Después de haber apartado a la presidenta reformista de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, ahora Washington se quiere deshacer de la presidenta reformista de Brasil, Dilma Rousseff.

Washington utilizó a un juez federal para ordenar que Argentina sacrificara su programa de reestructuración de la deuda con el fin de pagar a fondos buitres de Estados Unidos el valor total de los bonos argentinos impagados que los fondos buitres habían comprado por unos pocos centavos de dólar. (http://www.theguardian.com/world/2014/jun/27/us-vulture-funds-argentina-bankruptcy). Estos buitres fueron llamados «acreedores» que habían hecho «préstamos» sin tener en cuenta el hecho de que no eran acreedores y no habían hecho préstamos. Eran oportunistas detrás de dinero fácil y fueron utilizados por Washington para deshacerse de un gobierno reformista.

La presidenta Kirchner resistió y, por tanto, tenía que irse. Washington se inventó la historia que Kirchner había encubierto un presunto atentado iraní en Buenos Aires en 1994. Esta fantasía inverosímil, porque no hay evidencia de la participación iraní, fue introducida por uno de los agentes de Washington en la oficina del fiscal del estado, y un acontecimiento dudoso de hace 22 años se utilizó para sacar a Kirchner del camino de saqueo estadounidense de Argentina.

En Brasil, Washington ha utilizado insinuaciones de corrupción para conseguir que la presidenta Rousseff fuera acusada por la cámara baja. Las pruebas no son necesarias, con acusaciones basta. No es muy diferente de las «armas nucleares iraníes», las «armas de destrucción masiva» de Saddam Hussein o «el uso de armas químicas,» de al-Ásad, o en el caso de Rousseff meras insinuaciones. El secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, ha tomado nota de que Rousseff «no ha sido acusada de nada». Las elites respaldadas por los estadounidenses simplemente están utilizando el juicio político para echar a una presidenta a la que no pueden derrotar electoralmente.

En resumen, se trata del movimiento de Washington contra los BRICS. Washington se está moviendo para hacer subir al poder a un partido de derecha que Washington controla para poner fin a las crecientes relaciones de Brasil con China y Rusia.

La gran ironía es que el proceso de destitución está presidido por el portavoz corrupto de la cámara baja, Eduardo Cunha, del que se ha descubierto recientemente que ha guardado millones de dólares en cuentas bancarias secretas en Suiza (quizás el soborno de Washington) y que mintió bajo juramento cuando negó tener cuentas bancarias en el extranjero. Se puede leer la historia sórdida aquí: http://www.globalresearch.ca/us-complicity-after-vote-to-remove-brazils-president-key-opposition-figure-holds-meetings-in-washington/5521059

Los «crímenes» de Kirchner y Rousseff son sus esfuerzos para que los gobiernos de Argentina y Brasil representen a los pueblos de Argentina y Brasil en lugar de a las élites y Wall Street. Para Washington esto son ofensas graves ya que Washington utiliza a las elites para controlar los países de América del Sur. Siempre que los latinoamericanos eligen un gobierno que los representa, Washington derroca al gobierno o asesina al presidente.

Washington está cerca de devolver a Venezuela el control de la élite española aliada con Washington (http://sjlendman.blogspot.com/2016/04/new-coup-plot-hatched-in-venezuela.html). Los presidentes de Ecuador y Bolivia también están en el punto de mira. Una de las razones por las que Washington no permitirá que su perro faldero británico cumpla con el asilo concedido por Ecuador a Julian Assange es que Washington espera volver a tener su propio agente como presidente de Ecuador, que llegado el momento derogue el asilo de Assange.

Washington siempre ha bloqueado la reforma en América Latina. Los pueblos de América Latina seguirán siendo siervos estadounidenses hasta que elijan a los gobiernos por mayorías suficientemente amplias para que puedan exiliar a las élites traidoras, cerrar las embajadas de Estados Unidos y expulsar a todas las corporaciones estadounidenses. Todos los países de América Latina que tienen una presencia estadounidense no tienen otro futuro que la servidumbre.