Mis más cordiales saludos para todas y todos ustedes. Soy Juan Carrero, presidente de la pequeña Fundació S’Olivar, con sede en Mallorca, España.

Hoy se me ha concedido un doble honor.

El primero es el de poner voz al mensaje de Adolfo Pérez Esquivel, nuestro querido compañero y maestro, desde hace ya medio siglo, en el Movimiento de la No-violencia. Y también en el acompañamiento de los pueblos por los caminos de la justicia y la paz, como presidente internacional del SERPAJ, el Servicio Paz y Justicia.

El valor de su tarea en América Latina fue reconocido muy justamente en 1980 con el Premio Nobel de la Paz (eran otros tiempos en el Instituto Nobel y en el Parlamento Noruego). Desde entonces su generosidad se ha ensanchado: no ha sido indiferente a ninguna causa mundial. Entre otros muchos compromisos internacionales, nos ha apoyado siempre enérgicamente en nuestras tareas por la paz, la justicia, la verdad y la reconciliación en Ruanda y la RD del Congo, escenario de las mayores masacres habidas tras la Segunda Guerra Mundial.

Para apoyar nuestra tarea, ha llegado a proponerme también a mí, durante varios años, al Premio Nobel de la Paz. Logrando así, con su aval, la candidatura de un español con más apoyos jamás habida: desde el unánime del Congreso de los Diputados (o Parlamento de España) hasta la de miles instituciones, personalidades u organizaciones.

Junto al europeo discípulo directo de mahatma Gandhi, Lanza del Vasto, Adolfo ha sido para mi esposa Susana y para mí el eslabón que nos ha unido indisolublemente para siempre al mahatma y al pastor Martin Luther King. Ellos son para nosotros presencias vivas que nos conmueven siempre en lo más hondo y que actúan en nuestras vidas de modo sorprendente y eficaz.  

El segundo honor al que me he referido es el de poner hoy voz al mensaje de Adolfo en un evento tan importante como es la presente Conferencia del Instituto Schiller. Este es ya el mensaje de Adolfo para esta Conferencia y en apoyo a ella. Un mensaje que ha querido trasmitiros a todos a través mío:

“Un abrazo, Juan, de Paz y Bien, tan necesitadas por el mundo en estos momentos de incertidumbre. Un mundo que debe hacer todos los esfuerzos posibles para evitar otra guerra y esta vez nuclear.

Lo que puedo aportar a la presente Conferencia del Instituto Schiller es mi llamamiento para que la ONU se ponga de pie con coraje y convoque a los pueblos a la resistencia para poner fin a la guerra, dejando de ser un títere de las grandes potencias.

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El mundo está al borde de la locura por unos gobernantes QUE ANTEPONEN A LA VIDA SUS PROPIOS INTERESES POLÍTICOS, ECONÓMICOS Y ESTRATEGICOS DE DOMINACIÓN.

Estamos en un punto de inflexión, de dramáticos y decisivos cambios en el mundo, con un alto costo en vidas, hambrunas, pestes y destrucción de la Madre Tierra.

Muchos son los llamamientos para construir la Paz: desde la voz del papa Francisco a la de personalidades y gobiernos, así como el clamor de los pueblos. Todos los días sumamos nuestras voces a esas voces que reclaman la Paz.

Debemos llegar a una solución política, pero fundamentalmente humanitaria, para poner fin a las múltiples guerras desatadas en el mundo. Muchas de ellas silenciadas. Como las, que entre otras, ocurren en Israel y Palestina, Armenia y en diversos países de África.

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En cuanto a la guerra en Ucrania, tan peligrosa para toda la humanidad, hay varias propuestas para poder llegar a un diálogo constructivo y ponerle fin.

Pero, lamentablemente, los señores de la guerra no quieren oír nada y continúan incrementando el envío de armas y dinero a Ucrania, incentivando el conflicto.

Es una guerra provocada por las grandes potencias como EEUU, por la OTAN y por los intereses estratégicos y políticos para asegurar la hegemonía mundial.

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El mundo está cambiando y, si queremos sobrevivir y salvar nuestro Planeta Tierra, nuestra casa común, se necesita un nuevo Pacto Social de convivencia entre los pueblos y la Madre Tierra.

Para lograrlo es necesario restablecer el equilibrio que hoy no existe y que somete a la humanidad a la violencia social.

Se perdió el equilibrio, las relaciones entre los pueblos, la espiritualidad… Estamos frente al destierro de Dios, frente a su exilio.

Las Naciones Unidas son una caja sin resonancia manejada por los EEUU. Y la OEA es una organización colonial. Europa perdió su voz y se transformó en un enclave colonial de los EEUU.

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Para reclamar una salida negociada a las guerras es necesario y urgente que las religiones, iglesias, templos, mezquitas, sinagogas, monasterios… llamen a jornadas de oración y acción. Que los sindicatos y organizaciones sociales propongan acciones.

La UNESCO, los educadores, los científicos y los profesionales de la comunicación deben estar presentes en la rebelión de las conciencias contra la guerra y reclamar la PAZ.

Todos debemos sumar nuestras voces y acciones a otras que están en el mismo camino, antes de que sea tarde.

Tenemos que hacer memoria para iluminar el presente. Hiroshima y Nagasaki no son el pasado. Aún le duelen a la humanidad los horrores de los campos de concentración, el Holocausto, las masacres.

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Las potencias amenazan con utilizar las armas nucleares. ¿Qué podemos hacer: gritar a quienes no quieren oír, gritar allí donde los teléfonos y todas las comunicaciones están cortadas? Sólo se escuchan a sí mismos.

Pero no podemos perder la esperanza en que otro mundo es posible si sumamos esfuerzos y voluntades para lograr la Paz. No una paz como mera ausencia de guerras y conflictos, sino como fruto de la Justica en las relaciones fraternas entre las personas y los Pueblos.

Parar lograr detener la guerra se necesita de la rebeldía de los pueblos. Los gobiernos involucrados en la guerra tienen otros objetivos y parámetros para fortalecer el poder dominación. Para sus intereses personales, el ser humano no cuenta.

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Hay que reclamar una jornada mundial de rebeldía y exigir que se ponga fin a las guerras, que se transformen las armas en arados, como lo proclamó el profeta Isaías hace miles de años.

Las Naciones Unidas deben rebelarse al totalitarismo imperante y convocar una Asamblea General de los Pueblos que quieran la Paz. Deben terminar con las guerras y con la hipocresía de los gobernantes. Deben hacer suyo su propio Preámbulo: “Nosotros los Pueblos del Mundo queremos la Paz”.

Salvemos la vida del Planeta, nuestra casa común. No podemos continuar siendo espectadores, debemos asumir la rebeldía de los valores y del espíritu para transformar esta realidad que agobia a toda la humanidad.

Juan, toda la solidaridad y apoyo en este desafío común para alcanzar la Paz junto a tantos hermanos y hermanas en el mundo. Les deseo a todos los participantes en la Conferencia mucha fuerza y esperanza. Sumo mi voz a la de toda la humanidad.”

Adolfo Pérez Esquivel – Buenos Aires, 11 de abril 2023

Fuente: The International Schiller Institute

Mensaje de Adolfo Pérez Esquivel transmitido por Joan Carrero (1:51:40 – 2:01:55)