Buenas noches, señoras y señores,
Me siento muy honrada de estar con ustedes esta noche para la ceremonia de entrega del Premio Victoire Ingabire Umuhoza por la Democracia y la Paz.
Victoire Ingabire Umuhoza es una mujer a la que admiro mucho por su valor, su compromiso, su perseverancia, su abnegación y, sobre todo, por su lealtad a los valores de la paz, la justicia, la equidad, la reconciliación y la democracia.
Estos valores son ignorados por el poder de Kigali, que prefiere detener, encarcelar, hacer desaparecer, asesinar… a todos los que tienen una opinión política diferente a la suya.
Necesitamos más que nunca líderes políticos como Victoire Ingabire Umuhoza que crean y actúen, sin descanso, por el retorno de la paz y la armonía en Ruanda y en toda la región, porque sólo la paz podrá garantizar la reconciliación entre los ruandeses y con los demás pueblos de la región, la cooperación entre Ruanda y los países que la rodean para un desarrollo económico, social y cultural de todos.
Quiero agradecer a la Red Internacional de Mujeres por la Democracia y la Paz el honor que me ha concedido al otorgarme el Premio Victoire Ingabire Umuhoza por la Democracia y la Paz 2021. Es para mí un gran reconocimiento a mi modesta contribución a la lucha común por el retorno de la paz en la región de los Grandes Lagos.
Quisiera dedicar este premio al pueblo congoleño que sufre desde 1994 las repetidas agresiones de los países vecinos, principalmente de Ruanda. Recordemos que millones de congoleños han muerto, millones de mujeres han sido violadas y mutiladas, los niños han sido alistados a la fuerza en las milicias armadas, los pueblos han sido completamente arrasados, etc. Todos estos actos de barbarie se cometen con el apoyo de las potencias occidentales que, para acceder a las riquezas minerales del Congo, están dispuestas a sacrificar millones de vidas humanas.
Dedico también este premio a los congoleños que, desde Bukavu hasta Kinshasa, me acogieron, alojaron, alimentaron y cuidaron de mí sin conocerme, demostrando así su humanidad a pesar de la precaria situación en la que les había sumido la guerra.
Dedico este premio a mis amigos belgas, congoleños, alemanes y holandeses que me ayudaron a salir del Congo y a llegar sana y salva a Bélgica. Muchos de mis compañeros de infortunio no tuvieron tanta suerte como yo. La mayoría de ellos fueron asesinados por los soldados del FPR, otros murieron de agotamiento, hambre y enfermedad. Entre todas las personas que perdí en el Congo, pienso en Zuzu, una niña de 8 años que había acogido. Había sido separada de sus padres en la destrucción del campo de Kashusha, en la región de Bukavu. Murió en el pueblo de Bombenga, a unos 100 km de la ciudad de Mbandaka. Murió de hambre y agotamiento. Murió porque la comunidad internacional había decidido abandonarnos a nuestro triste destino, alegando que todos éramos genocidas.
Una vez que llegué a Bélgica, mis amigos me organizaron espacios donde pude dar testimonio de la violencia que habíamos sufrido y denunciar el abandono y el silencio cómplice de la comunidad internacional. Gracias a ellos pude escribir el libro «Huir o morir en el Zaire, testimonio de una refugiada ruandesa».
Quiero agradecer a Joan Carrero de la Fundació S’Olivar, a Joan Casòliva y a los miembros de la asociación Inshuti que se implicaron en la traducción de mi libro al castellano, al catalán y al inglés para que mi testimonio pudiera ser accesible a un público no francófono. Gracias a ellos por permitirme presentarlo en España y presentar una denuncia contra los oficiales del FPR responsables de las masacres de refugiados hutus y civiles congoleños ante la justicia española. Aunque las órdenes de detención emitidas contra ellos por España no hayan conducido a su arresto, estoy convencida de que algún día se hará justicia.
Doy las gracias a Isabelle Jacquet, de Le Monde selon les Femmes, por haberme ayudado a hacer publicable mi manuscrito. Doy las gracias a Catherine Newbury, que escribió el prefacio y que, junto con otras mujeres de la Asociación de Estudios Africanos, luchó por la publicación de la versión inglesa en Estados Unidos y me permitió presentarla en conferencias y universidades estadounidenses.
Gracias a la Asociación de Ruandeses de Canadá y a todos los ruandeses de todo el mundo que me han apoyado y me siguen apoyando en la difusión de mi testimonio.
Quisiera terminar dando las gracias a los miembros de la Red Internacional de Mujeres por la Democracia y la Paz. Con su acción y su compromiso, nos recuerdan que, desde el principio de los tiempos, las mujeres africanas han luchado contra la dictadura y la opresión.
En este sentido, pienso en una joven llamada Kimpa Vita Dona Beatrice que luchó por la reunificación e independencia del reino del Kongo y contra la opresión de los portugueses. Pienso en Miriam Makeba, en Rosa Parks y en todas las mujeres del mundo que lucharon contra el apartheid en Sudáfrica y la segregación racial en Estados Unidos y otros países.
Sois las dignas herederas de aquellas mujeres, conocidas o desconocidas, que un día se levantaron para decir no a la opresión, a menudo arriesgando sus vidas.
Continuad luchando. Seguid mostrándonos el camino. Seguid motivando a nuestros jóvenes para que la antorcha que encendisteis ilumine nuestro camino hoy y mañana.
Os doy las gracias.
Fuente: Réseau international des femmes pour la Démocratie et la Paix (RifDP)
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