«Proteger a las abejas es un deber ecológico, empujarlas a la extinción es un crimen ecológico. La amenaza para las abejas es una amenaza para la humanidad». Vandana Shiva

«Si la abeja desapareciera de la faz de la tierra, al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida». Maurice Maeterlinck, La vida de la abeja[1]

En los últimos 50 años los agrotóxicos se han extendido y están empujando a las abejas a la extinción.

Las opciones ante la humanidad son claras, un futuro libre de veneno para salvar a las abejas, los agricultores, nuestra comida y la humanidad. O continuar usando venenos, amenazando nuestro futuro común caminando ciegamente hacia la extinción a través de la arrogancia de que podemos sustituir las abejas por inteligencia artificial y robots.

«Las abejas robóticas podrían polinizar plantas en caso de apocalipsis de insectos», publicó un reciente titular del Guardian informando de cómo los científicos holandeses, «creen que serán capaces de crear enjambres de zánganos similares a las abejas para polinizar plantas cuando los insectos de la vida real hayan muerto».[2] [3]

«Vemos una crisis en 15 años en la que no tenemos suficientes insectos en el mundo para realizar la polinización y la mayoría de nuestras vitaminas y frutas han desaparecido», dijo Eylam Ran, director general de Edete Precision Technologies for Agriculture. Su compañía dice que su polinizador artificial puede aumentar el trabajo de las abejas y eventualmente reemplazarlas. Su sistema refleja el trabajo de la abeja, comenzando con una cosecha mecánica de polen de las flores y terminando con una distribución selectiva utilizando sensores LIDAR, la misma tecnología que se utiliza en algunos coches de auto-conducción».[4]

No hay sustituto para la asombrosa biodiversidad y los regalos de las abejas.

Cada cultura, cada fe ha visto a las abejas como maestras, de dar, de crear abundancia, de crear el futuro de las plantas a través de la polinización, y de contribuir a nuestra seguridad alimentaria y bienestar.

La investigación de Navdanya ha demostrado que más del 30% de los alimentos que comemos son producidos por abejas y polinizadores.

La economía de la naturaleza es la economía del regalo. En cada tradición la abeja ha sido ejemplificada como maestra de la donación.

Los textos budistas señalan que de una multitud de seres vivos, las abejas y otros animales polinizadores toman lo que necesitan para sobrevivir sin dañar la belleza y la vitalidad de su fuente de sustento. Para los humanos, actuar a la manera de las abejas es una manifestación de una vida compasiva y consciente.

San Juan Crisóstomo de la Iglesia Católica escribió: «La abeja és más honorable que otros animales, no porque trabaje, sino porque trabaja por los demás.» (12ª Homilía)

En la tradición islámica, el capítulo 16 del Corán se titula «La abeja». Este capítulo es conocido por ser la revelación de Dios.

En la tradición hindú, hay una maravillosa cita en la escritura Srimad Mahabhagavatam que dice: «Como una abeja recolectando miel de todo tipo de flores, los sabios buscan la verdad en todas partes y sólo ven el bien en todas las religiones».

Juntos, como especies diversas y culturas diversas, y a través de la agricultura y la alimentación orgánica libre de veneno, rejuvenezcamos la biodiversidad de nuestros polinizadores y restablezcamos su carácter sagrado. Tenemos el poder creativo de detener la sexta extinción masiva y la catástrofe climática sin necesidad de estas falsas soluciones tecnocráticas.

[1] Maurice Maeterlinck es un Premio Nobel de la Paz de Bélgica, https://www.nobelprize.org/prizes/literature/1911/maeterlinck/biographical/

[2] https://gmwatch.org/en/news/latest-news/18543

[3] https://seedfreedom.info/wp-content/uploads/2018/11/The-Future-of-Our-Daily-Bread-_-LowRes-_-19-11-2018-REVISED.pdf

[4] With bees on decline, mechanical pollination may be solution

Fuente: Navdanya International