Los que no nos vacunamos, somos conscientes de que existe un virus y nos protegemos a nosotros y a todo el conjunto de personas con los que nos relacionamos para no enfermar ni contagiar a otros.
Los que no nos vacunamos somos baratos para la Salud Pública, sabemos lo que nos es beneficioso y lo que nos perjudica. Los que no nos vacunamos, no fumamos, no bebemos sino en contadas ocasiones, comemos sano, procurando que sea con productos ecológicos y de proximidad. Solemos hacer ejercicio, ir en bici, etc. Los que no nos vacunamos practicamos una medicina basada en aumentar la capacidad defensiva del organismo en contra de agredirlo. Los que no nos vacunamos aceptamos la libertad de los que piensan diferente sin cuestionarlos.
Los que no nos vacunamos somos conscientes de las limitaciones del planeta y procuramos su sostenibilidad. Por estas y otras cosas los que no nos vacunamos somos minoría y diría que minoría peligrosa a ojos de algunos.
Los que no nos vacunamos sabemos que a día de hoy y por datos ofrecidos en medios acreditados, los vacunados pueden contraer la enfermedad incluso de manera recurrente, los vacunados pueden ser activos en el contagio a otros, los vacunados pueden tener enfermedades que no hubieran tenido de no haberse inoculado, pueden morir o abortar, en caso de mujeres embarazadas, pero los no vacunados no les increpamos, no les denostamos, les respetamos.
Quizá haya una pequeña parte de los que rechazan las vacunas que lo hagan por otras convicciones, pero les aseguro que los no vacunados, ninguno, obligaría a nadie a actuar contra su libre albedrío ni intentaría mermar sus libertades individuales y cívicas o les llamaría insolidarios.