Todos los imperios caen y la fantasía del excepcionalismo estadounidense no exime a Estados Unidos de su inevitable declive. Sin embargo, el poder hegemónico en decadencia se comporta como si aún controlara los acontecimientos, y al hacerlo crea peligros para todo el mundo.

«Ahora somos un imperio, y cuando actuamos, creamos nuestra propia realidad. Y mientras ustedes estudian esa realidad –juiciosamente, como quieran– nosotros actuaremos de nuevo, creando otras nuevas realidades, que ustedes también podrán estudiar, y así es como se resolverán las cosas. Somos los actores de la historia… y a ustedes, a todos ustedes, sólo les quedará estudiar lo que hacemos» (Karl Rove, consejero de George W. Bush – 2004).

En la mayoría de los casos, Karl Rove tenía razón sobre el imperio estadounidense.  Hace diecinueve años, Estados Unidos tenía el ejército más fuerte del mundo, pero la economía mostraba signos de debilidad. En marzo de 2000, la burbuja bursátil estalló, provocando el desplome del NASDAQ o «burbuja punto com». Todavía en aquella época, la mayor parte del país creía al expresidente Ronald Reagan cuando se refería a Estados Unidos como «la ciudad brillante sobre una colina». Gracias a su poderío militar, Estados Unidos era capaz de proyectar su poder e imponer su voluntad en el mundo.

La arrogante afirmación de Rove de que «… cuando actuamos, creamos nuestra propia realidad…» es una parte importante del problema al que se enfrenta hoy el imperio estadounidense. Lo que se pierde en esta valoración es la realidad histórica de que todos los imperios siguen su curso.  Un examen de los imperios europeos, el griego, el romano y el británico, nos cuenta historias de finales trágicos. Un factor común y significativo de su desaparición fue la arrogancia.  En lugar de reconocer el cambio de la dinámica mundial, el panorama geopolítico y hacer los ajustes necesarios, creyeron que podían manejar el mundo por pura fuerza, proyección de poder y voluntad.

Estados Unidos está cegado por su arrogancia y no puede evaluar adecuadamente las realidades que tiene ante sí.  Estados Unidos sigue creyendo que es el poder hegemónico unitario y muchas de sus acciones recientes están agravando su desaparición. En 1991, el presidente George H. W. Bush anunció un «nuevo orden mundial» que, en su opinión, sustituiría la política bipolar de la época de la Guerra Fría por un orden unipolar impulsado por Estados Unidos. Su hijo, George W. Bush –aún gobernador de Texas pero candidato a la presidencia– esbozó los principios de política exterior que guiarían su presidencia, prometiendo un «internacionalismo claramente estadounidense», una vez más, un lenguaje en clave no tan sutil para un orden unipolar estadounidense. Recientemente, el secretario de Estado Antony Blinken y otros funcionarios de la administración Biden siguen hablando de un «orden basado en reglas».  Parecen ser los únicos que saben cuáles son las reglas.

Estados Unidos sigue afirmándose como potencia unitaria en lo que se perfila como un mundo multipolar. En The Sun Also Rises, el personaje de Ernest Hemingway, Bill Gorton, le pregunta a Mike Campbell: «¿Cómo te arruinaste?». Mike responde: «De dos maneras… Gradualmente y luego de repente». El dominio hegemónico unipolar de Estados Unidos está en bancarrota y llegando a su fin.

En octubre de 2020 publiqué un artículo titulado «Las Naciones No Alineadas se Realinean» en el que escribí:

«A medida que Estados Unidos ha emergido de la era posterior a la Guerra Fría como el poder hegemónico mundial unitario, se hizo cada vez más difícil para los países mantener su soberanía y luchar contra las desigualdades del orden económico del ‘nuevo mundo’ que les impone Estados Unidos. La campaña estadounidense de ‘máxima presión’ de sanciones y cambio de régimen se ha aplicado como arma de guerra económica contra «enemigos» estadounidenses como China, Cuba, Irán y Venezuela. Excepto en el caso de China, estas tácticas han paralizado las economías y causado estragos en las sociedades.»

Con la tecnología de que disponemos, podemos ver cómo se produce la desaparición del Imperio estadounidense en tiempo real.  Según Alexander Mercouris, director de The Duran:

«El gran periodo de peligro en cualquier sistema internacional es cuando el imperio dominante declina, cuando empieza a perder el control. Si ellos (los líderes del imperio) comprenden que su imperio está en declive e intentan gestionar ese declive de forma que se preserve el sistema internacional o si, por el contrario, intentan ir a por todas e intentan preservar su posición gestionando conflictos que creen que pueden ganar.»

Aunque el imperio esté en declive, está lejos de haber terminado. Es importante comprender que Estados Unidos es una potencia nuclear y aún mantiene el dominio militar sobre la mayor parte del mundo. Según The Soldiers Project, Estados Unidos tiene unas 750 bases militares extranjeras repartidas por 80 naciones. Rusia (una potencia nuclear) tiene unas tres docenas de bases y China (una amenaza nuclear) sólo cinco. Esto implica que Estados Unidos tiene tres veces más bases que todos los demás países juntos.  Uno de los principales retos a los que se enfrenta Estados Unidos es la disuasión nuclear y el concepto de destrucción mutua asegurada. Un ataque nuclear por parte de una superpotencia sería respondido con un abrumador contraataque nuclear de tal forma que tanto el atacante como el defensor serían aniquilados.

Una vez comprendida esta realidad, la cuestión pasa a ser económica. Hasta hace poco, Estados Unidos ha podido imponer su voluntad mediante su influencia económica y un régimen de sanciones combinado con la amenaza de una acción militar. Eso ya no funciona.  Las naciones no alineadas se han realineado.

En respuesta al régimen de sanciones de Estados Unidos, China y Rusia se vieron obligadas a reevaluar sus intereses y diferencias. Llegaron a comprender que la hegemonía y el imperialismo estadounidenses constituían una amenaza común. La guerra por poderes de Estados Unidos en Ucrania ha demostrado ser una gran amenaza para Rusia y la implicación de Estados Unidos en Taiwán amenaza con iniciar una guerra con China. Rusia y China disfrutan ahora de las mejores relaciones que han tenido desde finales de la década de 1950. Hay un «nuevo orden mundial» en el horizonte, pero no es el mismo del que hablaba Bush.

Otros ejemplos de realineamiento mundial son, el 10 de marzo, el anuncio de Arabia Saudí e Irán de normalizar sus relaciones con la mediación de China, y la invitación del presidente sudafricano Cyril Ramaphosa a 67 líderes de países y 20 representantes de organizaciones internacionales a la próxima cumbre de los BRICS. Aunque no está en la agenda inmediata, el BRICS avanza hacia una nueva moneda que se basará en una cesta de las divisas del bloque inicial de cinco naciones. El presidente de Kenia, William Ruto, ha pedido a las naciones africanas que dejen de utilizar el dólar estadounidense para el comercio intracontinental y opten por el uso de monedas locales. En respuesta a las sanciones estadounidenses, las naciones no alineadas se están realineando, dificultando cada vez más a Estados Unidos la proyección de su poder a medida que las naciones tratan de afirmar un mayor control sobre los recursos y la gobernanza de sus países.

Es importante darse cuenta de que, a pesar de las sanciones estadounidenses, en Venezuela se han abierto supermercados iraníes bien surtidos e Irán está exportando petróleo a Venezuela. China e Irán han iniciado una asociación estratégica de 25 años en comercio, política, cultura y seguridad. A pesar de la presión de Estados Unidos, un Tribunal de Apelación británico anuló una decisión del Tribunal Superior, anulación que daba al presidente Maduro de Venezuela acceso a 2.000 millones de dólares en oro almacenados en el Banco de Inglaterra.

¿Recuerdan cuando el presidente Joe Biden dijo al mundo que las sanciones estadounidenses contra Rusia paralizarían su economía? «Como resultado de estas sanciones sin precedentes, el rublo se reducirá casi inmediatamente a escombros…», dijo infamemente. Según datos del Banco Mundial, Rusia se encontraba entre las cinco mayores economías del mundo y la mayor de Europa en términos de paridad de poder adquisitivo (PPA) a finales de 2022, a pesar de las sanciones occidentales.  China encabezaba la lista como la mayor economía del mundo (31 billones de dólares), seguida de Estados Unidos, India y Japón.  Adiós a las sanciones estadounidenses.

Incluso mientras Estados Unidos intenta proteger su base de aviones no tripulados y el acceso de Francia al uranio tratando de ejercer su poder en Níger, los actuales dirigentes de ese gobierno no aceptan reunirse con la extraordinaria golpista estadounidense, la vicesecretaria de Estado en funciones Victoria Nuland. Tampoco le permitirían reunirse con el depuesto presidente Mohamed Bazoum. Están ignorando el «orden basado en reglas». Mientras Argelia, Malí y Burkina Faso sigan respaldando a la junta en Níger, la capacidad de Estados Unidos para controlar la dinámica queda en entredicho.  Resulta cada vez más difícil proyectar poder cuando el mundo ve que eres débil y surgen alianzas alternativas.

Los estadounidenses ven a Estados Unidos en el contexto romántico de la «ciudad brillante sobre una colina» de Reagan, mientras que el «Tercer Mundo» ve a Estados Unidos como un monstruo, en el que las máculas, la enfermedad, el colonialismo/neocolonialismo y la inhumanidad procedentes de Europa han alcanzado dimensiones espantosas. Las naciones «no alineadas» están en realineación. Los EE.UU. deberían, como dice Killens, ser «gente libre» no «empresa libre».

Se dice que una mula moribunda puede llegar a dar algunas patadas. Estas patadas pueden ser peligrosas, pero no duran mucho. Progresivamente, se vuelven más y más débiles hasta que la mula finalmente se rinde. Sabemos que el imperio estadounidense no se irá silenciosamente en la noche. Es en este momento cuando está demostrando ser más peligroso.  Como escribió Antonio Gramsci:

«La crisis consiste precisamente en que lo viejo está muriendo y lo nuevo no puede nacer; en este interregno aparece una gran variedad de síntomas mórbidos.»

El Dr. Wilmer Leon es autor de «Politics Another Perspective« (La política desde otra perspectiva) y presentador de programas de radio de difusión nacional e internacional. Visítelo en www.wilmerleon.com o envíe un correo electrónico a: wjl3us@yahoo.com. www.twitter.com/drwleon en Twitter, y Dr. Leon’s Prescription en Facebook.com

Fuente: Black Agenda Report

Foto: Karl Rove en la Biblioteca LBJ en 2015.

Serguéi Lavrov: Estados Unidos busca mantener un dominio que se le escapa (JP, 20.08.2023)