Es interesante observar que la semana antes de la Semana Santa, alrededor del Domingo de Ramos para ser exactos, entraron y arrestaron a la fuerza a Julian Assange. Poco tiempo antes, el gobierno estadounidense volvió a detener a Chelsea Manning. Se le dijo que «confesara» e implicara a Assange en su publicación de algunas («transmisiones secretas») que amenazaban la «seguridad nacional». Déjenme ver. ¿Os referís a la revelación de Manning en 2007 del video de 39 minutos de personal militar estadounidense jugando a un videojuego de la vida real con la masacre de un grupo de civiles iraquíes desarmados y no amenazadores (incluyendo a dos periodistas de Reuters) desde su ‘asesino’ helicóptero apache? Le dio la película a  Assange de Wikileaks y poco después todo el planeta pudo ver cuán criminalmente loca e inmoral era nuestra ocupación de Irak. Amigos, esa es la esencia del contenido de esta triste comedia negra en la que Manning, Assange e incluso Snowden se han convertido en jugadores. Este escritor nunca ha disfrutado de «comedias negras» en el cine, y ahora sé por qué: Nunca son, para mí, realmente divertidas!

Suponemos que nuestras escuelas secundarias e incluso universidades no enfatizan lo suficiente, en cualesquiera materia en el que esto se incluya, tanto en la necesidad como en el deber de informar sobre las injusticias. ¿Imagínense si los denunciantes pudiesen haber informado a la gente (y al mundo) sobre el hecho de que el incidente del Golfo de Tonkin fue causado por nuestro gobierno, y no tuvo absolutamente nada que ver con los vietnamitas del norte? Quizás, tal vez, solo tal vez, eso podría haber hecho retroceder la agenda de los generadores de guerra del imperio. Ahora, imaginad esto por un momento: si se hubiera hecho caso a denunciantes como Scott Ritter, ex inspector de armas de la ONU, y a su jefe Hans Blix, que en realidad dijo a todos los que le escuchaban que no podían encontrar, o que creían que no existían, armas de destrucción masiva en manos de Irak en 2002… la invasión de ese país podría no haber ocurrido nunca. Si se tiene en cuenta toda esta gran cantidad de hechos de dominio público que existían y que fueron pasados por alto por los medios de comunicación convencionales de Estados Unidos y el Reino Unido, por qué pasó? Bueno, como Groucho Marx en la película «Sopa de ganso», cuando se aprovecha un desprecio inofensivo del ministro de una nación adversaria para gritar «¡Esto significa guerra!”.  La camarilla Bush/Cheney hizo precisamente eso, como Chomsky y Herman explican el proceso en su libro de 1988 Manufacturing Consent. Con unos medios de comunicación en su mayoría conformes (excepto los periódicos Mcclatchy), esos gángsters mataron a otro gángster y desencadenaron una cadena de maldad que sigue existiendo hoy en día en Oriente Próximo. ¡Si Wikileaks hubiera estado activa entonces!

Aquí está el punto débil de todo esto: demasiados de nuestros maravillosos amigos y vecinos, en su mayoría personas de buena conciencia, han perdido su brújula moral. Sabemos cuán ‘estúpida’ se ha vuelto nuestra nación con el tiempo. Tristemente, mucha gente buena todavía cree en los «cuentos de hadas» que les presentan las llamadas noticias, tanto de los medios digítales como de los impresos. Así es como los ya mencionados Lyndon B. Johnson y Bush/Cheney nos metieron dos veces en guerras falsas. Por supuesto, podemos remontarnos a todo el escándalo de Irán Contra, el lío de Noriega/Panamá y la guerra “televisada» de un día de Granada. Una vez más, tuvimos denunciantes como el difunto Robert Parry y el difunto Gary Webb durante esos tiempos, pero teniendo un Wikileaks, con la capacidad de transmitir “crímenes y planes criminales” a través del éter a la velocidad de la luz, aquellos que están detrás de tales acciones podrían (y deberían) ser considerados responsables.

Cuando la gente deja de cuestionar la autoridad, la autoridad gana… casi siempre para mal y no para bien. En este tiempo de Semana Santa todos debemos recordar que sin denunciantes y sin hombres y mujeres de justicia, regresamos a la jungla de la ignorancia y la codicia. ¿No habló Jesús de Nazaret a favor de la verdad y la justicia? Lo crucificaron NO por querer tomar el poder, sino por señalar los males de la sociedad y de su propia religión en aquel momento. ¿No han hecho lo mismo Chelsea Manning, Julian Assange y Eric Snowden? Si nos sentamos y olvidamos el bien esencial de estas tres personas y no hacermos ni decimos nada, se parecerá a la vieja broma del Domingo de Pascua:

En la mañana de Pascua, María Magdalena va a la habitación donde se esconden los 11 apóstoles que quedan. «Amigos, tengo buenas y malas noticias para vosotros. La buena noticia es que el maestro ha resucitado como dijo que lo haría. La mala noticia es que quiere saber qué os ha pasado a vosotros».

Philip A. Farruggio es editor y colaborador de The Greanville Post. También publica frecuentemente en Global Research, Nation of Change, World News Trust y Off Guardian. Desde la debacle de las elecciones del 2000, Philip ha escrito más de 300 artículos sobre el Imperio Industrial-Militar y otras facetas de la vida en unos Estados Unidos al revés. También es el presentador del programa de radio ‘It’s the Empire… Stupid’, coproducido por Chuck Gregory. Puede comunicarse con Philip en paf1222@bellsouth.net.

Fuente: Global Research