP, ha servido para multar a un millón de personas por valor de 563 millones de euros. La operación «araña», que persigue comentarios en internet, ha servido para detener a 77 personas, el 90% de las cuales han sido encarceladas.

Por no hablar de las durísimas sentencias y de la causa general instruida contra los promotores del referéndum de autodeterminación en Cataluña. Por todo ello, hoy, la Justicia española está absolutamente desprestigiada en Europa. Los Tribunales europeos han fallado, reiteradamente, anulando sentencias de los Tribunales españoles o han negado las euro órdenes de extradición de los exiliados. Pero el daño ya es irreparable. La censura ha vuelto, de tal manera que algunos pueden robar, pero decirles ladrones nos puede llevar a la cárcel.

Los borbones son unos ladrones (feat. Frank T, Sara Hebe, Elphomega, Rapsusklei...)