Paul Rusesabagina, disidente político y activista de derechos humanos de 66 años, conocido internacionalmente por salvar, en el hotel de Ruanda del cual era gerente, la vida a más de 1.200 personas, en su gran mayoría tutsis, durante el genocidio de Ruanda de 1994, fue detenido el pasado 31 de agosto en Kigali (Ruanda) en virtud de una orden de arresto internacional emitida en 2018 por el gobierno ruandés, con la acusación de liderar grupos terroristas.

En 1996 había abandonado Ruanda junto con su familia y obtuvo primero asilo político en Bélgica y después la ciudadanía de este país. A partir de 2005 empezó de nuevo a ser objeto de amenazas, intimidaciones e incluso intentos de asesinato. Su casa fue saqueada, y de nuevo huyeron en busca de seguridad, instalándose en Estados Unidos, donde se le concedió la Green Card o tarjeta verde (residencia permanente).

El 27 de agosto, Rusesabagina, que se encontraba en Texas, se subió a un avión chárter creyendo que se dirigía a Burundi para realizar una gira de conferencias. La familia intercambió mensajes de WhatsApp con él esa misma noche. No supieron nada más de él hasta que el 31 de agosto la Oficina de Investigación de Ruanda informó en un comunicado que Paul Rusesabagina había sido arrestado en Kigali. Paul y su familia denuncian que tras hacer escala en Dubai fue secuestrado, torturado y llevado contra su voluntad a Kigali, y que su detención fue ilegal, con vulneración del derecho al proceso debido.

Paul Rusesabagina ha sido un destacado crítico del gobierno de Kagame, calificando a su gobierno de dictadura y instando a los países occidentales a presionarlo para que respete los derechos humanos. Rusesabagina ha ganado numerosos honores internacionales, incluida la Medalla Presidencial de la Libertad de Estados Unidos, que el presidente George W. Bush le entregó personalmente en 2005. Desde 1994 Rusesabagina se ha convertido en un icono de los derechos humanos que advertía sobre los horrores del genocidio y ofrecía un ejemplo vivo de cómo hacer frente a esto en sus discursos por todo el mundo.

La congresista Carolyn B. Maloney escribió recientemente una carta al presidente Paul Kagame de la República de Ruanda solicitando la liberación inmediata y el retorno seguro de Paul Rusesabagina a Estados Unidos. En su carta al presidente Kagame, señala que «utilizando métodos clandestinos para atraer y arrestar al Sr. Rusesabagina, el gobierno ruandés ignoró deliberadamente las vías legales disponibles a través de nuestras leyes para solicitar una deportación, violando la ley de los Estados Unidos. […] Si bien los detalles específicos sobre el arresto siguen sin ser claros, lo que sí está clara es que la República de Ruanda secuestró extrajudicialmente al Sr. Rusesabagina para encarcelarlo por delitos infundados derivados de sus esfuerzos de defensa de los derechos humanos, ampliamente documentados y aclamados internacionalmente».

Pero no es un caso único. La Ruanda presidida por Paul Kagame es un país autoritario en el que éste ejerce un poder total, los rivales políticos son encarcelados, se les somete a juicios espurios o mueren en circunstancias misteriosas. Igualmente son perseguidos periodistas, defensores de derechos humanos, artistas y en general los que públicamente se atreven a manifestar sus críticas frente al gobierno de Kagame, y todo ello tanto en el interior del país como en el exilio.

En al menos seis países, exiliados ruandeses han sido acosados, atacados o asesinados como parte de lo que parece ser una campaña encubierta dirigida a los detractores que más irritan a Kagame. En Bélgica, un político fugitivo de la dictadura fue encontrado flotando en un canal. En Kenia, un exministro fue abatido a tiros en su coche. En Gran Bretaña, la policía advirtió a dos disidentes que se cernía sobre ellos una «amenaza inminente» del gobierno ruandés. En Sudáfrica, un exjefe del ejército recibió disparos en el estómago, pero sobrevivió. En 2020, Kizito Mihigo, un popular cantante de góspel de 38 años fue detenido y murió bajo custodia policial. En suma, la expresión pública de críticas al gobierno ruandés de Kagame supone un gran riesgo para la libertad y la vida.

Por todo ello, los grupos parlamentarios abajo firmantes presentan la siguiente Proposición no de Ley:

1. El Parlamento de las Islas Baleares denuncia y condena el acoso a los opositores políticos ruandeses (como Victoire Ingabire, Diane Rwigara, Bernard Ntaganda o Déogratias Mushayidi), y las desapariciones y asesinatos de muchos de ellos, así como la de cualquier otra persona que sufra persecución por expresar ideas críticas frente a la política del actual gobierno ruandés, y reclama una investigación independiente sobre tales hechos.

2. El Parlamento de las Islas Baleares insta a la República de Ruanda a poner en libertad inmediatamente a Paul Rusesabagina, en atención a su delicado estado de salud, y permitir su regreso a los Estados Unidos de América.

3. El Parlamento de las Islas Baleares insta al Gobierno de Ruanda a avanzar en la democratización del país, garantizando el pleno respeto a los derechos humanos y al pluralismo político.

4. El Parlamento de las Islas Baleares expresa su apoyo a todas aquellas entidades y personas que promueven iniciativas internacionales de diálogo, como el Diálogo Intra Ruandés (DIR), con el fin de establecer las bases que deberían permitir una transición pacífica a la democracia en Ruanda tras más de dos décadas de conflictos bélicos y violencias directas, estructurales y culturales de gran intensidad, especialmente el Diálogo iniciado en Mallorca por la Fundación S’Olivar y la asociación Derechos Humanos de Mallorca, financiado principalmente por el Fondo Mallorquín de Solidaridad y Cooperación y que se ha extendido por casi una decena de países. Un Diálogo que Paul Rusesabagina presidió, después de los primeros años, en los que tal presidencia la ejerció la Fundación S’Olivar.

Proposición no de Ley del Parlamento de las Islas Baleares en pdf