Un estadounidense experto en Cataluña? Sí, este es Thomas S. Harrington, catedrático de Estudios Hispánicos en el Trinity College de Hartford, en Estados Unidos. Acaba de publicar un libro sobre el proceso soberanista y el lunes lo presentará en el Espacio VilaWeb de Barcelona. Una democràcia cívica en temps autoritaris es una recopilación de artículos, opiniones y entrevistas de los últimos años sobre nuestro país. Y es que, a veces, un poco de distancia va bien para analizar qué pasa. En la entrevista, Harrington es muy crítico hacia el autoritarismo cada vez más extendido en Occidente y afirma que hay que observar qué pasa en Cataluña y aprender. De hecho, en nuestra casa ve un buen laboratorio en la lucha contra el autoritarismo, un movimiento dominado por los grandes poderes. ‘Los catalanes tienen una gran capacidad de descifrar los pronunciamientos del poder y no confiar en él’, asegura. Incluso tiene una teoría sobre esta afirmación que explica en la entrevista.
– Acaba de publicar un nuevo libro que define como ‘unos apuntes de un estadounidense sobre el proceso soberanista de Cataluña’. Es una recopilación de sus escritos de los últimos años sobre Cataluña y sale publicado en inglés y catalán.
– Cuando reunía los artículos me di cuenta que tenía algunos dirigidos a los estadounidenses en los que trato de explicar la historia de Cataluña, pero también algunos pensados para la gente de aquí. Por eso es en las dos lenguas. Aun así, en el libro conecto todo el caso catalán con problemáticas mundiales, tales como la disminución de la información. De hecho, creo que esta es la lucha más importante. Hoy cada historiador debería ser un historiador de los medios de comunicación. En el libro procuro conectar eso mismo con el autoritarismo, hoy día tan presente.
– El título de su nuevo libro es Una democràcia cívica en temps d’autoritarisme. La democracia cívica es Cataluña?
– Cataluña es un laboratorio muy importante en la lucha contra este autoritarismo que está en todas partes y que mucha gente, sobre todo la prensa de los poderosos, no quiere ver o criticar. Creo que es importante que en el mundo occidental miremos qué hacen los ciudadanos de Cataluña. Esto no quiere decir que los ciudadanos y los partidos de Cataluña sean perfectos y modélicos, pero el empuje que habéis mostrado en medio de un mundo en que la sensación de impotencia inducida es constantemente presente es excepcional. Hay que reivindicar una y otra vez la importancia del ejemplo que es Cataluña. ¿Si fracasa ahora? Bueno, pues lo volverá a intentar dentro de un tiempo. No se puede perder la fe en la posibilidad de cambiar las cosas. Porque es precisamente eso, que los poderosos quieren que pase. Quieren que la gente se desanime y se pregunte por qué lo hace, eso. Es una táctica bien pensada, por el Pentágono, la Casa Blanca, la OTAN… por todos los puntos de poder. Ellos quieren desanimarnos, y lo han hecho muy bien, lamentablemente.
– Este mecanismo, lo vemos todos los días. Este mismo viernes con la acusación de la fiscalía. Hace muchos días que los medios diciendo que la petición de penas sería más baja. Lo hacen para que cale el mensaje, la realidad ya no importa tanto…
– Exactamente. Es el juego de las expectativas. Quieren ponernos en una situación para que empecemos a tener miedo y aceptemos cosas que no habríamos aceptado dos semanas antes. Es un juego bien pensado. Ahora, para mí es imperdonable que los mismos políticos independentistas caigan en ello y hagan igual. En mi opinión, las palabras del conseller Maragall hace dos semanas en la BBC son una deslealtad terrible hacia los votantes. Desconozco los motivos, pero con declaraciones como esta rebaja las expectativas del pueblo de Cataluña, que ya fueron bien claras hace un año. Él deberá tener sus razones y, incluso, puede que él lo piense íntimamente, pero decirlo como jefe de la diplomacia catalana es todo un fracaso. Es como sentarse en la mesa de negociación y quitarte todos los puntos de ventaja que tenías. Decirlo públicamente es cínico.
– Asegura que Cataluña es una resistencia frente al totalitarismo del mundo occidental. Pero, ¿por qué?
– Tengo una teoría. Tener durante tantos siglos una doble vida, por un lado es terrible, pero por otro te da ciertas herramientas psicológicas que en el bombardeo informativo te hacen capaz de discernir. Por eso aquí estas técnicas no funcionan tan bien como en algunos otros lugares.
– Pero, ¿por qué?
– Porque siempre habéis sabido la diferencia entre lo que se dice en la mesa y lo que te dicen las fuentes públicas. De muy jóvenes conocéis otro discurso, el de casa, la familia o los amigos. Unas ideas que os ayudan a mirar el mundo y comprenderlo. De hecho, hay pronunciamientos oficiales que no corresponden a su realidad y sois conscientes de ello. Un catalán lo ha experimentado tantos años que tiene una gran capacidad de descifrar los pronunciamientos del poder y no confiar en él. En un momento en que el bombardeo informativo es diseñado para desorientarnos, saber que hay más realidades y que esta información que te llega puede ser manipulada es muy importante. En la introducción, hablo de las noticias falsas y descarto que sea nada nuevo. En realidad, siempre han existido. De esto, los poderosos fabrican cada día. Y sólo los que tienen otros recursos críticos tienen la capacidad natural de descifrar las trampas del poder.
– Por tanto, afirmáis que los catalanes son más críticos?
– Sin lugar a dudas. En un artículo del libro explico que Cataluña es una ‘nación de masa líquida’. Y la liquidez os permite adaptaros muy rápidamente a muchas cosas. Lo hacéis con mucha celeridad e inteligencia. Pero, a veces, esta misma liquidez os hace dudar en momentos importantes de vuestra historia. Es muy importante que seáis conscientes de vuestra tendencia. En momentos críticos, queréis evitar el choque frontal y complacer a los poderosos para sobrevivir un día más. Como método de supervivencia es fantástico, pero, para querer aflorar, no es siempre la mejor característica.
– Hace un año, con la proclamación de la República, pasó esto que decís?
– Sí, ahora se demuestra vuestra liquidez. En mi opinión, es necesario que haya una conversación abierta sobre estas tendencias que habéis mostrado a lo largo de la historia. Repito, en algunos términos son muy positivas, pero en momentos críticos os llevan a la parálisis.
– Y hay alguna manera de explicar a Europa esta democracia cívica y que se extienda?
– Es un gran problema. Nos volvemos a encontrar con el rompecabezas de la información y la megafonía necesaria para transmitir vuestro ejemplo. Si fuera el rey del mundo catalán, usaría a los amantes de Cataluña como embajadores. Hay mucha gente dispuesta a ir explicando vuestro ejemplo, como la república durante la guerra de 1936. Enviaban personas a pueblos pequeños de Estados Unidos a hablarles de ello.
– De este gesto nacieron los brigadistas internacionales…
– Sí, era gente dedicada a la causa. Con poco dinero fueron pueblo a pueblo explicando qué pasaba. Pero es muy difícil cuando los poderosos pueden crear realidades de la nada. Sobre todo es una cuestión de educación. Yo soy profesor y si pudiera crear el currículum del siglo XXI, lo que no tendré la oportunidad de hacer, pondría mucho énfasis en el humanismo y el estudio de los medios. Es increíble ver cómo personas inteligentes han heredado una fe ciega en los medios convencionales y no quieren mirar quien es el que dirige realmente este mensaje. Hay quien es muy inteligente en otros campos pero que no quiere mirar de donde proviene la información que le dan pero que luego es vital para tomar decisiones políticas. No quieren ver que los manipulan.
– Es curioso que, ahora que tenemos más herramientas para informarnos sin la necesidad de depender de las grandes corporaciones de los medios, estas se esfuercen tanto a controlar la opinión pública.
– Ellos han hecho el cálculo del peso específico. Si pueden desorientar a la gran parte de la población sólo controlando un 10%, pueden continuar estableciendo las narrativas maestras. En cierto sentido, tenerme a mí haciendo artículos en varias webs no les supone ningún problema porque saben que no voy a entrar nunca en la prensa convencional y al mismo tiempo podrán presumir de una gran diversidad informativa. Mientras tanto, ellos controlan la parte troncal del sistema mediático. En el siglo XX, la clave era restringir el flujo de información; ahora es inundar de información y mantener el control de una parte central del sistema. Es deprimente, pero funciona estupendamente.
– Sí que funciona, sí…
– Siempre digo a mis hijos que, si quieren tener una vida digna, deben resolver la cuestión de la información que consumimos. Si no, vendrá un desorden cultural y político enorme.
– Las cosas vistas desde la distancia son más fáciles de analizar?
– Sí y no. Como muchas cosas en la vida, es una mezcla. Tienes que palpar la realidad cultural de un lugar para poder entenderlo. En cuanto a Cataluña, yo he tenido la suerte de entrar y salir mucho del país en los últimos años. Creo que, viviendo a una cierta distancia, puedes abstraer mejor algunas cosas que los mismos catalanes no suelen tener presentes.
– Cómo es que un estadounidense se convierte en un experto sobre Cataluña?
– Por suerte y por pasión. He tenido mucha suerte con la carrera académica. Tuve unos maestros fantásticos, sobre todo el británico Jeffrey Williams, que tuvo una visión muy abierta de que podían ser los estudios hispánicos. Gracias a él, hice una tesis doctoral sobre las culturas ibéricas y, a raíz de una serie de casualidades, después me acercó a la cuestión catalana. Pero empecé a tener una relación más constante cuando mi universidad quiso que abriera un programa de estudios en Barcelona. Hablo de los últimos veinte años. No he vivido nunca en Cataluña de manera continuada, pero me siento como en casa. Esto es suerte…
– No únicamente suerte, habéis hablado de pasión.
– Sí, la pasión es muy importante. Precisamente, el movimiento soberanista proviene de unas pasiones, en el buen sentido de la palabra. Hoy, los poderes mediáticos quieren hacernos avergonzar de la pasión. Quieren que pensemos que siempre es algo destructiva. Es una de las constantes de su labor a favor de los poderosos. Nos quieren inducir a un sentimiento de impotencia. Y es que, sin la pasión, no somos nada en la vida. Es muy importante revalorizar la pasión positiva. En mi caso, yo no tengo ningún motivo para ser un experto sobre Cataluña. Yo era un chico estadounidense ignorante que no hablaba otro idioma que el mio hasta los veintidós dos años. Y aquí estoy. Es un orgullo, por un lado, pero por otro es una suerte. Sin el deseo de conocer gente diferente no habría podido dedicarme a esta profesión.
– Recuerda la primera vez que oyó hablar de Cataluña?
– La primera vez que vine fue haciendo un InterRail el año 1983. Pero entonces no entendí nada. Como muchos estadounidenses, no sabía nada de España, y menos de Cataluña.
– Y cuando hizo el cambio?
– Mi conciencia creció a finales de los ochenta, cuando tuve la suerte de ser un grumete de un barco que circunnavegaba la península Ibérica. En aquella época era profesor de primer grado de la hija de un estadounidense muy rico. Tenía un barco y, cuando decidió navegar por la península, me cogió de intérprete y grumete. Fue una experiencia maravillosa, pero curiosamente los profesores de mi doctorado no estaban de acuerdo, no lo entendían. Con frecuencia la academia es un ambiente que quiere imponer cánones muy rígidos de cómo es el conocimiento. Yo no he podido separar el deseo de tomar una cerveza y hablar de los estudios y los libros.
– Decís que en 1983, como la mayoría de estadounidenses, no sabíais nada de Cataluña. Ahora es diferente? Es cierto, lo que se dice que los últimos años se ha puesto a Cataluña en el mundo?
– Que han pasado mucho estadounidenses por aquí? Sí. Barcelona tiene una gran fama y todo el mundo piensa que es una ciudad en la que se vive muy bien. Ahora, lo conectamos con la idea del estado del bienestar o bien es cultural? Es muy difícil de saber. De hecho, ahora hay un nuevo fenómeno mundial: viajar para ver lo que has imaginado antes sin interesarte necesariamente por lo que encuentras una vez ya estás. La cultura de la autofoto es una muestra de ello. Tu egoísmo y la satisfacción de deseos es mucho más importante que tratar de aprender nada del lugar que visitas.
– Pero en el libro que acaba de publicar hay algunas entrevistas de algunas televisiones del año pasado… Hay más interés por lo que pasa aquí?
– Sí, pero tienes que mirar quien me entrevista. Son televisiones ‘malas’, como la RT de Rusia. Son televisiones importantes en el mundo, pero que según dirigentes occidentales son cuestionables. Son el enemigo designado. Su televisión es vista como algo que no es seria. Si te fijas, los medios estadounidenses no me suelen llamar, lo que demuestra muchas cosas. Normalmente, los estadounidenses padecemos del mal de la expertización. Un mal compartido con Cataluña, porque en el mundo occidental vamos así. Tenemos muchos periodistas que hablan de todo y del punto de vista de los poderosos que les pagan el sueldo. ¿Cómo puede ser que este señor del New York Times que ha escrito un libro sobre Cataluña no haya leído ningún periódico en catalán? Es una muestra de cómo se comportan los medios en la cuestión catalana.
– Qué futuro le veis, al independentismo? ¿Qué pasos vendrán?
– No tengo ni idea. Si la historia es nuestra guía, este será uno de los muchos intentos de los catalanes. Es como ha ocurrido tantas veces en la historia. Pero hay otros factores a tener en cuenta. Uno de los principales es la juventud, tu generación. Tiene una conciencia flexible de la catalanidad. Las nuevas generaciones son conscientes de que la identidad es algo negociable, que no es tan estable. Antes pensábamos que era algo sólido. Ahora todo puede cambiar, de la identidad sexual a la nacionalidad. Esto puede llevar problemas, pero, si podemos aplicarlo a la política, podemos extraer una parte positiva. Deberíamos poder hablar con jóvenes de Madrid, que también conocen este nuevo sentido de identidad, y quizás así podamos encontrar algún camino hacia una solución mucho más satisfactòria.
– Por lo tanto, confía en las nuevas generaciones?
– He de confiar en las nuevas generaciones. La nuestra ha dejado un panorama preocupante. La verdad es que culpo a mi generación de una cierta negligencia, sobre todo en los años ochenta y noventa. Nos convencimos de los atractivos del consumismo, pensábamos que todo se arreglaría solo y que podíamos aparcar la maquinaria del estado o de la política, que todo se resolvería automáticamente según el mercado. Era mentida.
– Sin embargo, esta gente joven en la que confíais son el modelo más claro de aquello que acabáis de criticar, el mundo de la autofoto…
– Sí, de eso, hablo mucho con mi hija, que tiene 26 años. Siempre nos preguntamos cuál será el alma de su generación. Será la desorientación continuada dentro del consumismo y las autofotos? O será una toma de conciencia a raíz del hecho que el mundo no os garantiza casi nada?
– Seguramente serán las dos cosas…
– Sí, pero habrá una que sera predominante. Y en mi opinión es importante que gane la toma de conciencia.
Fuente original: VilaWeb