En octubre de 2011, días después del brutal asesinato del líder libio, el coronel Muammar Gadafi, el Secretario General de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, declaró que la misión de la OTAN en Libia había sido una de las más exitosas en la historia de la organización. En este libro, el profesor Horace Campbell se propone analizar esa afirmación y analizar la totalidad de la guerra de la OTAN contra el pueblo de Libia, en el contexto de los esfuerzos africanos por asegurar la unidad política y económica de África.
Incluso antes de que la ONU levantase sus sanciones contra Libia, en 2003, Al-Gadafi había concebido un gran plan, la unificación de África. No era una idea nueva, por supuesto, pero Al-Gadafi tenía un plan particular –usar la fuerza de su propia extraordinaria personalidad y el poder de los beneficios del petróleo de Libia, para hacer ese sueño realidad. Después de décadas de lucha armada contra el imperialismo, en los años ’90, Al-Gadafi había llegado a estar más interesado en las posibilidades de eso que ahora se llama “poder blando”. Hizo las paces con Chad y otros países vecinos con los que había estado en conflicto, y gradualmente los atrajo hacia una nueva esfera de influencia que él había desarrollado. Cuando terminaron las sanciones, grandes cantidades de dinero estuvieron a disposición para respaldar este “poder suave”. La Jamahiriya Socialista Libia construyó escuelas, hospitales, carreteras, hoteles, sistemas de comunicaciones, granjas comerciales, etc, por toda África. Puso el primer satélite de África en órbita, ahorrando al continente miles de millones de dólares que había estado pagando a las compañías de satélites europeas…Leer más